12. El viento se agita Prt.2

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La noticia sobre la rebelión de Lumal ya era conocida por toda la población de Idej, sus habitantes eran conscientes de la necesidad de alistarse en las listas de voluntarios para hacer frente al enemigo. Incluso ciudades vecinas habían enviado ya los primeros refuerzos. La conducta ejemplar de su pueblo sorprendió incluso al rey que seguía debatiendo la mejor de las tácticas para poder hacer frente a su antiguo general junto a sus mejores soldados: el semielfo y el caballero oscuro que aún vestía aquellos ropajes típicos de los orcos. Feron no dejaba de observarle, la presencia de Velker despertaba cierta inquietud en él, pues aquel rostro no le resultaba del todo desconocido. Velker por su parte ignoraba aquella atención recibida. Su pensamiento de nuevo se centró en las aportaciones de Murel, la general del frente táctico serpiente azul y el semielfo. Las discusiones sobre si realizar un ataque frontal por parte de la gran mayoría de los soldados contrastaba con la idea del semielfo de esperar que fuese Lumal quien diera el primer paso, ya que el número de efectivos era mayor que el perteneciente a los soldados de Iderio.

La decisión aún no había sido tomada, Feron decidió disolver la reunión al contemplar la ausencia de noticias y cómo el sol se ocultaba tras el bosque Prohibido. Ojalá Dreid se equivocase, pensó el rey. El semielfo permaneció en la sala junto a su viejo amigo con la esperanza de poder conversar algo más antes de tomarse el descanso merecido. Aquel intento se vio interrumpido con la llegada exaltada de uno de los guardias de confianza del rey.

―¡Mi señor! ―dijo el joven caballero―, los sanadores nos informan de que la muerte acecha al hechicero. No superará la noche...

―Pobre chico... ―se resignó el rey―, hemos hecho todo lo posible por él. Es una desgracia.

―¿Ahora tienes hechiceros en el castillo? ―preguntó Dreid.

―No, el hechicero es extranjero, de más allá del océano, fue uno de los que nos informaron del ataque a Raw. Mis consejeros creen que se trata del guardián de la tierra, lo encontramos malherido hace cinco jornadas...

―¿Por qué no me has informado antes? ―le replicó el semielfo alertado.

―Lo siento. No creí que fuera importante, tus informaciones ocuparon todo mi tiempo...

―Quizá él sepa dónde se encuentran los amos, ellos son los causantes de todo esto. Necesito hablar con él. ―Feron aceptó la propuesta. Velker se unió al semielfo.

Efectivamente, aquel era el guardián de la tierra, a pesar de su aspecto desolador. El guardián había perdido el brazo izquierdo en su enfrentamiento. Cada remedio conocido no obtenía el menor resultado, tan solo alargar el sufrimiento. Dreid tenía la esperanza de obtener información del hechicero, pero al verlo allí en aquel estado, pronto comprendió que había sido traicionado por los suyos, al igual que Lennan y los demás.

―Mi nombre es Dreiduil, soy un amigo de Lennan... ―Se acercó Dreid al ver que el guardián estaba consciente.

―¿El maestro del hielo? ―dijo con esfuerzo, su respiración era lenta e irregular.

―Así es ―confirmó. Sacó unas hierbas del bolsillo y las extendió por su pecho para eliminar parcialmente el dolor del cuerpo del guardián―. ¿Quién os hizo esto?

―Fue la misma Rerastim, maestra de la tierra. Ella me traicionó, intenté avisar al maestro del hielo, pero ella me encontró. El Consejo ha sido traicionado, alguien planea apoderarse del mundo...; intenté hacerles frente, pero eran demasiados, derroté a muchos... ―por un momento, Lican, el guardián de la tierra, se sintió orgulloso de haber podido derrotar a sus enemigos―, Debéis preparaos, sus intenciones son atacar cuando el sol esté en su punto más alto.

HEREDEROS DE LA LUZWhere stories live. Discover now