-5- ¡Dios mío! ¿qué he hecho?

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Después de toda la mañana de compras al fin habíamos encontrado unos vestidos presentables.

El de Míriam era corto, de color granate, con escote halter y un trozo de su espalda baja al aire y el mío...

No estaba yo muy segura de que fuese apropiado para mi, pero mis hijos me dijeron que no fuese tonta, que estaba impresionante.

Era color maquillaje tirando un poco a rosa, con brillos aquí y allá, corto como hacía años que no me ponía yo un vestido, de tirantes finos y con un escote de vértigo delante y la espalda al aire.
Yo lo veía demasiado provocativo pero bueno, tampoco conocía a nadie podía ser un poco loca hoy.

Bajamos a comer y estuve escaneando el lugar por si veía a Norman y presentárselo a Míriam, pero no fue a comer

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Bajamos a comer y estuve escaneando el lugar por si veía a Norman y presentárselo a Míriam, pero no fue a comer.

Subimos a la habitación a dormir un poco ya que, a las seis teníamos la peluquería y la maquilladora, a las diez vendría el coche a buscarnos.

Eran las tres de la tarde y yo no había podido dormir nada, cada vez que cerraba los ojos veía unos azules rasgados que me miraban. Al final me levanté y bajé a la cafetería a tomar un café y leer el periódico o algo.

Cuando pasé por la recepción del hotel camino a la cafetería, me encontré con un pequeño tumulto.

Chicas gritando en la calle y un grupo esperando dentro del hotel, cómo iba pendiente de ver si era alguien famoso no me dí cuenta, me tropecé con una mochila y caí.

-¡Mierda!¿Quién coño deja una mochila en el puto medio? - Grité enfadada

-Perdón, perdón. No me dí cuenta perdón. -Me dijo alguien en inglés.

-!joder!¡Pues podías tener un poco de cuidado! -exclamé sin mirarle y bastante cabreada, el tipo tuvo suerte de que no conozco muchas palabrotas en inglés y me salieron la mayoría en español.

-¿Te has hecho daño? - Preguntó solícito tendiendome la mano para ayudarme a ponerme en pie porque, a todo ésto, yo seguía tirada en el suelo encima de la mochila y con el culo en pompa.

Levanté la vista y me encontré con un hombre con barba, con unos preciosos ojos azules y un bonito acento británico. Y con gorra. ¿Por qué éstos guiris van siempre con gorra?  Ni que tuvieran quince años.

-No, no me duele nada. Sólo mi orgullo, de caerme aquí delante de tanta gente - Contesté completamente avergonzaba.

-Ni que ninguno de éstos se hubiese caído nunca - habló al tiempo que reía levemente. -Lo siento me tengo que ir, me están esperando - explicó mirando hacia la puerta.

-Pues cuidado con las hordas de ahí fuera - Le avisé
-¿Cómo? -Se dió la vuelta para mirarme sorprendido.

-Las chicas de ahí fuera, debe haber algún famoso en el hotel. -Expliqué al tiempo que señalaba y me dirigía a la cafetería.

Despertando De Un Sueño ||Norman Reedus||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora