5. Nueva familia, viejas familia Prt.4

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La desesperación ante los escasos resultados en la búsqueda de la espada divina comenzó a impacientar al general oscuro. Nada disgustaba más a Velker que presentarse sin novedades ante Ukog y más aún, cuando su aspecto ya había abandonado todo atisbo de humanidad, tan solo su característica heterocromía hacía intuir un pasado humano. Velker maldecía el día que se unió a aquel monstruo, aquello ocurrió tras finalizar la guerra de las Nuevas Alianzas. Por aquel entonces, Velker era un joven destrozado ante la muerte de su prometida, y fue el encuentro con Ukog, que poco tiempo atrás había sido despojado del título de guardián del hielo, donde encontró su única esperanza. Ukog le prometió que con la espada divina lograría traer a su prometida de vuelta a la vida, aquel hechicero estaba convencido de ser capaz de convertirse en Agnam, el dios de la muerte y creador de las almas oscuras, solo él sería capaz de devolverla al mundo de los vivos. Fue entonces cuando Velker, el heredero de la espada de la esperanza, se unió a Ukog. Ahora su esfuerzo pronto se vería recompensado, pronto volvería a ver a su amada y, pese a todo, cada día deseaba encontrar otro camino, un camino que no estuviera marcado por el horror y el sufrimiento. Las dudas cada vez eran más intensas en Velker.

―Adelante, amigo mío ―Ukog invitó a unírsele junto al trono oscuro―. Mi querido Velker, espero que esta vez tus noticias sean merecedoras de la confianza depositada en ti.

―Mi señor ―saludó con resignación―, nos llegan nuevas crónicas sobre la búsqueda de la espada divina. Según nuestros seguidores en Odol, una pequeña ciudad del reino de Sarba, un joven hechicero ha creado disturbios durante la Gran Recolecta. La descripción de lo acontecido nos hace pensar que podría tratarse del guardián del fuego, se rumorea que va acompañado de un muchacho y una joven.

―Buen trabajo, mi general. El guardián del fuego se encuentra lejos de sus dominios oficiales. El reino de Sarba es dominio de los hechiceros del viento. Sagras no debía estar en Odol. Envía un escuadrón a visitar a Ayun II, el Magnánimo, a ver qué averiguamos. Quizá la joven sea una fuerte hechicera y tengan oculta la espada.

―El guardián del fuego y sus acompañantes dejaron la ciudad esta mañana, mi señor. Parece que se han adentrado en el desierto de la Desesperación y según la descripción de la joven, según nuestros informantes la joven responde al nombre de Lua.

―Bien, localizad a la joven, si se han adentrado en la zona de los Tres Desiertos, solo pueden dirigirse a Elader. Reúne tus tropas, debes partir de inmediato. Estás muy cerca amigo mío ―le recordó―, pronto te reunirás con ella.

Ojalá fuese capaz de ignorar tales palabras. Interrogantes sobre sus acciones atormentaban al caballero oscuro: «¿Era necesario causar tanto sufrimiento? ¿Sería capaz de perdonarse algún día el dolor causado?». Aquellas dudas no debían confundirle, su lucha pronto llegaría a su fin, pronto Ukog tendría en su poder la espada del dios de la muerte y lograría la venganza contra la humanidad, la humanidad que le arrebató al ser que más amaba.

HEREDEROS DE LA LUZWhere stories live. Discover now