-Sasuke-kun?...- Pregunto aturdida después de mirar bien al chico que estaba allí.
-Sakura, soy yo.- respondió Sasuke agachandose a su altura.
-¿Que hago aquí?- pregunto tratando de recordar porque estaba alli y no en su casa.
-Ehh, veras...- Sasuke no sabía como explicarle la situación, escucho un golpe sordo, giro hacia el lugar de donde provino el ruido y vio un gato en el patio. Cuando volvió a girar para mirar a Sakura ella ya no estaba.
-¡mierda!- vio la puerta principal y salió en su búsqueda.
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-Quien es usted?- pregunto aturdida mirando al hombre de pelo largo que la llevaba en sus brazos.
-Soy Madara, te prometí que vendría por ti.
-¿Que?- ella ni siquiera sabia quien era ese hombre.
-Veras, esta no es mí época, viajaremos por el tiempo que te parece?
Sakura lo miro asombrada.
-¿En serio?-
-Si, suena genial no?- Madara sonrió de costado, su plan estaba saliendo a la perfección.
-y Sasuke?- pregunto ahora y logro irritar a Madara.
-Sasuke tiene que quedarse aquí, esta casado.
-¡¿Que?!- chillo Sakura.
-Con quien?- pregunto ahora tratando de no llorar.
-Mmm, creo que es una chica de su clan...
Miro el rostro afligido de la pelirosa y se sintió mal por un segundo, pero con el tiempo ella sería feliz nuevamente.
Llego a un descampado donde en el suelo se encontraba unos grandes sellos que formaban parte del portal por el que viajarían.
-Bueno, estamos aquí...
Bajo a Sakura y tomo de su mano para caminar al medio del portal, hizo unas señas con sus manos, pero en el momento que iba a terminar alguien arrebato a Sakura de su lado.
Se percato tan tarde que lo unico que pudo ver fue el rostro enfurecido de Sasuke Uchiha, y como tomaba en brazos a Sakura pequeña.
Gruño para sus adentros, en unos segundos ya habia desaparecido del actual Konoha y se encontraba tirado en el piso del clan de su época.
-Madara!- grito Hashirama cuando lo vio.
-Donde te habias metido maldito bastardo!- le dio un golpe en su cabeza cuando este se pudo sentar.
-Estaba... Dando un paseo.- murmuro.
-Dios santo, he necesitado de ti todo este tiempo. Ahora que estás aquí vamos a la torre, tengo que presentarte a alguien.
-En otra vida será Sakura...
---Madara estaba paralizado, esa persona era claramente igual a Sakura Haruno.
-Ella es Haruno-san es una sacerdotisa aprendiz de Mito, espero que puedas mostrarle la aldea y ayudarle en todo lo que necesite.
Madara no pudo articular palabra, solo asintió aun con su mandíbula por el piso.
-Es un placer Madara-san, espero que podamos llevarnos bien...
-S-i...-
-Bien, que tengan buen dia!
Madara salio detrás de la mujer mirándola atento, luego de caminar por la aldea y mostrar gran parte de esta el se animó a preguntar lo que tanto ansiaba saber.
-Eres tu Sakura?
La mujer se dio vuelta y lo miro por un segundo, solo sonrió cerrando sus ojos.
El la abrazo sin pensarlo, no sabia si era realmente ella, pero su esencia era la misma.
---Actualidad---
-Sarada-chan vas a llegar tarde!
Grito Sakura desde el piso de abajo.
-Mama! El
está durmiendo en la habitación de huéspedes...
Sakura alarmada corrio hacia arriba.
-Ve abajo.- le dijo a su hija y se acercó a la habitación.
-Sakura... Ha pasado un tiempo.- saludo con una mano aun acostado en la cama.
-Debe ser una maldita broma...
-¡Sakura Madara ha...- La voz de Sasuke que gritaba agitado mientras corría se cayó cuando vio a la persona en la cama.
-Esta vez si te mataré.
Sakura solo rodó sus ojos y comenzó a bajar las escaleras
Madara solo sonrió de costado.
-Ya encontre una Sakura en mi tiempo, no te preocupes.
Sasuke hervía de rabia, ese hombre estaba colmando su paciencia.
-Vuelve a tu tiempo, por décima vez. ¡Deja de venir aquí!
-Que insensible eres con un idol como yo, hoy en día no enseñan nada en las escuelas.
Gruño Madara levantándose de la cama.
-Por cierto, Sadara ha crecido fuerte muy her mo sa.- se rio luego de salir por la ventana.
-¡¿Acaso eres un pedófilo?! ¡La próxima si te mato!
Madara río y se acerco corriendo a Sakura la cual caminaba con un bolso de compras saliendo de su casa.
-Hasta pronto Sakura...- dicho eso le dio un corto beso en los labios y salió huyendo.
Sakura coloco su mano en su boca avergonzada.
-Shanaroo...- murmuro con medio sonrisa.
A su lado cruzo una brisa que casi la hace caer, su esposo corría como toro enfurecido detrás de Madara.
-¿Acaso no se cansan?- pregunto en murmuro, negó con la cabeza y continuó con su camino.