11. Un nuevo poder Prt.1

7 2 0
                                    


Nadie imaginaba que Agoyh albergaba en su interior tal poder. Consumido por la tristeza, la sed de venganza había propiciado ser poseído por la ira, otorgándoles así un arma capaz de vencer a la oscuridad. El agua cubría todo su cuerpo con la mirada fija en Ukog, quien observaba incrédulo aquel asombroso poder. Aruc gritaba desesperada. Pero ya no oía nada, en la cabeza de Agoyh tan solo existían las palabras «exterminar» y «oscuridad». De su cuerpo comenzó a expandirse el hielo, cubriendo todo a su paso.

Aruc se vio obligada a crear una barrera de protección. Velker, consciente del peligro que suponía quedarse inmutable ante la llegada del poder del guardián, se dirigió al joven Baren, obligándole a seguir sus pasos hacia las copas de los pocos árboles que aún conseguían mantenerse en pie. Ni siquiera las últimas ramas parecían ser capaces de escapar a aquel poder. El avance del hielo se detuvo antes de alcanzar a los dos caballeros. Nisha tenía problemas, había quedado aislado, el poder de Agoyh no se detendría ante la presencia del joven de ojos rojos, los árboles quedaban lejos, por suerte, Riv fue capaz de elevarlo consigo. La expansión de aquel poder finalmente se detuvo, el bosque se transformó en un desierto helado.

Ukog estalló a carcajadas al comprobar que aquel ataque no había surtido ningún efecto en él, con un simple chasquido de dedos consiguió deshacerse de la débil capa de hielo que le cubría parte del cuerpo.

―¿Creíste vencerme con un simple hechizo de congelación? ―preguntó―, tu demostración casi acaba con la vida de tus compañeros.

―Confié en que conseguirían resguardarse. ―Sonrió, volviendo en sí―. Al igual que supuse que tú sobrevivirías. Necesitaba expandir mi poder.

―¿Tu poder? ―La furia se apoderaba de Ukog―. Has conseguido aumentar tu poder, pero yo soy un dios, ¡jamás me vencerás!

La furia de Ukog se hizo patente en el ambiente y envió una ráfaga de energía directamente hacia Agoyh. Este cerró los ojos y fue contrarrestando cada uno de los hechizos de Ukog sin esfuerzo. Ante el desconcierto de todos, apareció hielo en el brazo de Ukog, que parecía extenderse desde dentro del propio cuerpo. Al final optó por amputárselo.

―No podrás regenerar el brazo nunca más ―profetizó el guardián.

―Imposible... ―espetó un asustadizo Ukog. El hechizo no se detuvo, de nuevo el hielo inundaba el cuerpo de aquella oscura criatura―. ¿De dónde surge tal poder?

―¿Qué sucede? ―interrumpió Riv al sentir cómo un intenso poder se desvanecía―, ha sido derrotado... ―Agoyh dirigió la mirada hacia Aruc, que lloraba. De pronto una intensa luz cayó sobre el guardián del hielo.

―He aquí ante vosotros ―añadió Velker―, el nuevo maestro del hielo.

La barrera de protección creada por Aruc desapareció, su concentración se vio truncada ante la noticia del fallecimiento de su padre. Ukog, pletórico, descuidó el avance del hechizo de Agoyh, pronto Ukog caería en el sueño eterno. Aún presos del dolor ante la pérdida de Lennan los hechiceros lograron percibir un inmenso poder ante ellos, un poder que anuló por completo las habilidades de Riv, que despojado de su habilidad para levitar, se precipitó contra el desierto helado. Aruc respondió creando un manto blanco. Velker, junto a Baren, abandonaron el árbol para reencontrarse con sus aliados cuando sus cuerpos también se vieron poseídos por un hechizo paralizador. Hechizo que pronto afectó de manera significativa a Agoyh. Sobre la figura de Ukog, elevados más allá de los árboles, tres hechiceros realizaron su aparición. El guardián del viento fue el primero en reconocer al anciano, la mujer y el hueste, estaban ante la presencia de tres amos elementales. Los tres hechiceros formaron un triángulo perfecto alrededor del seguidor de las sombras, contrarrestando el hechizo de congelación de Agoyh. Utilizaron palabras en la primera lengua.

HEREDEROS DE LA LUZWhere stories live. Discover now