Capitulo 13

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NARRA ELIZA:



Llegamos a la casa del Señor Holmes, como hoy es mi cumpleaños y mi papa me regalo un nuevo carro, decidí estrenarlo, así que estacione mi nuevo pequeño bebé rojo, y bajamos, caminamos hasta la entrada de la casa, para ser dueños de una gran Cadena de Hoteles su casa es muy "Sencilla" diría más bien que se asemeja mucho a un hogar, 2 pisos, con un gran jardín, tiene un camino de piedras que guían hasta la puerta principal, donde está un porche muy clásico, me recuerda un poco a mi casa, mi padre toca la puerta, y puedo ver que sus movimientos, cada vez son más claros, lleva 3 años desde que le diagnosticaron con Parkinson, pero dice el doctor que el hecho de que ya no este con el estrés de la compañía, ha ayudado a que no avance tan rápido, se oyen unos pasos acercándose a la puerta y una señora de unos 50 y tantos años abre la puerta

- Señor Salvatorre, un gusto verlo de nuevo – dijo la señora

- Señora Holmes, el gusto es todo mío – respondió mi padre, estrechándole la mano, así que ella era la esposa del Señor Holmes, su mirada azul, me recordó a alguien – permítame presentarle a mi Hija Elizabeth – dijo mi padre interrumpiendo gracias al cielo los pensamientos que empezaban a formarse

- Mucho gusto Señorita Elizabeth, debo decir que es muy guapa, igual que su difunta madre – dijo amablemente la Señora

- Muchas Gracias, e igual usted es muy guapa –

- Gracias querida, pero pasen, mi esposo ya los está esperando – dijo abriéndonos más la puerta la adentrar.

Iba por delante de mi padre, dejando que la Señora Holmes nos guiará, estaba realmente impresionada con la decoración y los muebles, aunque pude notar la falta de cuadros en la pared, parecía una casa muy hogareña y la falta de cuadros se me hacía extraño, la imaginaba repleta de fotografías, de sus hijos, aunque recuerdo que el Señor Thomas solo menciono 1, supongo que su único hijo varón.

- Por aquí, pasen – dijo abriendo una puerta corrediza dejando ver una impresionante mesa, para 12 personas, quizás esa una familia grande después de todo

- Adrián, cuanto gusto verte – dijo un señor muy alto, en su juventud debió de ser muy guapo, porque aún conservaba la esencia

- El gusto es mío Adam – contestó mi padre estrechándolo - te presento a mi Hija Elizabeth - yo extendí mi brazo para saludarlo de la mano a lo que el me correspondio

- Pasen, siéntense- dijo mostrándonos las sillas, me senté a lado de mi padre

- Mi hija me comento que quieres construir otro hotel ¿y ahora en qué ciudad?

- En esta, nuestra ciudad, aunque ya hay un hotel, que debo decir que fue el primero de todos – explicó brevemente – se me ocurrió una nueva idea, compre un terreno de casi 10 hectáreas, cerca de la zona boscosa, y se me ocurrió hacer pequeñas cabañas, como pequeñas casas, sin dejar de ser un hotel –

- Si, eso me comentaba el Señor Thomas – dije entrando en la plática – por eso le comenté que quería hablar con usted, él me dijo que sería mañana

- Ah claro, espero no te haya molestado que adelantara un poco, o que interviniera en tus planes–

- De ninguna manera...

- No, mi hija jamás tiene planes temprano, siempre las citas de trabajo son a medio día, nunca después de las 5, y menos hoy – dijo mi padre muy efusivamente explicando, si bien era verdad que jamás tenía desayunos o cenas de negocios, no tenía por qué decirle al Señor Holmes

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