Uno

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La alegría pintaba los rostros de los sirvientes en aquella casa al centro de Brera, en Milán. Se movían rápidamente cual hormigas, su única labor era tener todo preparado para recibir al primogénito de Des y Anne Styles, dueños de una de las compañías joyeras más grande de Europa.
Las personas iban y venían con grandes globos, listones, carteles, luces, comida, cajas de regalo y botellas de vino. El día pasaba tan rápido como un rayo, el sol brillaba en lo más alto del cielo, todo parecía perfecto.
(...)
"¡Ya está aquí!" Gritó uno de los sirvientes al ver la camioneta de Anne estacionarse frente a la entrada principal, todos corrieron a sus lugares y les pidieron a los invitados que guardaran silencio, apagaron las luces y simplemente esperaron. Anne bajó del vehículo con una pequeña bola de mantas entre los brazos, su sonrisa era simplemente hermosa y sus ojos brillaban como estrellas. Entró y prendió las luces torpemente, de una manera inesperada todos gritaron "Sorpresa" mientras sonreían con emoción, su alfa salió de entre la multitud y se acercó a la omega.
"Déjame ver a ese gran alfa que heredará los frutos de todo mi esfuer... ¿Qué es esto, Anne?" Sus mandíbula cayó al suelo cuando vio la delicadeza de aquella criatura, era diminuta, su piel era tan pálida como una pared y sus mejillas eran tan rojas como una manzana, al igual que sus labios. Sus ojos estaban enmarcados por espesas pestañas marrones, era totalmente imposible que esa cosa se convirtiera en un alfa. El corazón de Des se detuvo por completo, su aroma había cambiado a uno más amargo. El olor de la decepción. Su más grande sueño era criar a un alfa que cuidara de Anne e intimidara a sus deudores, pero ese cachorro diminuto no lo sería jamás.
El olor hizo que el bebé se removiera incómodo entre las mantas, giró su pequeña cabeza, restregó su ojo con suavidad y conectó su intensa mirada esmeralda con la de su padre.
Y fue en ese momento. Fue en ese momento que el corazón del alfa volvió a latir, su olor cambió drásticamente a uno completamente alegre, tomó al cachorro en sus brazos y se giró a la multitud que lo miraba con confusión, besó el rostro del bebé y aclaró su garganta.
"Les presento a Harry Styles, mi primer hijo y heredero de todo lo que es mío." Habló con una voz firme, las personas ovacionaron al pequeño que se sentía aturdido al escuchar tanto ruido, su padre lo sostuvo contra su pecho mientras las personas se acercaban a conocer al bebé.
La mente de Des maquinaba en busca de una solución a su único problema... iba a criar a un alfa, de una manera u otra.
(Cinco años después.)
El tiempo había pasado tan veloz como un parpadeo, los días se escurrían entre sus dedos. Eso era lo único que podía pensar Des mientras volvía a colocarse de rodillas frente al pequeño Harry. "Vamos, príncipe, golpéame más fuerte, sé que puedes hacerlo." Hablaba con esperanza en su voz, el pequeño niño simplemente lo miraba confundido, levantó su pequeño puño, pero después miró a un pequeño cachorro que había aparecido junto al gran árbol en el centro del jardín, corrió rápidamente a él y se arrodilló para acariciarlo y jugar con él. Des golpeó su frente y llamó a Harry. "Si me golpeas con mucha fuerza, puedes quedarte con el perro." Sentenció mientras cruzaba sus brazos y lo miraba fijamente, esperando su respuesta, pero lo único que recibió fue un golpe en la nariz, seguido de varios en el pecho, en el cuello y una fuerte patada en los genitales para finalizar. Cayó al piso mientras cubría su zona íntima. Harry lo miraba fijamente, había una gran culpabilidad en su mirada, por lo que Des levantó su dedo pulgar hacia él. "Bien hecho, príncipe. Ve a buscarle comida al perro mientras me recupero." Harry asintió con un deje de tristeza en sus ojos y corrió a la cocina con su nueva mascota entre sus brazos.
(Diez años después.)
"Ya te dije que no, Harry. Para o voy a enojarme, ve a prepararte para tu clase de box." Sentenció Des con una voz firme y demandante, pasó su mano entre los rizos del pequeño y negó.
"¡Papá, sabes que lo que yo quiero es ir a clase de pintura!" Alzó la voz hacia su padre mientras juntaba sus manos para rogarle a su padre que le pagará las clases de arte que tanto deseaba. "Los golpes duelen demasiado, lo mío es pintar." Suplicó y talló sus ojos llorosos.
"No. Vuelve a mencionar el tema una vez más y juro que echaré todos tus pinceles a la basura. Ve por tus guantes de box, es hora de irnos." Su voz se escuchaba completamente irritada, talló su rostro y subió al auto.
En ese momento Harry entendió cómo funcionaba el mundo. Aplastó cada uno de sus inocentes sueños. Esa lección de box fue especial para él, esa vez no derramó ni una sola lágrima, tampoco se negó a golpear a su contrincante. Su padre estaba feliz como nunca, pero Harry estaba jodido.
(Seis años después.)
La vida del omega había cambiado completamente, las materias reprobadas y las faltas habían manchado el promedio perfecto del chico, había dejado la universidad para dedicarse a festejar todos los días. Drogas, alcohol y peleas callejeras. Eso era su vida desde el momento en el que su padre corrompió su débil mente.
"¿Me llamaste, padre?" El rizado irrumpió en la oficina y se sentó en una silla frente al escritorio, llevaba una bandana entre sus rizos y cadenas en sus jeans, la tinta manchaba gran parte de su anatomía. El viejo alfa asintió y talló su rostro y lo miro sin saber qué decir.
"Dejaste la universidad, Harry." En ese momento, el omega supo que su padre estaba muy enojado, normalmente lo llamaba 'príncipe' o algún otro apodo. El aire se había plagado de una esencia amarga por el enojo del alfa, y salada por el miedo que el omega no pudo controlar. "Te he permitido hacer tu vida como tú desees, te di todo el dinero que pediste, sigo trabajando para que nunca te falte nada, sabes que vas a heredar mi esfuerzo. ¿Cómo administrarás la empresa si no terminaste tu carrera universitaria?" Golpeó el escritorio con su puño, el omega intentaba mantenerse firme.
"Volveré a la universidad, lo siento." Murmuró apenado y bajó la mirada al suelo, miró sus costosas botas y suspiró.
"No, Harry. Yo nunca te traté como un omega, nunca te exigí encontrar un alfa, jamás me molesté cuando te presentaba un alfa y tú actuabas con esa actitud estúpida frente a él, jamás me enojé cuando llegabas a las cinco de la mañana más ebrio que nada y lleno de golpes. Es suficiente. Hoy en la cena voy a presentarte a tu alfa, un gran empresario, un alfa ejemplar, es más firme que un árbol, él te enseñará a ser un buen omega, no tienes opción." Sentenció mientras giraba en su silla para darle la espalda.
El omega dejó de respirar en ese momento, la realidad lo golpeó como una cubeta de agua helada, su olor se volvió amargo por la ira que empezaba a corroer su interior. Se levantó de su silla y golpeó el escritorio con sus puños. "¡Es tu maldita culpa!" Sus llanto volvía sus palabras prácticamente inteligibles, jalaba su cabello y daba vueltas por la oficina, tirando cosas de los estantes y golpeando paredes.— "¡Yo sólo quería ser un exitoso pintor, el arte era mi sueño y tú me obligaste a ir a esas estúpidas clases de box, me obligabas a asistir a esas malditas fiestas cuando yo sólo quería leer los libros de literatura clásica de la biblioteca. Es tu culpa y ahora puedes joderte mucho!" Gritó. El alfa sabía que tenía razón, se arrepintió de cada mala decisión, era un terrible padre. Y prefería eso a ser un alfa que pedía disculpas a un simple omega, sería la burla de cada persona en su empresa, por lo que simplemente ignoró los comentarios del omega y se giró para mirarlo. "Detente, omega." Su voz estaba completamente plagada de ese tono alfa que doblegaba la débil voluntad de su hijo.
Harry sintió su cuerpo congelarse, instintivamente se paró derecho con sus manos detrás de su espalda y su mirada en el suelo. Su llanto era silencioso y su pecho se sacudía por los sollozos que intentaba contener. "Retírate, será una cena elegante y tú madre tiene que arreglarte, ve a casa."

***
Voy a actualizar Lunes y Jueves, o sea que el segundo capítulo lo subiré el jueves, LOL

Dark DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora