¡Felicidades, Andy! ¡Vas a ser "Mamá"!

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—¡Andy! ¡Andy! ¿Estás bien?

Andy abrió los ojos con algo de dificultad. Al reconocer el rostro de Mathew que golpeaba sus mejillas, le apartó de si con horror.

—¿Qué demonios...? ¿Qué haces encima de mí?

—¡Te desmayaste en el sauna!

—¿Cuál sauna?

—En el que estábamos hace cinco minutos... ¡Andamos juntos! ¿Lo olvidaste?

Andy se incorporó. Estaba recostado en una silla plástica. Matthew le acercó una botella de agua. Mientras Andy la destapaba, su archienemigo -ahora "amigo"- secaba su frente con una toalla.

—¿Qué haces?

—Estás empapado de sudor, Andy. Tuviste una baja de tensión. Vamos a llamar a Evelyn, ¿te parece? Te llevaré al médico.

—¿Qué? ¡No! ¡Yo estoy bien! Sólo fue... ¡El calor! Hacía mucho que no entraba a un sauna.

—Andy, no estás bien. En menos de setenta y dos horas te he visto palidecer y desmayarte dos veces. ¡Eso no es estar bien bajo ninguna lógica!

—¡No! ¡Llévame al departamento! Sólo necesito descansar.

—¡No! No dejaré que mi futuro socio se muera por hacer gala de su estúpida testarudez. Llamaré a Evelyn.

—Pues yo no te voy a dar su número de teléfono nuevo.

—No necesito que me lo des, yo lo tengo.

—¿Tienes su número de teléfono? ¿Por qué tienes el número de teléfono de mi hermana?

—¿Qué? ¿No te ha contado? Tyler estudia con Kyle, tu sobrino. Nos vemos casi todos los días cuando llevo a mi hijo al colegio.

Andy frunció el ceño y se cruzó de brazos como un niño malcriado. Sabía que al enterarse su hermana de que salió del departamento y se desmayó, la enloquecería. Por su parte, Matthew logró contactarla:

—¡Evelyn! Te habla Matthew.

—¿Matthew? ¡Hola! ¡Vaya! Sí que es una sorpresa que me llames... ¿Cómo estás? ¿Qué es de tu vida?

—¡Todo bien, preciosa! Me alegra escucharte. Pero te llamo por un asunto muy puntual: Estoy con Andy...

—¡¡¡¡ANDY!!!! ¿TÚ ESTÁS CON ANDY??? ¡Oh mi Dios! ¡Gracias a Dios! ¡Gracias! ¡¡¡Gracias!!! ¡Necesito ir por ese imbécil!

—Quiero llevarlo a un médico antes, no se encuentra muy bien.

—¡Oh no! ¿Dónde están? ¡Justamente debo llevarlo al G-MED! ¡Tiene que verlo un especialista cuanto antes! El muy estúpido dejó el teléfono en el departamento, no hallaba como ubicarlo.

—Hágamos algo, preciosa: te llevo a este muchachote a G-MED. ¿Es la sede principal, supongo?

—¡Sí! Me dijeron que no el hospital, sino el Centro de Investigaciones.

—¡Ah, sí! ¡El edificio enorme que se ve en la vía al puerto nuevo! Estamos de hecho muy cerca, en un Spa.

—¡Espera! ¿Andy y tú están en un Spa? ¿Hay una subasta allí o algo?

—¡No! ¡Es un Spa! Estábamos en un sauna y se sintió mal.

—¿Tú...y mi hermano...en un sauna? ¡Y yo que pensaba que lo había visto todo! Bueno, gracias a Dios que al menos ya sé dónde está. Estaré en G-MED en diez minutos.

EMBARAZADO Por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora