Capítulo 23

6K 383 128
                                    

Era un día muy frío, se podía apreciar como empezaban a caer los copos de nieve y la noche se estaba acercándo cada vez más.

Sehun junto con el día sentía como sí su vida se estuviera acabando, mientras veía alejarse a esa personita reilona y juguetona que le había enseñado que con poder ver su sonrisa, sentir sus caricias y hasta con solo su dulce mirada su vida podía ser hermosa.

Por su lado Luhan estaba observando al frente, sus ojos le mostraban el camino de vuelta a donde se había estado quedando estas semanas, era la misma vista de todos los días; sin embargo, su corazón no se sentía como todos los días, su mente se encontraba en un debate con su corazón. Todo en él deseaba que esas palabras frías que le había dicho a Sehun le hayan dolido aunque sea un poco, más en el fondo le dolía haberle dicho aquello, eran tantos sus sentimientos, contra lo que él creía correcto; que empezaba a molestarle.

La mirada de Luhan se perdió en un destello suave que soltaba la luz de aquel poste que se encontraba a unos metros de él. Inconcientemente frunció su ceño y fijo su vista en un punto que para sus ojos eran un total vacío a comparación de todo lo que le pasaba por dentro; se sentía indignado, odiaba como Sehun podía hacerle sentir tan inestable emocionalmente con su sola presencia.

Sehun no podía permitir que esas palabras le afectarán, no cuando él había ocasionado tanto, pero había sido al contrario, le había dolido, tanto que sentía como sí un cuchillo le traspasará su corazón, pues aunque le costara admitirlo, Luhan tenia razón. Su pequeño era muy independiente, había podido totalmente solo con su embarazo, por supuesto que nunca lo iban a necesitar, él nunca acepto a su bebé y mucho menos le dio a Luhan lo único que le pedía hacia su bebé y hacia él, que era que los amara. El castaño no le había pedido nunca con palabras y mucho menos exigido nada a Sehun, pero al pelinegro le bastaba con ver los ojitos suplicantes de Luhan para saber que lo único que necesitaba era su amor. Sehun había perdido muchas oportunidades, pero esta vez que tenía la oportunidad frente a sus ojos no se daría el lujo de perderla, no dudaría nunca otra vez, ya qué ahora él estaba más que seguro de lo mucho que amaba a Luhan, por lo que no lo dejaría ir, iba a pelear con todas sus fuerzas para recuperar a su pequeño y a su bebé.

De un momento a otro Luhan sintió su mirada como un remolino en dirección contraria que devolvía todo a su lugar y hacía que ese punto fijo donde tenía su mirada puesta desapareciera, volviendo de esa manera a sus sentidos, a la realidad, y su visión tanto como sus pensamientos recuperan la noción de las cosas; todo eso había sentido  cuando los largos brazos de Sehun lo rodearon de la parte superior de su torso y su espalda se unía sin dejar un milímetro de distancia al firme pecho del más alto.

-Te amo- dijo Sehun con su frente y la punta de su nariz apoyada en la cabellera de Luhan -y no es mentira. Luhan te amo, eres lo mejor que me a pasado- Sehun se sentía muy feliz, pues tener a su pequeño en sus brazos era lo que más había deseado -te extrañe mucho- dijo finalmente.

Luhan no podía aceptar lo que decía
Sehun, por más que su corazón actuará como de costumbre cuando el pelinegro se le acercaba o simplemente hablaba; Luhan no iba creerle, no podía creer que Sehun lo amara no cuando todas sus acciones y palabras pasadas mostraban lo contrario.

El castaño observaba con melancolía como la caída de los copos de nieve se intensificaban, Luhan pensó que aquel paisaje era como Sehun y él, desde el comienzo habían sido como una tormenta precipitada de nieve, que cubría hasta el mínimo espacio con blanca y pura nieve brindando así magia a su alrededor, pero no contaron que si esta tormenta era lo suficientemente intensa destrozaria todo a su alrededor, definitivamente ellos eran así, ahora todo estaba destrozado, no había vuelta atrás, su corazón estaba muy roto.

It's Okay... [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora