Ahora no me molestaron tanto. Nadie me metió el píe ni arrancaron mis hojas.
Creo que el ser parte de Sandra y Miranda está dando sus frutos.
Hablando de ellas. Vengo de casa de Miranda, fue bastante bueno, aunque al igual que el día de ayer me mandan a hacer todo, pero no importa. No quiero echar a perder las primeras amigas que conseguí en preparatoria.
Miranda se dio cuenta de algo que yo me he encargado de ocultar durante todo el año.
Se dio cuenta que gusto de Alan. Ambas me alentaban a que diera el primer paso y me le declarara. Me daban ánimos diciendo que él de vez en cuando me miraba o preguntaba por mi.
Mis piernas temblaron como gelatina. Me es imposible creer que una persona como él se fijaría en alguien como yo.
Y es que, tan sólo mirarlo con su guitarra entre sus manos, tocando melodías que llegan al alma, hace que mi corazón esté a punto de salirse de mi pecho.
No sé que hacer. Creo que no haré nada, prefiero evitarme más humillaciones -si es posible que me humillen más-.
Sandra me trajo a casa, en el camino nos encontramos con unos compañeros del colegio, fueron tres para ser exactos. Hablaban con Sandra, mientras que yo, sólo estaba ahí. Nadie me saludó ni se dio cuenta de mi presencia.
Pero no es nada nuevo. Ya estoy acostumbrada.
Motivo número tres para quitarme la vida: Si muero, probablemente nadie lo notaría.
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CUARENTA DÍAS.
Short StoryTodo tiene un fin, y el mío, llegará más pronto de lo que te imaginas. Una vez me dijeron, que era de cobardes arrancarse la vida. Pero yo no creo en eso. Cada persona que dio el paso mortal, fue porque tuvo sus motivos. Yo tengo, cuarenta motivos...