CAPITULO 27

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-¿Y no le preguntaste por tu amigo? –Me reclama Thompson bebiendo el contenido de algunas bosas de sangre que le consiguió Royner. No averigüé de dónde las sacó, prefería permanecer ajeno a esta información.

-No es como si hubiera podido sentarme a charlar amenamente con ella, con su madre merodeando. –Contesté molesto.

-Estamos como al principio chico.

-Eso no es cierto, le acabo de mensajear a Abba, le pedí que llevara su celular y mantener el GPS conectado para rastrearla.

-Claro, genial idea, no hay cobertura en esas montañas ¿Pensaste en eso? –Proclama Thom con sarcasmo.

-A veces resultas ser tan irritante.
–Saqué de una gaveta una Tablet.

-¿Qué demonios es eso?

-Es del alemán, era un amante de las aves, investigué un poco sobre él, colocaba censores donde ubicaba nidos, imagino que para estudiar su hábitat, con esto los localizaba. Logré modificar el software, ahora detecta la señal del celular de Abba, funciona como un radar, por más profundo que se encuentre en el bosque, la encontraremos.

-El chico es listo. –Me alaba Royner que hasta ese momento, permanecía en silencio. –Dale crédito.

-Suerte de principiante. –Thom se cruza de brazos, cuando le suena el celular. Al reconocer el número su rostro cambió. –Hola Rose.

Con este saludo, supe de inmediato quién lo llamaba, Roy y yo intercambiamos una mirada y le dimos privacidad. Salimos de la cabaña, el cielo grisáceo, formaba torbellinos de nubes negras, los relámpagos resplandecían cortando el firmamento como cuchillas brillantes. La neblina se abrió paso, llegando incluso a la altura de las rodillas, el día se volvió noche y supimos que el momento se aproximaba.

Mi celular timbrando nos sacó de nuestra contemplación, contesté, es un número fijo.

-Señor Jennings. –Una voz de mujer intentó indentificarme.

-Sí, soy yo.

-Le hablamos de la clínica, la señora Stevenson acaba de dar a luz, ella nos pidió que le comunicáramos.

En el fondo, se escucha el llanto de un bebé resonando con fuerza, la piel se me puso de gallina, es la señal que esperábamos.

-Gracias, ¿Todo salió bien?

-Sí, no pudimos postergar más la cesárea, pobre mujer, sin su esposo para apoyarla. Ahora duerme, tiene suficiente sedante en su organismo para que descanse hasta mañana.

Me sentí un poco mal, yo debí estar ella y le fallé.

-Entiendo, iré a verla apenas tenga oportunidad.

-Bien, adiós señor Jennings.

-Adiós.

-James mira. –Royner señala la luna, su color perlado fue sustituido por borgoña, incluso su aro lucia rojizo.

-Ha llegado la hora. –La voz de Thompson nos hace voltear.

-¿Qué haces de pie? –Lo regaño.

-Hierba mala nunca muere, no lo olvides muchacho. Hace sonar las vértebras de su cuello.

La pantalla del celular se encendió, es un mensaje de Abba: -"Vamos de camino". Mi corazón se agitó como si se tratase de una barcaza en una tormenta. Lanzé el celular a Royner que lo ataja en el aire, mientras me devolvía a la cabaña por la Tablet.

-Sin armas, ni refuerzos, como novillos al matadero. –Agrega Thom con su característico humor negro.

-Hay que tener un poco de fe.
–Miro con el rabillo del ojo a Roy, quién sonríe.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora