Sette (Maratón 2/3)

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"Tú no me agradas en lo más mínimo, me estás obligando a vivir contigo y esperas que sea un buen omega para ti, ¿Quieres que tenga y cuide a tus hijos?, ¿Quieres que te cocine la cena todos los días cuando llegas del trabajo?, ¿Quieres que deje pasar todas tus infidelidades para que sigas manteniéndome?, ¿Quieres que me quede en casa esperándote, mientras tú te follas a alguna puta? Temo decirte que eso nunca pasará, no soy un trofeo, afortunadamente no necesito tu dinero, ni tu compasión, ni un status social, no me importa si me ven como un fracasado por no tener una marca en el cuello, no me importa no tener descendencia, sabes que soy diferente al resto, ¿Por qué me tratas como a un omega normal?, es como intentar cortar un diamante con las mismas tijeras con las que cortas plástico. Un diamante sólo se corta con otro diamante. Y tú no eres más que un sucio pedazo de plástico afilado." Sorbió su nariz y se giró para darle la espalda al alfa, no quería que viera aquellas lágrimas saladas que salían de sus ojos, pero su olor delató su estado, el olor a flores marchitas llenó el auto, el celo lo hacía tan sensible que ni siquiera pudo retener sus lágrimas, estaba hablando con el corazón, sin su usual barrera de músculos.
Louis tuvo una epifanía en ese momento, ¿Cómo no pensó eso antes?, estaba cortando un diamante con tijeras, sólo necesitaba descubrir ese diamante que lograría cortar al rizado. Sus opciones se reducían a dos:
Encontrar unas tijeras hechas de diamante.
O
Usar las mismas tijeras de siempre y sólo ensuciar la superficie brillante de aquella piedra preciosa.
No sabía qué hacer, dejó sus pensamientos a un lado y aclaró su garganta
"Dejaremos esta conversación para después. Cuando lleguemos tienes que actuar como si llevásemos años de relación, quiero que tus ojos brillen con amor cuando me veas, quiero que suspires por mi presencia, no te separes de mi lado. Esto es sumamente importante, Harry, no intentes nada que pueda afectar nuestra imagen, no te conviene." Murmuró mientras el auto se detenía frente a la puerta principal. Bajó rápidamente y abrió la puerta para el omega, quien tomó su mano para bajar y le dedicó una pequeña sonrisa.
El omega sabía que no le convenía dar una mala imagen, no ganaría nada y sólo sería el blanco de burlas en cada periódico europeo. El alfa estaba nervioso, esperaba que el omega fuera un gran actor.
"Vamos, amor, se nos hace tarde." Habló el alfa mientras apoyaba su mano en la espalda baja del omega y comenzaba a guiarlo por la empresa que el omega ya conocía de memoria. Styles Inc.
Su padre estaría ahí, eso era seguro, se detuvo frente a la entrada y apretó los puños, mordisqueó sus labios hasta dejarlos rojos.
"¿Estás bien?" Murmuró el alfa dubitativo. "Estás blanco como una pared, parece que hubieras visto un fantasma." El alfa tomó ventaja de la situación y fingió una cara de preocupación mientras se acercaba a tocar la frente y las mejillas del omega, acarició su mandíbula con sus pulgares e hizo una mueca. Harry rió internamente por la naturalidad que tenía el alfa para fingir amor y preocupación por algo que no era él mismo. Una vez más decidió enfrentar sus miedos de frente, así que levantó la cabeza y entró junto al alfa que había colocado su mano alrededor de su cintura, cuyos dedos se enterraban en la carne de sus caderas.
"Buenos días, Susan." Saludó a la secretaria que lo vio crecer. Se recargó en el mostrador y sonrío ampliamente.
"¡Harry!" Gritó la chica mientras rodeaba el escritorio y envolvía sus brazos fuertemente alrededor del omega. "Estás enorme, mi niño." Sonrió con emoción y después se separó un poco al ver al alfa. "¿Y quién es este chico tan guapo con el que vienes?" Codeó un poco al rizado y levantó sus cejas graciosamente.
"É-él es..." hizo una mueca mientras pensaba cómo decirlo. Dilo. Dilo. Dilo. "Es u-un... Él es..." Dilo, Harry, dilo. "Él es mi alfa, Susan." Lo dijiste, bien hecho. Suspiró pesadamente y sonrío al sentir los labios del alfa sobre su cabeza.
"¡No puedo creerlo, mi niño tiene alfa!" Gritó Susan mientras corría del otro lado del recibidor y revolvía todas sus pertenencias hasta encontrar su teléfono. "Cariño, hazme un favor y bésalo, quiero una foto para mi álbum." Su sonrisa era tan grande que hasta a Louis le dolieron las mejillas.
"¡Susan!" El omega rodó los ojos y negó mientras reía.
"Vamos, no se la mostraré a nadie." Susan ya había sacado otros tres teléfonos de alguna parte y a duras penas podía sostener dos, pero estaba tan empeñada en tomar tres fotos que intentó sostener el tercero con su boca. "Esto es un suceso increíble, el señor 'todos los alfas me repugnan' se enamoró de un alfa, vamos bésalo, no seas tímido." El rizado se giró hacia el alfa en busca de ayuda, el alfa levantó los hombros mientras sonreía con burla.
"Vamos, amor, dame un besito como todos los que me diste en el auto." El alfa estaba sonriendo con amplitud mientras tomaba la cintura del omega entre sus manos.
El omega sentía la mirada de todos sobre él, así que se acercó y le dio un beso que apenas era un suave roce, pero provocó un agudo grito de la chica.
"¡Puta madre, creo que me oriné encima!" Gritó y después cubrió su boca, carraspeó y se sentó. "Eso no fue lo que esperaba, déjenme buscar la cámara e iré a buscarlos, tu padre los espera en la sala de reuniones, los abogados ya llegaron." Habló mientras acomodaba las arrugas de su falda.
Louis tomó la mano de Harry y lo llevó al ascensor. Al entrar soltó su mano y acomodó su traje. "Parece que tu amiga está muy emocionada."
"Ni lo menciones, cuando traje a mi primer novio prácticamente empezó a organizar la boda, y yo tenía diez años y mi novio resultó ser un omega también." Ambos rieron hasta que sus estómagos se contraían dolorosamente.
"Eso no es nada, una vez mi madre me descubrió en la cama con una chica y al día siguiente mi madre me preguntó que cuándo pensaba morderle el cuello, yo ni siquiera recordaba el nombre de esa chica." Ambos volvieron a reír hasta que el ascensor se abrió en la última planta. Louis volvió a tomar la mano del omega y caminó a su lado por los pasillos hasta la sala de juntas, ocasionalmente se dedicaban sonrisas y suspiros fingidos, cualquiera diría que estaban enamorados desde hace décadas.
Llegaron a la sala de reuniones y Harry se encontró cara a cara al protagonista de sus pesadillas.
***

Dark DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora