(P. O. V — Christian)
Observo el cielo falso de mi habitación sintiéndome pleno en gran medida, tenerla junto a mí solo incrementa las ansias de ser él mejor hombre que ella se merece, quiero ser un 10% de lo que fue su padre al menos, según como es descrito por Amy y Ana, fue el mejor padre y ser humano que existió sobre la faz de la tierra, ¿algún día hablaran de mí de esa forma?, envidio a Ray, de alguna forma lo hago, el escucharlas hablar de él es un deleite, sus rostros se iluminan como estrellas en el cielo, y se puede sentir lo feliz que él las hizo; quiero que algún día me miren y hablen de mi de esa forma... ambas son excepcionales, y quiero ser excepcional para ellas y una nueva determinación llega a mí, y esa es que no las dejare ir de mi vida ¡nunca!, porque simplemente hacen de mi vida algo más que especial, me convierto en alguien mejor cuando ellas están junto a mí.
Mís días suelen ser tan repetitivos y tediosos en la oficina que solo la hora de salir de ella es mi total alegría. Quien lo iba a decir «el gran Christian Grey adora y anhela llegar a su hogar», porque eso es en lo que se ha convertido mi ático, el cuarto de juegos dejo de existir antes de que ellas pusieran un pie en Escala, no por la petición que me haya hecho Taylor ni Gail, sino porque así lo quise, ese estilo de vida tan solo me resultaba fétido y nauseabundo, ya no era lo mismo, mi objetivo se centró en ellas, solo en ellas. He cambiado lo sé, tanto es así que mis empleados ya no se esconden de mí, definitivamente era un malnacido, eso cambio por completo cuando ellas me dieron la oportunidad de pertenecerles y de que ellas me pertenezcan a mí, Ross se jacta de mí, se mofa diciendo que Ana es la que manda en esta relación – que puedo decir cuando es la absoluta verdad – hogareño, de eso me acusan últimamente mis hermanos, y no me enojo, es más me encanta que me digan tales cosas, Elliot se burla de mí diciendo que ha llegado la horma de mí zapato y definitivamente estoy de acuerdo con él, y al dejarle claro mi posición él simplemente no lo supera. Tuve miedo de cambiar, pero ahora estoy tan feliz por ello que simplemente, no me veo siendo él de antes, me gusta en lo que ella me ha transformado, me moldeo a su gusto y eso me encanta, si aún discutimos muchas veces por lo mismo, ella es obstinada y me quiere llevar la contraria en todo y yo... pues, siempre quiero tener el control de todo, aunque con ella se desvanece cualquier intento de control, todo ella me descontrola, sobre todo cuando me tienta con su delicioso cuerpo, ella sabe que es una especie de droga y yo solo un simple adicto, que cae cada vez más al fondo de su adicción.
Según lo que ha dicho el Dr. Thompson, ella en cualquier momento puede empeorar, mi reacción fue tomarlo de su bata y estamparlo contra la pared, ¿Por qué no solo se dedicaba a darme una solución?, le exigí que la curara, que la salvara, que yo no estaba para sus suposiciones de mierda, él hombre simplemente sacudió su bata y me miro serio, me dijo que él no era Dios, que solo hacia su trabajo y que lo hacia lo mejor posible.
«Inepto de mierda», eso es lo que pienso yo.
Lo quise moler a golpes, la paciencia no es lo mío, y menos cuando de la salud de ella se trata, llamaron a seguridad y me sacaron del consultorio, «pendejos de mierda», después el amenazo con volver a Boston, entonces dejando de lado a Grey el amo del universo, le pedí disculpas... si, lo sé, fue extraño, pero no podía jugar con la salud de Ana, ya que ella se rehusó a viajar, y lo comprendí las amenazas habían vuelto, pero lo que ella no sabe es que también ha habido dos intentos fallidos de atentado contra mí, Taylor contrato más seguridad, y reforzó el circuito cerrado de las cámaras de seguridad, los puntos ciegos quedaron cubiertos, y ahora deje de estar menos paranoico, aunque Ana me lanzo su bolso el otro día porque le envié a Sawyer y Ryan, quienes impidieron que ella saliera de Escala, me grito idiota, gilipollas, cabrón, neandertal y cavernícola, decidí dejarla sola y que se le pasara su rabieta, pero no fue así, se encerró en la biblioteca y cada que intentaba saber cómo estaba me lanzaba libros, que rara vez alcanzaban mi cabeza, lo peor fue en la noche cuando la encontré desmayada en nuestra habitación, en su mano traía el dichoso frasco de pastillas, las guarde en mi pantalón y la recosté en la cama, grite por todos lados por ayuda, a los pocos minutos entro Gail y le puso un pequeño trozo de algodón con alcohol en la nariz, y reacciono, comprendo que no puedo perder tiempo, ella ahora está bien pero no quiero perder un segundo lejos de ella, su vida es como una especie de reloj de arena; siento que cada segundo que pasa es vital. El Doctor Adams solo dice que debo permanecer tranquilo, brindarle fuerza a Ana y mucho amor, no tiene que pedirlo, pero tranquilidad, esa maldita palabra es casi un insulto para mi ¿qué piensa que soy de hielo?, se lo dije y eso desencadenó que Ana me riñera ¡por Dios!, ese hombre es un pendejo.
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TÚ MI CURA
FanfictionDesde que Ana y Christian se ven por primera vez sienten una tension extraña, ella lo ve como un adonis, el la ve como un peligro para su buen juicio, pero aunque traten de mantener distancia entre ambos, el destino esta escrito para estos dos terco...