Alan me habló.
Y me pidió disculpas por la sucedido el otro día. Sí, cuando leyó mi carta ante todos.
Dijo que se arrepentía de haberse comportado como un patán.
Me dijo... Que soy hermosa. Así tal cual lo soy.
Dijo que mis ojos verdes le encantaban. Que tenía un brillo único que él jamás ha visto.
Mis mariposas se pusieron locas.
Lo perdoné. Por supuesto que lo perdonaría. Él es mi amor platónico desde siempre y que me haya dicho esas cosas, Dios, hizo que mi corazón se saliera de mi pecho.
Mañana tendré una cita con él. Estoy nerviosa. Quizá, si él me conoce logre enamorarse de mi.
Si logra ver más haya de mi físico y se centra en mi alma, tal vez, me ame...
Hay un chico en mi clase, Josh, que no apartaba la mirada de nosotros. Leía un libro mientras al mismo tiempo nos observaba.
Él, prácticamente estuvo todo el tiempo en el que Alan habló conmigo, de vez en cuando desviaba su mirada del libro hacia nosotros y negaba con su cabeza.
Fue extraño. Es un chico que se la vive metido en libros, cada día carga en su mano un libro distinto. Probablemente ya leyó toda la biblioteca.
Es inteligente, bastante, ha estado en el cuadro de honor por dos años consecutivos.
El tipo de chico que no se mezcla en chismes, y es por eso, que me pareció extraño que nos observara.
Igual, tan solo es imaginación mía.
Sandra y Miranda me han hablado como si nada pasara. Mejor así.
Sus mandados continúan, pero he de soportarlo. Puedo hacerlo. Ya llegará el momento, en que todo esto termine.
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CUARENTA DÍAS.
Short StoryTodo tiene un fin, y el mío, llegará más pronto de lo que te imaginas. Una vez me dijeron, que era de cobardes arrancarse la vida. Pero yo no creo en eso. Cada persona que dio el paso mortal, fue porque tuvo sus motivos. Yo tengo, cuarenta motivos...