7. La caída de la fe. Prt 5

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El guardián del viento embarcó rumbo al puerto de Ben-Varrey para dirigirse las minas de Zapat, el gran asentamiento minero conocido como la ciudad diamante por las extracciones de piedras preciosas, oro y plata. Los fuertes vientos azotaban la explotación minera, dificultando el trabajo de los habitantes. Tiempo atrás un inesperado crecimiento de huracanes y fuertes vientos comenzaron a azotar la ciudad. El gobernador de Zapat no dudó en afirmar que se trataba de magia oscura y con una gran suma de dinero se solicitó la participación del propio Riv.

―Parece que compartiremos viaje ―dijo Riv al ver en la embarcación a Sagras junto a Nisha.

―Viajamos en la misma embarcación ―contestó―, eso no significa compartir viaje.

―Está bien ―contestó con una leve sonrisa―, solo deseaba ser amable. ―Riv se detuvo durante un instante―. Hay algo raro aquí, ¿no crees? Al parecer viajaremos solo nosotros tres. ¿Dónde están el resto de hechiceros del viento?

Riv se marchó hacia el otro lado de la embarcación ante la pasividad de su amigo. Hasta las palabras del guardián del viento, Sagras no había percibido que su compañero estaba en lo cierto. No era común que la embarcación marchara al sur con tan solo tres tripulantes. Ahora fue Sagras quien fue en busca de Riv.

―Debemos marcharnos ―ordenó a Riv―, logro captar un gran poder mágico en este lugar.

―No has errado en tus deducciones ―contestó―, hay varios hechiceros concentrando su poder, uno de ellos destaca por encima de los demás, el resto parecen sincronizar sus poderes... Vienen a por nosotros...

Sin tiempo para reaccionar, un rayo de energía destruyó la embarcación. Riv logró crear un hechizo para contrarrestar el ataque, consiguió crear una barrera para protegerse a sí mismo y sus compañeros. Tras alcanzar tierra de nuevo, los atacantes hicieron su aparición, se trataba de hechiceros elementales; aquella visión confirmó sus peores temores, sus propios compañeros estaban intentando acabar con ellos. Los hechiceros crearon un hechizo en forma de cuadrado mágico, cubriendo a sus víctimas en su interior. Riv se detuvo a comprobar el estado de sus compañeros, por suerte no habían sufrido heridas importantes.

Instintivamente, los adultos se pusieron delante del joven de ojos rojos, tratando de protegerlo ante cualquier contratiempo que ocurriese. El antiguo guardián comprobó el poder de aquellos grilletes al intentar formular un hechizo de fuego, los grilletes le impidieron crear ni la más pequeña de las llamas. Sagras había perdido su poder. El guardián del viento lideró la resistencia mediante un hechizo de viento, un hechizo interrumpido ante la aparición de un poder superior. Un poderoso hechicero cruzó aquella barrera uniéndose a Riv y sus compañeros.

―Excelente respuesta ―dijo atravesando la barrera―. Me ha sorprendido que fuerais capaces de sobrevivir a mi primer ataque, te he subestimado, Riv. ―Sagras no podía ocultar la sorpresa al comprobar que su enemigo no era otro que Fantir, maestro del fuego―. ¿De qué te sorprendes, Sagras? ¿Ahora eres capaz de mostrar sentimientos? Sois un incordio, vosotros, y la influencia inútil y moralista de Miro. ―Fantir no dejaba de mirar a Sagras, le emocionaba comprobar cómo la rabia se acumulaba en su antiguo guardián―. Nos hemos visto obligados a tomar medidas drásticas. No volverás a ser una molestia, mi antiguo guardián. ―El maestro preparaba un hechizo.

―Sagras ya no representa amenaza alguna ―le recordó Riv, tratando de desviar su atención―, yo seré vuestro rival en esta contienda.

―Discúlpame, Nue, hijo de las hojas, el escogido por el mismo Egion; sabes que jamás lograrás vencerme. ―Fantir percibía cómo Riv aumentaba su poder sin realizar ataque alguno―. Buen intento, joven guardián ―concluyó―, pero no podrás avisar a tus amigos. ¿Crees que no había contado con eso? ¿Por qué crees que hemos creado la barrera de protección? ―dijo con una leve sonrisa―. Lo que suceda dentro del cuadrado mágico no será percibido por nadie en el exterior, y si lograseis sobrevivir, jamás recordaréis lo sucedido.

HEREDEROS DE LA LUZWhere stories live. Discover now