Papas Fritas y Mucha Anestesia

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—Doctor... Lo primero que quiero decirle es que me siento muy emocionada y...

—Disculpe, ¿será que puede ir directamente a ese lugar, cambiarse y tratar de permanecer lo más relajada posible? Necesito calibrar los instrumentos y usted debe tranquilizarse.

—Lo siento.

Mandy bajó la mirada con mucha vergüenza y se dirigió hasta el lugar donde debía quitarse toda la ropa y ponerse la bata verde desechable. Su madre le acompañaba muy seria.

—¡Vaya! Creo que este doctor es algo...odioso.

—¡Mamá! ¡No vayas a empezar! Lo importante es que saldré de aquí con mi bebé.

Entretanto, el doctor revisaba la orden del examen que fue la que recibió Andy en emergencias.

—¿Laparoscopia? ¿Por un simple dolor de estómago? ¡Carter es un exagerado! Aquí el especialista soy yo, asi que le haremos una endoscopia. Prepara a la paciente...y que la madre salga del consultorio.

La enfermera obedeció al doctor, y muy a su pesar, la señora Gertrudis tuvo que dejar sola a su hija en ese lugar.

—¿Pero no puedo quedarme a su lado? Yo puedo guardar silencio.

—No, señora. El doctor Griffin es muy, muy estricto. No se preocupe, es un procedimiento muy sencillo y saldrá en minutos. Puede esperarla allí sentada.

La enfermera le señaló unos asientos de plástico en el pasillo, y la madre de se dirigió hasta ellos. Luego cerró la puerta y trasladó a Mandy hasta una camilla de metal.

—Recueste y póngase de lado.

—Pensé que habría otro especialista...—comentó Mandy algo inquieta.

—No, es necesario. Solo yo le asistiré. El procedimiento no requiere más personas. Ahora voy a colocarle una intravenosa, esto le ayudará a sentirse muy relajada; estará algo adormecida, pero no del todo.

La delgada joven, respiró profundo algo asustada, sobre todo al verse rodeada de aparatos e instrumentos médicos que no que no comprendía y ante la actitud tan fría del especialista. Luego de que colocaran la intravenosa, ella comenzó a sentir a los pocos minutos el efecto.

Mandy tenía sólo veinticuatro años y era una joven muy linda, de cabello castaño corto, tenía un rostro muy infantil y adorable; aunque denotaba algo de fragilidad pese a su fuerte carácter. Con grandes ojos verdes y pestañas largas que en ese momento veían un extraño tubo que el doctor le acercaba a la cara.

—¿Qué es...eso? —preguntó Mandy con dificultad.

El doctor le ignoró. Se dirigió a la enfermera.

—¿Ya le aplicó el spray anestésico en la boca y garganta a la paciente?

—A eso iba, doctor.

—¿¿¿En...mi...boca??? ¿Por qué mi...boca?

—No se inquiete, señora, es parte del procedimiento. Esto es para adormecer la zona antes de introducir el aparato.

—¿Pero...? ¿Qué no era...por...abajo? —preguntó Mandy sin comprender nada.

—¿Por abajo? ¿A qué se refiere por "ABAJO"?

—Es que siempre...me lo han hecho...por abajo. Por mi vagina...

El doctor y la enfermera se quedaron paralizados al oír aquello. Se miraron las caras y veían a Mandy como si fuera una extraterrestre en ese instante.

EMBARAZADO Por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora