El examen de cálculo diferencial, fue hace unos días.
Estoy nerviosa, bastante. Mis dientes resuenan sin cesar, le puse empeño a ello, pero sin embargo, los números es algo que nunca en la vida se me ha dado.
La maestra nombra por número de lista, conforme los nombra, van pasando y les hace entrega de su examen. Sandra y Miranda ya pasaron.
Sandra obtuvo un valor de 8, Miranda de 7. Son inteligentes, esa materia no se les complica bastante, por lo menos no reprueban como yo.
Josh luce su radiante 10, supongo que ya ni siquiera le sorprende, sorprendente sería que obtuviera un 8, incluso un 9.
Finalmente me nombran. Paso con pisadas indecisas, se lo que tendré, un espantoso 5.
— Te miro en extraordinarios —es el saludo de la profesora Gomez al entregarme el examen.
¡Maldita sea! Ni siquiera quiero verlo.
Pero la curiosidad pudo conmigo, y enfoque mis ojos en esa hoja del demonio.
— ¡¿CERO?! —sin poder evitarlo grito enfrente de todos. Se escuchan risas.
— En efecto, la mitad del examen esta inconclusa, la otra mitad simplemente está erróneo. —ni siquiera logré escuchar atentamente la respuesta de la profesora, mis ojos estaban fijos en ese cero enorme marcado con rojo.
Voy a mi lugar, me siento estúpida.
— Cielos, si que eres idiota. —Alan me mira con desprecio.
— Pero si estudié. —susurré, aún decepcionada de mi misma.
— Al parecer no lo suficiente. —mira de reojo mi examen, y niega con su cabeza. —Yo saqué 6, pero mínimo pasé.
— Si, ya entendí. —interrumpo empezando a fastidiarme.
Josh se acerca hacia nosotros, Alan lo mira mal, pero no obstante el chico pelinegro lo ignora.
— Ese cero, se miraría mejor con unos arreglos —me quita el examen,y se pone a escribir, quiero asomar mi cabeza pero no me lo permite. —listo. —me lo entrega con una sonrisa de satisfacción.
Me hace reír, al cero le dibujó una carita, le puso un par de coletas y una enorme sonrisa, con un globo de diálogo que dicta: El próximo examen nos irá mejor.
Fue un gesto bastante lindo, una enorme sonrisa se forma en mis labios.
—Gracias —agradezco sinceramente.
— Alista tus útiles, yo seré tu tutor. —dice sonriendo, mientras acomoda sus lentes con timidez.
— ¿No te quedó claro cuando te advertí que no te acercaras a ella? —Salta al instante Alan. Su mirada hacia Josh, transmite un total coraje.
— ¿Y a ti quien te está hablando? —contraatacó Josh.
— Largate de aquí, asquerosa rata de laboratorio. —escupió Alan con coraje. No pude permitir que sugiera insultándolo así que me interpuse.
— Alan, dejalo, solo quiere ayudarme.
— Para eso me tienes a mi. —contestó Alan.
— Dudo que puedas hacer mucho con un seis.—dice con burla Josh.
— Ya basta. —me interpongo a casi nada de perder la paciencia. No quiero ser regañada por culpa de ellos, tengo suficiente con ese cero.
— Tú sabes lo que haces Andrea, solo no te quejes. —me señala Alan, y se va.
Una vez se fue, solo quedamos Josh y yo.
— Tú sabes lo que haces Andrea, después no te quejes. —Josh lo imita con voz chillona y gestos extraños, al mismo tiempo mueve sus manos arriba de su cabeza, es verdaderamente gracioso, jamás pensé mirarlo así.
— Basta —digo entre risas.
— Vale, lo siento —contesta aún sonriendo. — Y hablaba enserio, el fin de semana más te vale tener bien afilado tu lápiz, comenzaremos con las tutorías.
Se va a su lugar, yo aún mantengo una sonrisa en mi rostro, y guardo mi ahora divertido examen entre mis cosas. Sin duda, lo conservaré.
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CUARENTA DÍAS.
KurzgeschichtenTodo tiene un fin, y el mío, llegará más pronto de lo que te imaginas. Una vez me dijeron, que era de cobardes arrancarse la vida. Pero yo no creo en eso. Cada persona que dio el paso mortal, fue porque tuvo sus motivos. Yo tengo, cuarenta motivos...