CAPITULO 4

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El teléfono timbró una sola vez y aquella voz cantarina me contestó agitada como si hubiera corrido para tomar el celular.

-Hola Abba. –La saludé.

-Hola James. –Respondió con una risilla nerviosa.

-No te pregunté ayer donde vivías.

-Oh eso no es problema, ¿Tienes donde anotar?

-Dame un minuto. –Busqué una libreta y un lápiz y apunté mientras ella me dictaba la dirección.

-¿A qué hora quieres que te recoja?

-En realidad no estoy haciendo nada. –Era obvio que insinuaba que podía ir en cualquier momento.

-Bien, voy saliendo. –Le avisé.

-Te espero. –Pude notar la ansiedad en su tono.

-Señora Wolf. –La busqué pero parecía que no se encontraba, al regresar a la cocina encontré una nota pegada al refrigerador con un imán: "Fui al pueblo por víveres". La hubiera acompañado, tenía una vieja camioneta, fue una de las primeras cosas que me pidió revisar, aunque logré arreglar el desperfecto, por su edad, no me gustaba que viajara sola.

En el granero también había una motocicleta abandonada, una Harley, la señora Wolf me comentó que perteneció a su hijo, era soldado, lo mandaron a Irak y jamás regresó, tenía veintidos años cuando murió, me dijo que podía darle un mejor uso, era hermosa, de color negro, decorado el tanque con llamas naranja y rojo, a pesar de pasar tanto tiempo cubierta por esa manta, arrancó sin problema, me enamoré de ella de inmediato.

No tardé más de cinco minutos en llegar donde vivía Abba, Han se encontraba encerando una pick up roja, el sonido de la moto lo hizo voltear. Bajé y me acerqué a él, era estúpido pero me sentía inquieto, Abba despertaba en mí emociones que me desconcertaban, la imagen de Annia se desvanecía poco a poco, y otro dato curioso es la ausencia de aquel vacío, ya no dolía pensar en ella. Tenía una loca teoría, pero antes de confirmarla debía comprobarlo, aunque me encontraba 99.9% que ésa era mi realidad.

-Hola James, bonita motocicleta.
–Me saludó

-Gracias. –La volví a ver admirándola una vez más.

-Escuché que estás viviendo con la señora Wolf. –Vaya que las noticias corrían de prisa en este pueblo, tan solo ayer por la tarde me había mudado y no le había dicho a nadie al respecto.

-Sí, le alquilo el sótano.

-¿Y esa moto es la de James me imagino?

-Perdón. –Lo miré sin entender.

-Su hijo, se llamaba James, no te contó.

Moví la cabeza negando, ciertamente desconcertado.

-Era un bueno chico, es una lástima que muriera tan joven.

Abba sale de la casa con unos jeans negros, botas de montaña cafés, una blusa blanca y una chaqueta gruesa en color azul con gorro. Traía el cabello suelto, me sonrió a sus anchas y un pequeño rubor se dispersó en sus mejillas.

-¿A dónde irán? –Quiso saber Han.

Cuando iba a contestar ella se apresuró a agregar: -Lo llevaré a las ruinas.

-Oh, está bien pero tengan cuidado, aún anda por ahí ese animal suelto.

-Lo tendremos. –Respondió ella tocando un dije que antes no había notado. Lo traía colgando en un cordón negro, era ovalado, lo reconocí de inmediato, una amatista, su color violeta contrastaba con su blanca piel.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora