Hola lamento tanto la tardanza *le tiran con tomates*
Bien, he vuelto por fin. Tuve un tiempo largo de mudanzas y muchos cambios y ahora por fin me he instalado de nuevo. Gracias por esperar, espero que les guste este capítulo!
PD: escucharé a todos los que quieran una historia en especial (si me mandan una foto x mensaje mejor). Lo haré como pago de mi tardanza, jajaja.
---Shikamaru...- llamo por novena vez la pelirosa.
-¿Que quieres Sakura? Te escuche la primera vez.- respondió el perezosamente.
Sakura bufo, estaba aburrida de mirar las "estupendas" nubes y Shikamaru no mostraba intenciones de querer irse.
-Sabes, me voy.- ella se levantó y comenzó a caminar hasta la esquina del techo para saltar hacia el suelo.
-¿Qué?- Shikamaru se reincorporo y miro como ella caminaba a paso decidido.
-Que me voy, un rato es agradable, pero ya me he aburrido.- dicho eso salto hacia el suelo y Shikamaru volvió a acostarse en el suelo y observo las nubes.
-Mujer quisquillosa.- susurro.
Se quedó mirando las nubes un rato más, pero no había nada que pudiera hacerlo olvidar de aquella mujer que acababa de irse, la imaginaba en cada nube y sonreía como idiota, en cada ocasión que se percataba de sus bobadas se ponía serio e intentaba concentrarse en otras nubes.
"Esto es aburrido si ella no está" pensó perezosamente. Se había decidido a levantarse y salir a buscarla por la aldea.
Pero en el momento que se incorporó para irse se encontró con la mujer que le sacaba el sueño subiendo al techo con dos helados.
-Lamento haberme ido así, traje helado.- dijo ella apenada.
El sonrió felizmente.
-Estaba apunto de ir a buscarte, lamento aburrirte con mis pasatiempos extraños.
-No hay problema. A mi también me gusta hacerlo, pero no todo el día.- ambos se rieron, ella camino y se sentó a su lado, una leve brisa hizo que sus cabellos se alboroten.
Sakura le dió su helado y ambos comenzaron a tomarlo acompañados del silencio y las nubes pasando por sus cabezas.
-Gracias por volver.
Sakura se sonrojo y lo miro rápidamente.
Este se inclinó hacia ella y la beso.
Su corazón latía ferozmente, ella lograba provocar una y mil cosas en un solo día, nunca se habría imaginado en tal situación, se sentía un idiota enamorado, tal vez igual que el baka de Naruto.
Y de solo pensarlo se le revolvía la panza. Pero no podía hacer nada al respecto, la amaba, y tratar de ocultarlo era una idiotez.
-Shikamaru? ¿Ocurre algo?- pregunto ella notando como el quedaba absorto en sus pensamientos.
-No, nada.- se sonrojo y volvió a tomar su helado, ella lo miro extrañada no obstante también siguió tomando su helado, miro el cielo y las nubes se habían ido casi todas.
-Casi no hay nubes.- murmuró ella.
El miro el cielo y asintió con su cabeza, era verdad, las nubes se estaban yendo, entonces ellos deberían volver cada cual a su casa.
Se sintió triste, quería estar más tiempo con ella.
-¿Quieres ir a caminar?- pregunto mirándola de reojo, ella lo pensó mientras todavía miraba el cielo y giro a mirarlo. Asintió con una sonrisa.
El corazón de Shikamaru se había tranquilizado, no podía evitar sentir nervios de que ella se niegue.
Caminaron por la aldea tomados de las manos, Sakura le contaba sobre el hospital y el escuchaba atento, a pesar de que a veces se distraía con otra cosa.
-Bien, nos vemos mañana Shikamaru.- Sakura lo miro desde la puerta de su departamento.
-A mirar nubes?- pregunto el extrañado.
-Si, ¿porque?
Ella lo observo intrigada, el pensó un momento y respondió;
-Crei que te aburría.
Ella lo miro sorprendida para luego sonreír.
-Si es contigo, nada es aburrido.- el se sonrojo y miro hacia un costado.
-Esta bien, adiós Sakura.- estaba a punto de irse pero su novia lo jalo de la camisa y le dió un beso en los labios.
Shikamaru se sonrojo más aún de lo que estaba y vio a ella cubrirse el rostro después del beso.
-Lo siento! Hasta mañana.- se metió prácticamente corriendo al departamento y Shikamaru quedó perplejo.
Comenzó a caminar por la aldea atontado y con cara de idiota.
Ese beso lo había tomado por sorpresa, su corazón casi salía de su cuerpo.
Miro el cielo y agradeció la existencia de las nubes, podría verlas toda la vida, al lado de ella.