CAPITULO 7

7.1K 759 111
                                    

Cuando llegué a casa de la señora Wolf, algo no estaba bien. Bajé de la moto para inspeccionar, encontré enormes pisadas merodeando los alrededores, no eran de ningún animal, tampoco del recién convertido, eran de él, del licántropo. Temí por la señora Wolf y rodee la casa, llegando por detrás. Entre temiendo lo peor, pero el olor a café me recibió, sintiendo un gran alivio.

La señora Wolf freía unos huevos. –Buenos días. –La saludé, ella se volteó despacio y me sonrió, pero su rostro reflejaba algo más que la falsa tranquilidad que pretendía mostrar, podía distinguir la preocupación, y sentí un poco de culpa.

-Lo lamento, ayer me atrapó la lluvia donde Han, me pidieron que me quedara con ellos, quería avisar pero sé que no cuenta con teléfono.

-Sí, lo sé, me alegro que estés bien.

-¿Puedo preguntar por qué?
–Frunzo el ceño.

-Te refieres a ¿Por qué no tengo teléfono?

-Sí, ni televisor, ni radio, ni nada que tenga que ver con tecnología, es extraño.

Ella sonrió con amargura, sus cansados ojos se posaron en mí, cristalinos. Toque un tema prohibido, algo que la incomodaba y la hacía sufrir.

-No tiene que decirme, perdone la intromisión. –Me disculpé.

-No te preocupes ¿Ya desayunaste?

-Sí, en casa de Han.

-Oh, bueno, doble comida para mí en ese caso.

Vertió los huevos en un plato y se sentó con unas tostadas, su mano quedó inmóvil alrededor de la taza humeante de café, pero no probó bocado.

-Señora Wolf, si dije algo que le molestara, no era mi intención.

-No es eso. –Su voz pausada y suave, se escuchó como un murmullo. –Cuando mi James murió, una parte de mí también lo hizo con él. Mi pena era tanta que decidí alejarme del mundo, aislarme, no quería saber nada, solo deseaba estar sola con su recuerdo. Por eso vendí todo, para pasar desapercibida a los eventos externos, para llorar mi pérdida en paz.

-Si es así, ¿Por qué poner a la renta el sótano?

-Porque después de un tiempo te llegas a sentir sola. Sin embargo, a cada persona que vino le dije que no, pero al verte, me lo recordaste tanto, y cuando mencionaste como te llamabas, algo en mí se rompió, es como si mi James regresara de alguna forma, y me siento bien en tu compañía.

Sabía perfectamente lo que sentía, creo que ambos éramos piezas dañadas que se compenetraban y formaban una sola. Supe que no era casualidad haber llegado ahí, ella me necesitaba, como yo a ella. Tomé su mano por encima de la mesa y le sonreí. Unas traviesas lágrimas se precipitaron por su arrugado rostro, con la mano libre, las limpié.

-Ya no está sola. –Le afirmé.

La señora Wolf me sonrió y tomó un sorbo de su café, después de eso, comenzó a comer y pude notar como su humor cambió, se veía radiante, y me alegraba saber que yo era el motivo.

Salí a inspeccionar hacia donde se dirigían las pisadas, se adentraban en el bosque. Caminé por largo rato, me extrañó que no tuviera cuidado de borrar su rastro, de repente las huellas fueron humanas, deduje que en este punto, se transformó en humano. Las seguí hasta una quebrada, el agua fluía abundante,  por las fuertes lluvias de ayer.

Una vez más, se desvaneció en el aire, miré al otro lado, pero no indicaba indicios de haber cruzado. Sospeche que continúo caminando por el riachuelo para despistar. Me aventuré río abajo, pronto sería luna llena, por lo que debía darme prisa de encontrar al convertido. Ya había asesinado personas, pero debido a su estado de cambio, no lo recordaba. Requería llegar a él para ayudarlo a sobrellevar su naturaleza lobuna y explicarle lo que era, ya que su cuerpo sufría la metamorfosis, sin tener claro, qué le estaba ocurriendo.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora