No puedo perderte a ti también [#17]

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Clarke

Presioné el botón para llamar al búnker, con la esperanza de que mí madre contestará. Estaba tan impaciente que empecé a jugar con mis dedos y morder mis labios.

-¿Si?- me emocioné tanto al oír su voz que lágrimas salieron de mis ojos sin ningún tipo de autorización.

-¿¡Mamá!?- mí tono de voz llegó a las nubes.

-¡¿Clarke?!- exclamó sorprendida, seguramente ya me había dado de muerta, como todos los demás.-Creí qué estabas...- le arrebaté las palabras de la boca.

-¿Muerta?- dije escojidome de hombros, hasta que me percaté de que no podía verme- Hasta yo misma creí éso, pero a veces la vida puede dar giros que ni uno mismo se espera- mi mirada se perdió en el aire y las palabras solo fluyeron.

- Nena, no sabes cuánto te he extrañado- espetó con un sutil tono de alegría.

- Y yo a ti, mamá- Agregé.

-¿Has estado sola durante estos años?- la curiosidad se apoderó de sus palabras.


-Aunque suene un poco loco, no. Encontré a una amiga de tiempo completo, mí compañía en el día a día. Me saca un sonrisa todos los días, encontrarla fué lo mejor que me pudo haber pasado- respondí, me sentía orgullosa de tener a Madi a mí lado.

-¿Quién eres tú?- preguntó Madi, la cuál se había levantado más temprano, ésta mañana.


-Es mi mamá...- mi madre me interrumpió.

-Soy Abigail Griffin, madre de la mujer más valiente que conozco, doctora a tiempo completo- se presentó mí madre con la frente en alto, aunque no la estuviera viendo, sé que está haciendo ése gesto.- Tú debes ser esa compañía diaria de Clarke- dijo haciendo énfasis en compañía.

-Soy Madi, solo Madi- Dijo la pequeña con los ojos exaltados.-
Un gusto conocerte​, Abigail- dijo con un tono un tanto sarcástico.


-Llámame Abby, por favor- pidió mi madre luego de reír sin ganas.-Clarke, hija. Tengo que irme, te amo- exclamó mi madre justo antes de respondiera y colgara nuestra informativa llamada.

-También te amo, mamá- exclamé justo antes de cortar la llamada.

-Diablos Clarke, tienes a muchas personas que te aman- dijo Madi un tanto desilusionada.- ¿Por qué estás aquí?- Preguntó con inocencia.



-Larga historia- dije riendo entre dientes.


-Tenemos todo el día- dijo la pequeña con gran entusiasmo agitando sus mano.


-Está bien. Ven acá- dije haciendo señas para que sentara a mí lado.
Obedeció y se sentó junto a mí.


-Te escucho- aclaró con sus codos apoyados sobre sus rodillas, sus manos sostenían su cabeza y una expresión de curiosidad se apoderó de su hermoso rostro.


-Bueno, todo empezó hace unos seis años atrás. En la tierra habían bombas nucleares, que explotaron hace más o menos, unos 103 años, destruyendo todo a su paso, y matando a cada habitante del planeta. En el espacio, habían naves llenas de personas, sobrevivientes. Había una científica, llamada Becca, ella creo dos inteligencias artificiales, la primera llamada: A.L.I.E, fué un prototipo, que solo guardó. La segunda, llamada: A.L.I.E 2.0: si funcionó. Ésa inteligencia artificial se volvió tan poderosa, que ocasionó el apocalipsis nuclear en la tierra. Becca se sentía culpable por todo el daño que había causado. Becca espero lo suficiente en el espacio, para que la tierra dejará de ser tan radiactiva, ella bajó a la Tierra, en su nave, Polaris. Llevó consigo la primera inteligencia artificial que había creado, para no perderla, se la colocó en su nuca. Habían sobrevivientes en la Tierra, pero la radiación los había afectado, se habían convertido en mutantes, pero Becca los lideró y se convirtió en la primera comandante, la llamaban: Bekka Pramheda. Era una sangre nocturna, como nosotras. Cuando murió, se le retiró la "Flama", así llamaban a la primera inteligencia artificial.- expliqué, Madi estaba muy concentrada en cada palabra que decía- Solo algunos países lograron enviar a su gente al espacio. Mi historia empieza aquí.- tomé una larga respiración.-Mi padre, se encargaba del oxígeno del Arca, nuestra nave, era dónde vivía, pero no mi hogar, cuando tenía dieciséis, escuché a mí madre hablando con mi padre, acerca de la supuesta falla. Ésa mismo día, hablé con mí mejor amigo​, quién era hijo del canciller, le dije que guardara el secreto, pero éso no le bastó. Le contó todo a su padre. Mi padre iba a dar el mensaje a toda el Arca, lo detuve, pero ya era tarde, el "canciller" lo sabía, así que flotaron a mí padre, frente a mís ojos. Estuve en aislamiento durante un año. Formaba parte de los 100 delicuentes que bajarían a la tierra luego de 97 años. Pues verás, todo fue muy rápido. Pasaron tres años hasta que las bombas empezaron a derramar destrucción de nuevo. Teníamos solos diez días para saber que iba a pasar con nosotros. Ése día, justo antes de irnos. Algo falló y tuve que repararlo, y les dije que se fueran sin mí, y no me arrepiento. Porque nunca te hubiese encontrado- mi historia, se la conté toda a una pequeña de seis años.

-Oh Dios mío, Clarke. Éso es muy intenso- exclama llena de asombro.

(...)











I Can't Lose You Too [Bellarke] #EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora