Todo esta bien

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-¡Kussata!- la voz de Rido se escuchó, Kussata abrió los ojos al ver como el sangrepura de ojos bicolor se ponía en frente protegiéndolo del letal ataque de Kaname.

Rido cerró los ojos, era lo único que podía hacer...no quería que la persona que amaba muriera...

Rido cerró los ojos esperando aquel ataque que no solo acabaría con su vida, sino, la del pequeño ser que crecía en su interior...Más el golpe nunca llegó.

Abrió los ojos lentamente, al hacerlo se sorprendió por lo que veía.

El brazo de Kaname estaba sujeto con vides plateadas que impedían que éste lo golpeara, y todos aquellos trozos de suelo estaban dispersos en el aire cerca de él, pero al igual que el de ojos borgoñas, estaban siendo sujetados por aquellas extrañas plantas.

-he dicho que se detuvieran- habló suavemente una voz que todos conocían, a pesar de la situación se oía tranquila.

Todos los presentes voltearon hacia la dirección de donde provenía la voz, sus ojos se abrieron de par en par....era Zero, el cual lucía algo diferente.

Su cabello plateado estaba completamente suelto y aun más brillante, sus ojos destellaban en un amatista llenos de vida e iluminado, el contorno de sus ojos en la parte inferior delineados delicadamente de negro, y en sus mejillas se apreciaban unas pequeñas franjitas negras, y su cuello, en el lado izquierdo se apreciaba una extraña marca de franjas paralelas que se entrecruzan y unas pequeñas dagas. Sus uñas crecidas levemente y en color plata.

Las enredaderas estaban decorando parte de su brazo, alrededor del izquierdo para ser más precisos, el cual era el que tenia tendido.

Los presentes lo veían con total asombro si poder creerlo realmente. Kaname observó a su esposo, estaba totalmente sorprendido y no solo por su apariencia, sino por el valor que sus ojos expresaban, y aquella aura cálida que lo rodeaba. El castaño comenzó a sentir como su rabia y deseos de asesinar a Kussata se iba disipando poco a poco hasta el punto de extinguirla.

Rido mantenía aun sus ojos abiertos por la sorpresa al descubrir aquello en ese monstruo. Y Kussata solo estaba en completo silencio, sorprendido también, aunque sabía muy bien lo que vendría ahora.

Zero comenzó a caminar hacia donde se encontraba Rido y Kussata, sus pasos eran lentos y gráciles. Sus ojos amatistas no se apartaban de aquellos dos. Una vez que los tuvo frente a frente y ante la atenta mirada de todos los presentes dijo:

-Rido Kuran, ¿por qué interfieres de ésta manera a la cacería de Kussata?- preguntó calmadamente y sin apartar su mirada sobre el sangrepura de ojos bicolor, aunque Zero sabía perfectamente por qué lo había hecho.

Rido se quedó en silencio unos momentos y luego respondió:

-Porque...lo amo...-murmuró, aquello sorprendió a todos los que contemplaban lo que estaba sucediendo, jamás creyeron que Rido dijera algo así.

-Rido...dime ¿qué es lo que deseas decirle a Kussata?- preguntó suavemente.

Rido abrió sus ojos de par en par, ¿cómo lo sabía?, no podía creerlo, tragó grueso y quedó en silencio. Kussata, quien aun se encontraba en el suelo no parecía comprender lo que sucedía, sus ojos azules observaron a su amante tratando de obtener una respuesta a esa duda.

-Rido, ¿qué es lo que deseas decirle a Kussata?-volvió a preguntar –tranquilo y responde- Zero sonrió dulcemente y tomó las manos de Rido dándole confianza.

-y-yo...-tartamudeó el castaño rojizo, bajó su rostro y dijo –K-Kussata yo...-

-si?- preguntó Kussata.

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