TÚ MI CURA

Capítulo 31 |Por fin te tengo conmigo

(P.O.V — Christian)

Observo el teléfono con autentico odio, ¿Por qué no llaman? ¿Por qué no han dado con ella? Se suponen que deberían tener alguna información, para eso son el mejor equipo de seguridad. Froto mi cara con fuerza, los parpados me pesan, desde que saque a mi familia de mi ático no he dormido un solo instante ¿Cómo podría hacerlo? Cada que cierro los ojos la veo, y lo que veo no me gusta nada y me aterra. Observo la foto que tengo en el escritorio, la que traje de la habitación de Amy, la contemplo con atención, mi pecho se agita al ver sus caras sonrientes plasmadas allí, como una buen recuerdo «Mi pequeña familia». Al observar aquella fotografía no pudo evitar recordar las veces que lo evite al no creerme merecedor de aquello, al repeler el amor, de su amor. Para mí el solo pensamiento del amor era un infierno, nunca creí que alguien en su sano juicio sintiera eso por mí... cuando me dijo que me amaba... ¡Dios! Fue como una especie del mal sueño, las peores de mis pesadillas «Vaya idiota», solo cuando sentí que la había perdido comprendí que esa si era la peor de mis pesadillas. Al sentirme no merecedor de amor la pague con ella y le hice daño... sé que muchas veces la lastime, pero el miedo a lo desconocido y lo que me fue negado en la niñez me aterraba. Luche contra ello, el amor era algo podrido, nauseabundo e idiota «Tonto, ese soy yo. El más grande de los tontos», pero la batalla la gano el amor que nació en una mirada, de eso no tengo la menor de las dudas. Ella fue, es y será la cura de mis males, de mis sombras y de mí mismo. Ella es mi cura.

—Tengo que traerte de vuelta, mi amor — dibujo el contorno de su rostro en la fotografía — te necesito aquí conmigo... tú mi cura.

Observo mí alrededor, cuantas veces la hice mía en este lugar, cuantas veces me descifro aquí. Aquí en este sitio la aleje de mí, jamás me he arrepentido tanto de algo como ese acto, ¿Por qué malgaste tiempo actuando como un hijo de puto con ella? Desde el minuto uno supe que ella era diferente en todos los sentidos, no creí que tenía tantos demonios a sus espaldas, yo que me revolcaba en mi autoaborrecimiento en la mierda de vida en la que había nacido, mi madre me expuso a los maltratos de su chulo, pero en sus momentos de lucidez aunque no me agrade recordarlo ella era agradable... en cambio la madre de mi Ana, siempre fue una maldita con ella, vender a su hija. Se me revuelve el estomago de pensar en ello. Y yo que pretendí introducirla en... de solo pensar en ello me dan nauseas, definitivamente eso es algo que no me perdonare. Ahora comprendo su martirio, su aborrecimiento y su asco al saber que yo pertenecía a ese mundo, y aun así quiso intentarlo, por mí. Su amor es inmenso.

«Gilipollas»

«Pedazo de mierda»

Eran sus insultos más comunes, no puedo evitar esbozar una sonrisa. Como amo a esta mujer, cambio mi vida en tantos sentidos que ni yo lo puedo dimensionar, cada día encuentro los cambios. Soy el Christian que siempre debí ser, ese que fue invisible debido a los pecados de otros, y a los míos propios, no me puedo lavar las manos y justificar mis actos, pero lo que fui antes de Ana, mi Ana es debido a una serie de hechos y actos que me llevaron a hacerme a una idea diferente de lo que debía ser. Culpas, solo son mías, nadie me obligo a nada, pero si influenciaron a que tomara decisiones nada constructivas para mí, ya que solo me hicieron ser mas desgraciado, incrementaron mi odio hacia mi.

Y por eso en este momento no estoy dispuesto a perder lo que me pertenece por derecho, ella es mi felicidad y bajare al mismísimo infierno si tengo que hacerlo por ella. Y que el maldito mundo se acabe, pero no dejare que la arrebaten de mi lado, no permitiré que le hagan más daño.

Me siento frente al ventanal de mi despacho y recuesto mi cabeza en la silla giratoria, masajeo mis sienes comienzo a sentir una pequeña punzada de dolor en mi cabeza, tomo un poco de agua. ¿Dónde estás amor? Cierro los ojos y por un momento la veo sonreírme, luego su cara se llena de pánico.