Sufrimiento

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Rido se dirigió hacia aquella tienda en donde lo esperaba aquel castaño de ojos azules, tras suyo lo seguía Yuuki. Ambos sangrepuras llegaron a dicho lugar, el de ojos bicolor hizo a un lado la manta gruesa que hacia como puerta y se abrió paso.

-te esperaba mi lindo vampiro- se escuchó decir, el Kuran se sonrojó levemente.

-d-deja de llamarme así, n-no....-tartamudeó un poco.

-¿ella es la Princesa Kuran?- dijo Kussata poniéndose de pie para luego dirigirse hacia la castaña.

-si...-dijo Rido algo molesto por la cercanía de esos dos.

-es hermosa...-dijo con una coqueta sonrisa mientras acariciaba los largos cabellos castaños. Tal acto hizo que Rido frunciera el seño molesto, sentía hervir su sangre, apartó su mirada.

-me seras de gran ayuda, Princesa- continuó Kussata para acto seguido tomar delicadamente la mano de la castañay besar su dorso.

-deja de coquetear, Kussata- reclamó, eso solo hizo que el cirquero sonriera con malicia y diversión por el actuar de su "gatito". –Rido, quiero estar a solas con la Princesa...retirate-

-eh?, ¿por qué quieres que...-

-dije que te fueras...mas tarde hablaremos-dijo algo seria, a lo que Rido solo apretó sus puños, conocía perfectamente a Kussata, y sabia lo que pasaria una vez que estuvieran solos.

No dijo nada más, sentía su corazón estrujarse...la forma en que djo esas palabras le dolia, estaba enojado...humillado. Pero esa era la realidad, el siempre seria una muñeca desechable, así lo aceptó, su mirada estaba gacha, quería llorar, desahogarse...pero no se mostraría débil.

Salió dejando atrás aquel "camerino".



Prov. Rido:

Soy ...un tonto...

¡¡MALDITO KUSSATA!!

Me gustaría gritarte, decirte como me siento... maldita Yuuki, juro que cuando esto termine te mataré... arrancaré tus entrañas y se la daré a los leones.

Kussata...¿por qué me haces esto?... ¿por qué me haces creer que soy especial?... no quiero mas mentiras...

Estoy arto de todo esto... pero, ¿por qué no quiero dejarte?... esto es injusto...

¿qué es esto?...demonios...no, no, yo soy un Kuran, un vampiro sangrepura de alto rango...yo...no debo llorar.

-¿Rido-san?- esa voz...¿Riko?.

Fin Prov Rido.


-¿se encuentra bien?...- dijo cierta pelinegra acercándose al vampiro.

-si...te dije que te fueras a dormir, Riko- contestó fríamente limpiándose las lagrimas con fuerza haciendo que esa zona enrojeciera. Levantó su mirada notando la preocupación de la menor.

-¿El señor Kussata le hizo algo malo?-

-no...- susurró sombríamente, sus lagrimas cayeron nuevamente, de seguro Kussata y la estúpida de su sobrina estarían...

No pudo evitar sollozar, se dejó caer de rodillas dejando salir todo aquel sufrimiento...

-Rido-san...- dijo la niña, Riko se acercó y  lo abrazó delicadamente como  muestra de apoyo, siendo   correspondida, el castaño se aferró a Riko, sintiendo como esta acariciaba sus cabellos, después de todo ella siempre estuvo a su lado... desde aquel momento.

-todo estará bien...- susurró Riko para consolarlo, Rido sonrió, recordó cuando el mismo le había dicho algo similar.

-gracias...Riko...-



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La puerta de la casa de Cross se abrió lentamente haciendo un pequeño chirrido dando paso a un hombre alto, de cabellos azabaches ondulados, de  un ojo azul y el otro era cubierto por un parche, vestia una gabardina de cuero y un sombrero en color marrón, sus facciones eran duras y varoniles.

Cross al verlo abrió los ojos sorprendido... no se esperaba que llegara en ese preciso momento.

-Yagari-san?-



CONTINUARÁ...

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