Perdón por desaparecer mil años. He estado trabajando más en Transfusión, lo siento, pero acabo de meter esa novela y la secuela a los premios Wattys y de verdad me gustaría ganar. Es la primera vez que participo, así que estoy nerviosa y emocionada.
Otra de las razones por la que he dejado esta de lado es porque ya va a terminar... Sí, va a ser más corta de las anteriores y sinceramente no quiero que termine, le tengo mucho cariño a esta trilogía, tanta que de verdad no quiero que termine. :(
No voy a dejar de escribir, claro, voy a seguir con Transfusión y de esa serán más o menos cinco novelas... Así que después de que termine esta, si aun quieren leerme, por favor les pido que no duden de leer Transfusión y su secuela.
Tampoco tengan miedo JAJA no se va a terminar en dos capítulos, pero van a ser menos de 41, como lo han sido las dos anteriores... Bueno, eso es todo. Las y los amo. Y gracias por estar conmigo por todo este tiempo. <3
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Asaiah y yo llegamos a la parada de autobuses solo un par de minutos antes de que nuestro camión partiera, ya que él me convenció de estar un rato más en la cama con la excusa que quería ver mi nuevo tatuaje más de cerca. Y gracias eso, tuvimos que apresurar a nuestro amargado conductor para llegar a tiempo a la estación. E incluso perdimos la cita para ver los departamentos. Una vez que regresáramos de San Francisco tendríamos que hacer todos los arreglos por internet.
Bajamos del pequeño auto amarillo y Asaiah se apresura a tomar nuestras maletas, me toma de la mano y me jala para correr hacia el camión. Con cada movimiento que hacía, por más mínimo que fuera, mis costillas me dolían, justo donde tenía el tatuaje. Pero no me arrepentía de haberlo hecho, es una de las cosas de las que jamás me arrepentiría.
Me acurruco entre los brazos de mi Asaiah y él me abraza, luego deja un beso en mi cabeza y fija su mirada hacia la ventana. La cabina se encuentra en silencio, salvo por el ruido del motor que se escuchaba suavemente a la lejanía. Pero también puedo escuchar la respiración de Asaiah mientras mi cabeza se mueve sobre su pecho. Y amo ese pequeño momento de silencio. Él viendo por la ventana, completamente despreocupado mientras me mantiene cerca de él con sus brazos. ¿Cómo no podría amarlo? ¿Cómo alguien podría amar tanto a una persona de la misma manera en la que yo lo amo a él? Sin poderlo detener, me quedo dormida al cabo de un par de minutos, me quedo dormida en el mejor lugar del universo; sus brazos.
- Cure. — Oigo como me susurra en el oído y comienzo a despertar. — Chris, despierta, llegamos. — Me besa en la sien y me acomodo en mi asiento mientras acomodo mi cabello que seguro debe de ser un desastre. Asaiah sacude los brazos y espera a que me ponga de pie para luego sacar las maletas de nuestro compartimiento.
Una vez dentro del taxi, le mandé un mensaje rápido a mi madre para dejarle saber que ya habíamos llegado y estábamos de camino a casa. A casa de Asaiah, claro, que ahora ya se había vuelto mi casa y lo sería hasta la graduación.
Esta vez el conductor fue más amable y llegamos a casa en un par de minutos, pero una vez que el auto se detuvo frente a la acera, vimos a un hombre sentado al lado de la puerta principal. No nos costó adivinar de quien se trataba.
Asaiah enseguida se metió en su caparazón y apenas le agradeció a nuestro conductor después de pagarle. Deja caer las maletas en el suelo y se acerca a zancadas hasta Massimo, hasta su padre.
- ¿Qué haces aquí? — Exige saber. Tomo las maletas del suelo y me acerco con ellas hasta Asaiah. Massimo está en el suelo, sangre saliéndole de la nariz.
- Me... me golpearon. — Su voz apenas es audible en medio de sus sollozos. Mira a Asaiah y sus ojos comienzan a cristalizarse.
- ¿Te siguieron?
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Ángel - (Tercera parte de Bestia)
Teen FictionYa ha pasado el peligro. ahora Asaiah y Christina pueden estar juntos. O al menos eso piensan. No pasa mucho tiempo cuando su felicidad se ve de nuevo interrumpida por otro personaje del pasado turbulento de Sat. Y Christina otra vez tiene que lucha...