Parte 9:"Pesadilla"

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-No podemos seguir permitiendo que esté con nosotros-se escuchó una voz femenina.

-tiene que irse, no toleraré en tener un monstruo aquí-esta vez era una voz masculina, adentro de la sala se estaba llevando una pequeña discusión entre la pareja.

Justo parado afuera estaba un niño de pijamas verde aguamarina parado, con la mirada gacha, escuchaba cada palabra que decían sus padres...Sus lágrimas caían de sus ojos amatistas y rodaban por aquellas pálidas mejillas.

-ése monstruo ya no debe seguir conviviendo en esta casa-se escuchó decir nuevamente a aquel hombre.

Un niño se acercó hacia aquella pared, está un pijama idéntico a aquel niño que lloraba solo que en color amarillo, sus cabellos eran platinados y cortos y sus ojos de color amatista, era el mismo reflejo que aquel niño de verde, solo que no tenía aquellas características que los diferenciaban, caminó hacia aquel niño que se encontraba afirmado en aquella pared, donde vió a su hermano llorando silenciosamente, su pequeño entrecejo se frunció demostrando así que estaba molesto, apretó los puños con fuerza, sin siquiera decir nada para consolar a su reflejo, se adentró a pasos firmes a aquella habitación en donde sus padres hablaban.

-¿de qué están hablando?-su rabia se escuchaba en su tono de voz –ése "monstruo" es MÍ hermano...¡¿cómo se atreven siquiera a pensar en abandonarlo?!-su grito se escuchó.

-No te metas en estos asuntos, Ichiru-dijo con voz dura la madre.

-¡¡¡ZERO ES MI HERMANO!!!...¡¡¡NO QUIERO QUE SE VAYA!!!...-solo gritos y reclamos se escucharon de aquel niño, solo eso se escuchaba de aquella habitación...solo eso escuchaba aquel niño que lloraba en un rincón. Su pequeña cola platinada se movía lentamente y se abrazaba con ella, tenía las rodillas flexionadas y ocultaba su cabeza entre ellas, sus pequeñas manitas sujetaban sus oídos para no escuchar aquellos gritos.

Un ruido se escuchó...un golpe...el sonido de una bofetada.

No transcurrió siquiera un minuto, aquel niño de pijama amarillas salió de aquél lugar, tenía el ceño fruncido, y su mejilla izquierda estaba sonrojada producto de aquél golpe recibido, caminó enfadado, pero sus pasos se detuvieron al ver a su hermano gemelo en un rincón, se acercó lentamente y posó su pequeña mano sobre la cabeza del contrario, acarició aquellos pequeñitos cuernos blancos que adornaban la cabeza de Zero, el de pijama verde levantó su mirada y se encontró con aquella cálida sonrisa de su hermano, imitó el gesto.

-Ven, vamos Zero...todo estará bien-dijo mientras tendía su mano. Zero la tomó cuidadosamente y se levantó de aquel rincón, ambos gemelos fueron a su cuarto.

Ichiru cerró la puerta tras de sí y puso el seguro, su hermano ya estaba sentado sobre la cama.

-Mira Zero...-dijo su hermano menor indicándole la ventana, pequeños copos de nieve caían lentamente.

-Es nieve...¡está nevando!-exclamó emocionado, el pequeño monstruo torpemente fue hacia la ventana y con ojos asombrados veía aquel hielo bailar con el helado viento, sonrió.

-¿Sabes?...Zero, eres como la nieve...tan puro, blanco...sin ninguna mancha...tan hermoso, pero...al igual que con la nieve, las personas, todos ellos olvidan la belleza de la misma por el frío, y simplemente prefieren el calor...algo tan común que siempre se vé......mamá y papá son unos tontos...si ellos te hacen daño, yo...yo nunca los voy a perdonar.-dijo firme.

-ni-ni...nie....niev...e...¿nieve?-tartamudeó mientras observaba a su hermano, Ichiru lo miró sorprendido, prácticamente esa era la primera palabra de su hermanito. Sonrió y acarició aquellos plateados cabellos del contrario.

-Así es...nieve...-ambos observaron la nieve caer, pero como siempre, la cruda realidad al igual que el invierno se hizo presente.

....................

-¡¡¡Zeroooo!!!-gritó el gemelo menor quien era sostenido por sus padres.

Estaba desesperado, sus padres lo habían hecho, se habían desecho de su gemelo, sus lágrimas caían.

Zero al igual que Ichiru era arrastrado por un hombre adulto de cabellos castaños oscuros y ojos azules. Ambos niños trataban de zafarse, pero era imposible, aquellos adultos eran más fuertes.

-Ichi...Ichir...Ichiru...¡¡¡ICHIRUUUUUU!!!-se escuchó, Zero había dicho su segunda palabra, una palabra desesperada...aquella que solo era un adiós...un adiós desgarrador...dolía...estuvieron juntos desde el vientre, desde antes de nacer...y ahora por la crueldad de los humanos...eran separados.

Fue lo último que recordaba...sus rostros ...sus nombres, para un niño tan pequeño como él, apenas podía caminar...apenas podía hablar...era una cruel realidad, un cruel destino...

.................

Cuando abrió los ojos solo vió una enorme carpa roja de rayas verdes y amarillas...Y algunas personas armando pequeñas tiendas y empujando jaulas que aprisionaban leones, osos, entre otros .

Todos aquellos fijaron su vista en aquel chico de platinados cabellos, comenzaron a balbucear cosas entre ellos y lo miraban con aquellos ojos juzgadores. El niño tembló ante aquella aura incómoda, sentía miedo y no iba a ocultarlo.

-Aquí será tu nuevo hogar, Zero-dijo aquel hombre con una sonrisa algo retorcida.

-N-NO...y-yo....no..no quie-quiero...m-miedo...-balbuceó costosamente aquellas palabras. El hombre de castaños cabellos lo observó con aquella mirada azulina tan macabra y penetrante que daba terror y con aquella sonrisa burlona-aquí no eres nadie...-dijo para luego acercarse a  su oído y pronunció:

-solo eres un Monstruo de circo...-la primera "bienvenida" que recibió en su nuevo hogar fueron esas.

Sus lágrimas caían...después de todo solo era eso...solo un monstruo...un horrible y patético monstruo de circo.

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Despertó exaltado, un sudor frío lo cubría, su cuerpo temblaba y su respirar era acelerado...

-Ka...Kaname...-llamó en un susurro, sus lágrimas se desbordaron de sus ojos amatistas.

-Kaname...por favor...no me abandones...-susurró, el peliplata cubría su rostro con amabas manos, trataba de calmar aquel incesante llanto, un llanto lleno de angustia. La puerta se abrió dejando ver a un castaño, aquel sangrepura se adentró a aquella oscura habitación que estaba siendo iluminada tenuemente por la luna, cuando ingresó escuchó sollozos, sus ojos borgoñas divisaron a aquel chico, se apresuró a llegar a él y lo abrazó.

-Aquí estoy, Zero...todo estará bien...-susurró suavemente. El niño solo se aferraba mas a él buscando protección en aquellos brazos.

-No me abandones...no me dejes...Kaname...seré bueno, haré lo que me pidas...cantaré solo para ti...pero por favor...no me dejes solo-su llanto comenzó a calmarse.

Kaname no podía hacer más que acariciar sus cabellos, poco a poco se volvió a quedar dormido.

CONTINUARÁ...

Monster CircusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora