Capitulo 8

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NARRADO POR JAMES:



Me muevo lentamente, buscando con mi mano algo con que taparme la cara porque el sol está entrando por la ventana, entonces me doy cuenta de que no hay nadie a lado mío, abro lentamente los ojos y justamente compruebo de que no hay nadie a lado mío, es extraño, porque hace solo unas horas estaba acostado con una hermosa chica, piel clara y tersa, cabello largo y sedoso y con una mirada que derretiría hasta el polo norte.

Imagino que debe de estar en el baño, así que vuelvo a cerrar los ojos, pero después de un rato no escucho ningún ruido, así que me pongo de pie, mientras me pongo el pantalón voy hasta el baño y al abrirlo me doy cuenta que no hay nada, me giro buscando algún rastro de ella en la habitación y no hay nada, busco desesperadamente mi camisa para ir a recepción a preguntar por ella y es en ese momento en que la veo, una pequeña nota en el buro de la cama, me acerco lentamente la tomo en mis mano y la leo:


"Querido James, gracias por la GRAN noche, fue un gran gusto y placer conocerte, no voy a negar que lo nuestro fue más que sexo, nuestro cuerpo conectaron perfectamente, pero hay que dejarlo al destino a ver si nos deja volver a encontrarnos, lamento no despedirme de ti en persona, realmente lo lamento, pero por favor no me busques, no hoy.

Liz XOXO"


Volví a leer la nota, su perfecta caligrafía, toque lentamente su nombre, así que su nombre era Liz, bueno si bien ponía ser una abreviación de Lizbeth quizás, salí del shock de leer la nota, así de simple, me dejó, en la cama de un hotel, con una nota de despedida, vaya que el karma no tarda en cargarlas, entonces recordé las palabras de anoche de Tania "Ya llegara quien te deje botado en un hotel como tú lo hiciste conmigo la última vez" no pude dejar de reírme ante tal mala broma de la vida.

Me puse de pie y aun con la nota en la mano, a medio vestir y descalzo, salí de la habitación y bajé hasta el lobby del hotel

- Disculpa – dije a la muchacha que estaba en recepción, al parecer era la misma que nos recibió

- Si, señor, ¿en qué puedo ayudarle? – me preguntó con gentileza, pero su mirada iba dirigida a mi torso pues no me había abrochado la camisa

- Si, mire, anoche llegué con una muchacha y ¿quería saber a qué hora se fue?  – dije apresuradamente

- Déjeme ver – se fue a la computadora a revisar – bien, aquí aparece que se le entregó su automóvil a las 5:03am

- ¿Dijo algo antes de irse? – pregunte – ¿algún recado? - Dije específicamente

- No señor, me temo que no – pero que estúpido, que más recado más que el que me dejó anotado, mire mi mano donde aún tenía la nota – ¿puedo ayudarlo en algo más?

- No, gracias – regrese a la habitación a terminar de vestirme, me coloque de nuevo el reloj y vi la hora, eran las 10:10, tenía más de 5 horas de a verse ido, leí la nota de nuevo "por favor no me busques, no hoy" esas palabras hacían eco, porque no hoy, que sucedería hoy que no quería que la buscara, salí de la habitación y fui hasta el restaurante del hotel.

Bueno al menos sabía su nombre o parte de él, reí ante lo sucedido en mi vida, era yo el que dejaba, y ahora una mujer me había dejado, pero no cualquier mujer, si no una que logro que nuestros cuerpos conectaran, mientras traían mi comida volví a leer la nota sabía que ella había sentido lo mismo que yo, fue más que solo sexo, yo me atrevería a decir que nuestras almas conectaron, podría decir que era mi yo, pero en mujer, mi alma gemela, bufe ante la chorrada que estaba pensando, yo James Holmes, el casanova creyendo en almas gemelas y mujeres perfectas, sin duda me había afectado algo en mi al estar pensando eso.

Comía lentamente pensando en todo y en nada, cuando una llamada a mi celular me saco de mis pensamientos, vi el número y contesté inmediatamente

- Hola – salude efusivamente – ¿que tal amaneciste?

- Eso lo debo de preguntar yo, ¿que tal te fue anoche? ¿O aun sigues ocupado? – me pregunto Guillermo, mi amigo

- Anoche muy bien y parte de la madrugada – sonreí ante el recuerdo de lo vivido con Liz- pero no, hoy ya no hubo acción – dije secamente

- ¿Y eso? ¿No me digas que la dejaste como a todas? – reí, pero esta vez reí con ganas

- No me creerías si te cuento – dije

- Pues cuéntame y ya te diré yo si te creo – y así comencé a relatarle del como cuando desperté ella no estaba, sobre la nota, de como "huyo" de mí en la madrugada del hotel – ay amigo, creo que esta vez te dieron una cucharada de tu propio chocolate, si no me lo estuvieras contando no lo creería, pero mira, ya sabes su nombre, búscala –

- No creo que sea lo correcto – dije con desgana

- ¿Y eso por que? – me pregunto mi amigo

- Porque ella es igual que yo – solté un pequeño soplido – yo en su lugar, con el tipo de nota que me dejo, dejando claro que no la busque, me molestaría que quisieran contactarse conmigo de alguna forma, creo que por eso existen esas reglas no escritas de amantes de una noche

- ¿Así? ¿Y cuáles son esas reglas? – me pregunto mi amigo, aunque no lo veía sabía que tenía una enorme sonrisa del otro lado del teléfono

- Simple, si no das tu nombre completo, no das tu número de teléfono, y no vas a tu departamento, es porque no quieres tener más contacto con esa persona – esas simples reglas, que yo de eso me regía, para evitar relaciones de pareja con alguna mujer – además solo se el diminutivo de su nombre, puede ser Lizbeth, Lizet o cualquier otro parecido, aunque – me quede pensando recordando su auto

- ¿Aunque que? – pregunto mi amigo

- No creo que haya muchas mujeres con un nombre similar a Liz que tengan en su propiedad un auto negro BMW serie 5 – dije rápidamente, si eso era, así la encontraría, mi amigo soltó un pequeño chiflido

- ¿Un serie 5? ¿Con quién te acostaste? ¿Con alguna mujer de la mafia? – rio mi amigo ante su singular chiste

- No te hagas el graciosito, no creo que sea una mafiosa, ella tiene clase, educación, su forma de caminar es sutil, es como si apenas tocara el suelo y solo se deslizara

- Amigo, creo que enloqueciste

- Hablo enserio

- Bueno, ya hablamos luego – dijo ya terminado la conversación

- Si, adiós – dije terminando la llamada, mientras guardaba mi celular en mi bolsillo del pantalón.

Salí del hotel, tome un taxi y fui hasta mi departamento, necesitaba dormir, recobrar energías y mañana iniciaría mi búsqueda de mi pequeña Liz.




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