Ventitre

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Ya había pasado más de una semana desde el día que recuperó a Harry. Desde ese día se dedicada a cuidarlo; recordar la agonía de no poder besarlo le causaba que su respiración se acelerara. Harry insistía en que no lo necesitaba, que no era un niño pequeño, que no estaba hecho de cristal, que estaba sano. Pero no había manera que Louis disminuyera su vigilia.
Ahora Harry estaba obligado a asistir a cada junta, fiesta, cena o desayuno al que Louis fuera invitado.

"No quiero estar aquí, Louis." Resopló mientras Louis envolvía su brazo en su cintura. Estaba vistiendo un traje blanco que estaba realmente apretado. "El traje me aprieta, no respiro." Murmuró mientras intentaba acomodarse el saco.

"Ese traje te hace ver increíble, Hazz, sólo espera un par de horas y te llevaré a casa." Murmuró mientras pasaba sus dedos lentamente por los muslos interiores del omega, sus ojos se perdieron en la manera que el traje envolvía ese paraíso, llevó sus dedos cada vez más arriba hasta que un suave gemido lo sacó de sus pensamientos. Alejó sus dedos rápidamente de la entrepierna del rizado, aclaró su garganta y volvió su atención a lo que decía la persona a su lado.

Las horas seguían pasando, el aburrimiento del rizado crecía cada segundo. La temperatura de Louis lo hacía igual.

"Harry, ven, tenemos que hablar." Murmuró mientras jalaba su brazo para llevarlo a un lugar más alejado. Por un momento se perdió en las curvas de su delicado cuerpo, pasó sus manos lentamente por las tersas mejillas ajenas y después negó suavemente para concentrarse.

"¿Qué pasa, Louis?" Murmuró con preocupación mientras tomaba sus muñecas para alejarlas de su piel, parecía drogado con esa cara y esos ojos perdidos. "¿Bebiste alcohol?"

"No es eso, Hazz." Sus manos temblaban por el esfuerzo de mantenerlas lejos de la suave piel del omega. "Estoy entrando en celo, creo que tenemos que irnos." Harry cubrió su boca, tomó su mano y lo jaló torpemente entre las personas que se interponían entre ellos y la puerta. Al llegar al auto Louis sólo soltaba maldiciones por lo bajo.
El camino a casa fue tortuoso para ambos, Harry tenía que soportar que Louis le dijera que detuviera el auto cada cinco segundos, alegando que no aguantaba más y que simplemente iba a anudarlo en el asiento trasero. Louis tenía que soportar el fuerte olor de Harry, el cuál se intensificaba cada segundo. Finalmente pudieron llegar después de largos minutos de una tortura insoportable. Louis fue el primero en salir del auto, después Harry fue jalado fuera de éste, las manos del alfa estaban calientes, su frente igual ardía en fuego y esos ojos que alguna vez fueron azules; se habían tornado negros.

"Hazz, tienes que ir a casa de tus padres." Murmuró el alfa mientras luchaba internamente por no tocar la suave piel del omega, quién negaba e intentaba acercarse cada vez más al alfa. Se sentía como un parásito al no poder hacer nada por sí mismo desde que despertó.

"Louis, voy a pasar tu celo contigo." Murmuró mientras intentaba tomar las muñecas del alfa para colocarlas sobre su cuerpo. Quería que lo tocara, que lo jalara y que lo empujara. Quería que lo anudara mil veces si era necesario. O tal vez sólo quería sentir que el alfa lo necesitaba aunque sea un poco.

"Saliste del hospital hace una semana, no es seguro que te anude. Harry, tienes que irte." Murmuró mientras seguía retrocediendo para alejarse del tacto del omega, estaba usando toda su fuerza de voluntad para no saltar sobre ese hermoso chico que le pedía ser anudado. No sabía qué haría para pasar su celo, lo único que importaba era que Harry estuviera a salvo de su salvajismo.

"Joder, Louis." Gruñó el omega antes de tomar su muñeca con firmeza, usó toda la fuerza en su cuerpo para, prácticamente, arrastrar al alfa a la habitación. "No vas a rechazarme esta vez, alfa." Le sonrió y lo empujó a la cama para después subir sobre él. Las manos de Louis apretando la carne en sus muslos le hizo saber que había ganado. Y Louis había aceptado su derrota.
El alfa giró y comenzó a desvestir a Harry, sus manos se movían con mucha habilidad para arrancar cada prenda en su cuerpo. Más rápido de lo que esperaba ya no había ni una sola prenda en el cuerpo del omega.

"Eres tan perfecto." Murmuró con dificultad mientras llevaba sus dedos a la húmeda entrada del menor, quien lo miraba fijamente con un poco de nerviosismo. Tal vez no era la primera vez que iba a anudarlo, pero era la primera vez que veía a un alfa en celo. No sabía cómo comportarse y tenía miedo de que Louis lo rechazara. Todos sus pensamientos se borraron al sentir los gruesos dedos del alfa introducirse en él con rapidez, relamió sus labios y le dio una tímida sonrisa al alfa.
Un par de minutos después tres dedos del alfa salían y entraban en el omega con frenesí, y los gemidos de éste llenaban la habitación. Las sábanas estaban empapadas de espeso lubricante natural. Louis ya no soportaba más, sacó sus dedos y entró en él sin siquiera advertirle de su acción previamente, un fuerte gemido salió de los rojos labios del omega, sus puños se crisparon en las sábanas de la cama y sus ojos se cerraron, se sentía tan bien estar lleno, todo su cuerpo cosquilleaba con cada dura embestida del alfa. Louis no decía ni una sola palabra, sólo gruñía y apretaba la carne de Harry. No había palabras que describieran lo que sentía, se sentía simplemente perfecto. Sus labios comenzaron a vagar sobre la piel de su omega, quien estaba demasiado concentrado en su placer que apenas notaba esos cálidos labios recorrerle. Harry mordió su labio con fuerza mientras intentaba abrir los ojos para mirar al alfa, pero cada vez que lo intentaba una nueva oleada de placer lo hacía retorcerse. "Joder, Louis." Murmuraba entre gemidos, el alfa le sonrió con cansancio y besó sus labios suavemente. Un fuerte gemido, seguido de sus músculos prestándose por el fuerte orgasmo que azotaba su organismo.
El nudo de Louis creció y Harry no hizo más que recibir todo lo que el alfa quisiera proporcionarle. Sabía que sería un largo día.

***

Dark DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora