Capítulo: 33.

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- Nos alegra que te encuentres mejor

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- Nos alegra que te encuentres mejor. -Dice Miranda tomando mi mano. Miro a mi al rededor, y ahí están: Sandra, Miranda, y Josh.

- Gracias por preocuparse -contesto con sinceridad.

- Alan es un completo estúpido, es decir ya sabía que lo era, pero no me imaginé que tanto -murmura Sandra con fastidio.

- Ya, mejor no hablemos de eso, -interrumpe Miranda -¿cómo te sientes? -contenta me pregunta, y no puedo dejar pasar la enorme sonrisa que en su rostro se forma al vernos a Josh a mi tomados de la mano.

- Pareciera que no me pasó nada -dedico una sonrisa.

- ¿Estás de broma, cierto? -interrumpe Josh -es decir, caí de un árbol por buscarte.

Miranda suelta una risa a lo que Josh le lanza una mirada fulminante. Sandra intenta ocultar una sonrisa, pero lo evita jugando con un mechón de su cabello.

- Debiste haberlo visto. El atropellado parecía él -Suelta entre risas Miranda.

Me estoy sintiendo muy bien al verme rodeada de personas que se preocupan por mi. Sandra, como siempre continúa un poco aislada conmigo, pero supongo que eso ya es carácter de ella; el hecho que esté aquí en el hospital, conmigo, quiere decir que siente aprecio por mi.

Toco el brazo de Josh, ya que se encuentra distraído peleando con Miranda, al sentir mi tacto voltea hacia mi, y me regala una vez más, una de sus bellas sonrisas.

- ¿Qué pasa, amor? -mis ojos se abren por la impresión de sus palabras y él lo nota, pues sus mejillas ahora parecían tomates.

- N-no, Y-yo, no quise decir eso, es que, bueno, se me salió decirlo. No, no es no, Y-yo, tú lo soñaste, sí eso es, yo no dije nada.

Tartamudea nervioso, su cara es un poema en estos momentos, yo sólo sonrió un poco, esa escena me parece tan tierna, y para evitar que siga sufriendo y explote de lo rojo que está, me acerco a besar su nariz y susurro:

- Amor, me parece bien. -Parece relajarse un poco con mis palabras.

- Lo siento, es sólo que me puse nervioso. -Rasca su cabeza mientras al mismo tiempo acomoda sus gafas. Sí, está nervioso.

- No te disculpes, me pareció lindo. -Siento como mis mejillas se encienden, bajo mi cabeza para que él no lo note, pero él levanta mi barbilla y me mira a los ojos.

- Te lo diré, cuando seamos novios.

- ¿No lo somos? -pregunto confundida, pero al ver como sonríe divertido, me arrepiento de preguntar eso.

- Es lo que más quisiera, pero prefiero declararme en un mejor lugar, ¿sabes? -dice volteando a su al rededor y entiendo a lo que se refiere.

Sonrió y beso su mejilla. Me siento tan feliz a lado de él. En estos momentos, las dos chicas que permanecían con nosotros, vuelan a otro plano, pues al mirarlo siento que sólo estamos nosotros dos.

- Si quieres nos vamos -levanta sus manos Miranda divertida, a lo que Sandra intenta contener una risa.

- No, está bien -contesto penosa -¿han sabido algo de mi mamá? -Sé que se encuentra en éste hospital, y me siento muy egoísta al apenas pensar en ella. Quiero verla.

- Pregunté por ella -habla Josh - aún no sale del coma, pero tampoco ha empeorado. Pero ya sabes, mientras haya vida hay esperanza. -aprieta mi mano brindandome apoyo.

- Quiero verla.

- ¿Crees poder hacerlo? -Sandra pregunta preocupada, a lo que yo sólo asiento.

- Entonces iré a preguntar si puedes -Se ofrece amablemente Miranda -acompañame Sandra.

- ¿Por qué no van tú y Josh? Quiero hablar con Andrea.

Miranda y Josh me miran buscando mi aceptación, a lo que yo afirmo.

- Bien, entonces en un momento venimos por ti. -Besa mi frente Josh, y sigue a Miranda fuera de la habitación.

- ¿Qué sucede? -cuestiono.

- Quiero disculparme por no haber sido la mejor de las amigas -desliza su mano sobre la sábana de la cama -te traté mal por algo de lo que tú no tienes la culpa.

- Tranquila, sé que tal vez tu manera de ser es así y yo debo aceptarlo...

- No, yo no soy así, sólo lo fui contigo -sus mirada penetró mis ojos, guardé silencio esperando que continuara.

- Te tuve celos -observé como intentaba continuar, entendía que era difícil para ella -te miré feliz con Alan, y...

- ¿Él te gustaba?

- Fuimos novios unos meses atrás. Las cosas no terminaron nada bien entre nosotros y al ver que a ti te gustaba, sentí celos. Por eso invente que el gustaba de ti. Quería ilusiónarte. -me mira, como si esperara a que le soltara mil groserías y reclamos, pero eso no sucederá.

- ¿Tú que ganabas con esto? -fue lo primero que se me vino a la mente.

- En ese momento, creí que sería la satisfacción de no haber sido la única usada por él. -Suelta risa amarga -Que estúpida.

- ¿Cómo que usada por él? -La curiosidad me dominaba. Y creo tener una idea a lo que se refiere.

- Perdí mi virginidad con Alan, me enamoré perdidamente, y bueno, al día siguiente terminó conmigo.

Guardé silencio. Sé exactamente a lo que se refiere. Con el último inconveniente de que yo no me entregué a él.

- En fin -limpia rápido una lágrima que sale a la luz - de verdad, espero poder tener tú perdón.

Toma asiento enseguida de mi, y entiendo que haya sido quizá un intento de querer sentirse mejor consigo misma, aunque claro no fue de la mejor manera. Tomo su mano y ella voltea a verme con su entrecejo fruncido.

-Eso ya quedó atrás. -Ella sonríe ampliamente y asiente con su cabeza.

- Hay otra cosa que debo contarte también. -Su semblante se vuelve serio, y se aparta un poco de mi.

- Dime.

- ¿Sabes lo de Miranda verdad? Ya sabes, la bulimia. -Sus ojos están muy abiertos y noto preocupación en ellos.

Asiento energéticamente, esperando que continúe.

- Ella me contó su problema hace unos días, me confesó que se haría unos análisis.

- ¿Sí se los hizo? -interrumpo impaciente.

Sandra sólo asiente, y noto como sus ojos se cristalizan.
Los disimula volteando hacia otro lado de la habitación, pero es tarde. Ya me di cuenta que comienza a llorar.

- Los resultados se los dieron ayer -habla rápidamente, es imposible que intente contener sus lágrimas pero ya es imposible. Comienza a sollozar y yo casi histérica la tomo de los hombros y la muevo.

- Sandra, ¿qué pasa? -trato de contener la calma.

- Tiene leucemia.

CUARENTA DÍAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora