En el cinturón de asteroides que está en tu cintura choqué, perdí el control, no morí, pues encontré el milagro que está justo más abajo del hoyo negro de tu ombligo, me desvié hasta las lomas debajo de tu espalda, navegué por el mar de tu cabello, salté años luz en tu mirada, me perdí cientos de tiempos de paz por pelear a muerte con tus labios, perdí la carrera por detenerme a tomar tu mano, vomité pedazos de capullos, tú sabes lo que significa.
Me perdí en el bosque de tus ojos verdes, abrí la puerta más bendita, esa de calor inherente, esa que la llave no es cualquiera, abrí el garage y tú no tienes sólo viejas cosas, tú tienes una banda de chicos que hacen el mundo mejor con lo que piensan, tienes poesía en la poesía, carne en la carne, y la carne de angel está hecha de amor, y tú amor, tienes amor en la ceguera de los árboles cuando pasas, ahí lo guardas, amor las flores no te ven, los árboles tampoco, que indeleble fantasía tenerte de reina, que osadía no postrarme, que furia que te miren; amor tú tienes vida en la muerte de miles de vidas cuando te toco, tú eres la llave del lavabo, y yo soy el que se mete a bañar sin tentar el agua, amor tú eres el volcán en el que me doy a sacrificio, pequeña, eres tú, grande.
Eres conquista, eres religión sin diezmo, eres el papa que el vaticano de los corazones humanos necesita, tienes unos pies que te mueres si te pisan, y que no lo hacen, tú flotas, tienes un cuerpo de planeta, eres Saturno y yo soy uno de tus satélites, eres mi motivo, y yo soy tu bolígrafo, tu papel, y tus palabras, eres un te amo lanzado en el vacío, un te amo que fue callado por los gritos del reproche, te amo, y no me importa nada, amor, no me ames si no quieres, gáname en el ajedrez de este amor, yo te juego la partida eterna, no me toques si no quieres, sólo mira nuestro fuego, no necesitas hacerlo, amor no me mates, que ya estoy muerto por ti, amor, ya estoy muerto por ti, sólo quiero un beso, amor, en el cinturón de asteroides de tu cintura me perdí, dame suelo.
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Universo de Bolsillo.
PoetryElla tenía el universo en la mirada, la galaxia en las bragas, a Dios a sus pies, y me regaló un pedacito, mi propio universo de bolsillo...