Capítulo 4.

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Me encuentro en un punto en el cual no sé que es peor

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Me encuentro en un punto en el cual no sé que es peor. Si ir a la escuela o regresar a casa.

Tan sólo pongo un pie en casa y prefiero largarme lejos. Los gritos pueden escucharse a metros de mi hogar.

Papá borracho, que novedad. (Nótese el sarcasmo) cuando papá está en esas condiciones, se pone muy agresivo conmigo y mi madre, gracias al alcohol le ha levantado la mano a mamá, jamás ha pasado de eso y en verdad espero que jamás llegue a esos extremos.

Aún así no logro entender, ¿cómo es que mi mamá permite eso?

Ahora al llegar, miré a mi madre tendida en el piso llorando y recogiendo trozos de vidrio roto. Creo que eran platos.

-¿Qué sucedió? -cuestioné intrigada, dejando mi mochila de lado para sentarme con ella.

- No fue nada Andrea, ve a tu habitación. -Trataba de mantenerse fuerte, lo sabía.

- Tú ve a tu habitación mamá, yo me encargo de esto. -Intenté darle apoyo. Tomé su mano y le ayudé a levantarse del piso. Ella me sonrió y tomó mi mejilla en un gesto maternal y se dirigió a su habitación. Pude ver como trataba de limpiarse algunas lágrimas.

Después de ese suceso, de lo cual seguía con la intriga de saber qué rayos había pasado, fui a mi habitación igualmente.

Pasé por la habitación de mi madre, sus sollozos eran imposible pasarlos a desapercibidos. No intenté entrar, ya habría momento para hablar con ella.

Papá sale del baño, y es ahí cuando mi mente logra captar o hacerse una idea de los sucesos. Él tuvo algo que ver.

Me odio por ser tan cobarde y no hacerle frente. Me odio por ser débil. Porque juro que sí iba a defender a mamá. Que preguntaría que sucedió, pero al ver a mi padre borracho, con sus puños ensangrentados, y su mirada hecha furia, simplemente... no pude.

Lo esquivé y me fui a mi cuarto. No quería problemas, al fin de cuentas, él es el hombre de la casa, y según nuestra crianza, nosotras por ser mujeres debemos soportar esto.

Y no saben cuanto odio ésta maldita costumbre.

Motivo número cuatro para matarme: Soy terriblemente débil.

CUARENTA DÍAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora