Undici

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Louis abrió la boca para hablar, pero tenía un nudo en la garganta, el profundo olor a tristeza lo estaba volviendo loco, no quería ver a su omega así, su alfa gruñía y rogaba por tranquilizar a ese bonito omega, pero su fuerza de voluntad parecía ser más fuerte, o tal vez no lo suficiente. Se sentó un poco más cerca del omega y no supo qué más hacer, se sentía muy estúpido, así que respiró profundamente y dejó que su sentido común lo controlara. "No digas eso, no eres una bolsa de lágrimas, Harry." El silencio reinó por un periodo de tiempo, el alfa hizo una mueca al recordar que el omega no volvería a hablarle, su corazón se estrujo un poquito, debería admitir, iba a regresar a su lugar junto a la ventana cuando escuchó un suspiro.
"Ni siquiera sabía que estaba llorando, ¿sabes?, la última vez que lloré tenía alrededor de ocho años y fue porque me rompí la muñeca. Creo que todo esto es demasiado para mí, no sé cómo ser un omega, cuando era menor ni siquiera veía a mi madre más de unas horas a la semana, estaba todo el día con mi padre practicando tiro con armas, box y otras cosas parecidas, incluso cuando supieron que era un omega, mi madre nunca me enseñó cómo hacer esas cosas que hacen los omegas, sólo sé que dan hijos. Viví toda mi vida viajando, viajar me hacía sentir vivo y feliz, pero ahora estoy encadenado a un alfa que espera un omega perfecto que le dé diez hijos y una buena vida. Louis, no puedo hacerlo, jamás seré lo que tú quieres, pero he pensado una solución. Firmaremos una acta de matrimonio, así estaremos legalmente juntos, lo mío es tuyo y esas mierdas, pero yo podré irme a otro lugar y tú conseguirás una bonita omega que te bese los pies día y noche." Había tanta esperanza en los ojos del omega que el alfa sintió pena por decirle que eso no era posible.
"Harry, no puedo dejarte ir, no funciona así, tu lugar es a mí lado y no podemos cambiar eso." Su voz intentó salir suave, el omega gruñó y negó.
"¡¿Para qué quieres tenerme a tu lado?!, ¿Para golpearme?, ¿Para humillarme?, No había llorado en doce años hasta que te conocí, me haces tanto daño que la única manera en tener tranquilidad por dos jodidas semanas fue fingir que no existías, pero aún así temía que tuvieras un arranque de ira y me asesinaras a golpes, no sabes lo que es vivir así porque eres un maldito alfa privilegiado." El omega estaba gritando, el alfa no intentó detenerlo, sabía que tal vez tenía razón.
No pensó que el omega de sintiera así, pensó que sólo estaba muy enojado, o simplemente era un chico altanero, se sintió un poco culpable de ser la causa de ese dolor que sentía el omega, detestaba la idea de que el omega temiera morir por su culpa.
"Detén el auto." Ordenó al chófer, el cual se orilló y esperó indicaciones. "Eres libre el resto de la semana, no le digas a nadie nada de lo que escuchaste, ahora sal de aquí." Ordenó con una voz firme. El chófer salió y caminó hasta perderse de vista.
"¿Quieres saber algo muy curioso?" Murmuró el alfa mientras se giraba nuevamente hacia el omega. "Yo no sé realmente cómo ser un alfa, mi madre me enseñó que un buen alfa es el que mantiene a su omega feliz todo el tiempo, solía decir que el mejor alfa era aquel que no dudaba en cumplir cada uno de los caprichos de un bonito omega. Pero mi padre me enseñó que un verdadero alfa es el que imparte terror, es el que somete, es el que está un día con un omega y al día siguiente ya tiene uno nuevo, mi padre me enseñó que la fuerza siempre era la mejor herramienta, me dijo que si no controlaba a mi omega, terminaría siendo un juguete. Realmente no sé qué es un buen alfa, cuando era menor deseaba ser beta, ellos tienen la vida fácil, no se preocupan por omegas dóciles, ni por alfas fuertes. Si te hace sentir mejor, quiero decirte que yo jamás me hubiera atrevido a enfrentar a mi padre de esa manera, ni me hubiera atrevido a enfrentarme a mí mismo como tú lo haces. Harry, déjame empezar desde cero, tal vez aprenda a ser un buen alfa por ti." Louis estaba hablando con el corazón, sus ojos estaban cerrados, sus manos temblaban de nervios, Harry no creía ni una sola de las palabras que salían de los labios del mayor, pero igual pensó que era buena idea hacerle creer que se había creído sus afirmaciones, podría sacar provecho de eso.
"Bien." Murmuró sin mirar al alfa, su manos se deslizó por el asiento hasta la espalda del alfa y le dio una suave palmada amistosa. "Llegaremos tarde, conduce, Louis." Su voz salía grave y trémula.
El mayor asintió y se pasó al asiento del piloto, encendió el motor y en un par de minutos ya estaban frente a la gran casa de los padre del alfa, Harry vio muchos autos afuera, pensó que sería una cena pequeña pero aparentemente estaba equivocado. Esperó a que el alfa le abriera la puerta para bajar y enganchó su brazo al de él, esta vez le haría falta mucha fuerza de voluntad para fingir que amaba a aquel monstruo que sonreía a las personas mientras se dirigían al salón principal. Sintió como la mano del alfa se movía hasta su cadera, rodó los ojos y siguió caminando. Ambos tomaron sus lugares junto a Jay, quien prácticamente saltó sobre Harry para abrazarlo y revisar que no tuviera ni un solo rasguño.
"Me alegra verte, mi niño lindo." Sonreía ampliamente, sus manos acariciaban las mejillas del menor, se veía realmente feliz, parecía que sus mejillas iban a explotar.
"A mí también me alegra verla." El omega habló alegría antes de sentarse y acomodar su traje, ya que tantos abrazos lo habían desacomodado.
La cena transcurrió tan armoniosamente que Harry casi cayó dormido sobre el postre, pero Louis sacudió su hombro suavemente para mantenerlo despierto, Louis sonrío al ver a un grupo de alfas y betas al fondo del salón, fue hacia ellos y los saludó con entusiasmo. Harry se sentía confundido y muy cansado, pero su boca se hizo agua cuando vio una fría botella de cerveza alemana, fue hacia Louis y tomó su brazo para sacudirlo. "Louis, quiero una cerveza." Murmuraba mientras jalaba al alfa, de verdad sentía la necesidad de tomar una cerveza, hace muchísimo tiempo que no tomaba ni un miserable sorbo de alcohol, al alfa no le pareció una buena idea, así que negó.
"Harry, allá están todos los omegas, parece que están divirtiéndose mucho." El mayor señaló una mesa en el fondo donde habían varias chicas tomando té y hablando en susurros agudos, a veces gritaban y reían. Pero al omega no le interesaba saber de qué hablaban, sólo quería una cerveza fría, suspiró, necesitaba un plan para obtener una cerveza. Caminó al balcón y meditó la situación.
"Qué chico tan lindo atrapaste, Louis, me alegra que compartamos todo." El aludido río mientras se giraba a su mejor amigo de toda la vida; Zayn Malik, un hermoso alfa de ojos miel y labios rojos como un rubí, complexión fuerte, alto y con piel color caramelo.
"No lo toques, Zayn, él es diferente. No lo entenderías." Río el mayor mientras bebía de su cerveza y se recargaba en la barra detrás de ellos.
"¿Dónde quedó el Louis que me compartía sus tesoros?" Zayn canturreó mientras despeinaba las castañas hebras en la cabeza del otro chico.
"Bien, tócalo, pero que quede claro que te advertí que no deberías tocarlo." Encogió los hombros y río para sus adentros, sabía que ese lindo chico era difícil como un acertijo.
Zayn se sentía muy confiado, se acercó al pequeño chico de rizos chocolates y rodeó su cintura por detrás, se inclinó hasta quedar cerca del oído del chico. "¿Qué hace un chico como tú tan solo aquí? Vamos, amor, déjame calentarte un poco, hace frío afuera." Murmuró lentamente, sus labios acariciaban la oreja del omega, quien estaba completamente relajado.
"Hm..." Ronroneó suavemente mientras giraba un poco su cabeza para mirar al alfa. "¿Qué tal si..." Rozó la punta de la nariz del alfa con sus labios y sonrío. "¿Qué tal si le calientas el culo a tu puta madre, maldito pervertido?" Levantó la voz y tiró un puñetazo certero justo a la mandíbula del alfa, quien perdió el equilibrio y cayó al piso, golpeando su cabeza.
"Te lo dije." Louis apareció por la puerta del balcón, su gesto era uno de superioridad. "Bien hecho, amor." Besó la frente del omega y se recargó en la baranda, manteniendo su brazo en la cintura del omega, quien rodó los ojos.
"Pedazo de joya el que te conseguiste, Louis, ¿Qué no daría yo por un chico así?" Río el alfa que seguía en el piso, se sentó y negó. "Ten cuidado si lo dejas ir, que yo sería dichoso de tener un tesoro cómo él."
***

Dark DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora