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I

• Ottawa, Canada.

Caminé junto a Justin hacia Dios sabe donde, solo hablo de una despedida que cuando lo pienso me causa un nudo grande en el estómago.

No me gustan las despedidas.

—¿Ese es el auto de Jaden? —Justin señaló un Rolls Royce negro.

Volteé mi vista y asentí de inmediato. Aquél revisó sus bolsillos de donde sacó una llave, presionó un botón logrando que el seguro desapareciera.

—¿Porque tienes las llaves de Jaden?

Giró su cabeza con una pequeña sonrisa. —Larga historia...

Tomé asiento como copiloto, escuché los pasos de Justin acercándose a la otra puerta, arrastre mi mano y logré cerrar la puerta.

Giré mi vista hacia la izquierda, Justin apoyó su rodilla en el asiento. Se nota pensativo, quizás esta dudando si lo que estamos haciendo ahora esta bien, así como lo estoy haciendo yo.

Presionó un botón en el panel de controles de la puerta, alcé mi vista y aquél dibujo una pequeña sonrisa.

—Espérame aquí, iré a buscar algo.

Asentí, cerró la puerta y lo seguí con la mirada hasta que desapareció por la entrada.

Suspiré. Todo esto es difícil para mi, difícil de explicar. No esperaba nada de esto en este viaje y es que la vida no se cansa de darme sorpresas sabiendo que me disgustan tanto.

Lo mejor que puedo hacer es salir de éste lugar, perderme y regresar al hotel después. Necesito estar sola, pensar y saber que haré con mi vida. Podemos ser amigos sin la necesidad de despedirnos, somos personas maduras, solo hay que intentar llevar bien la situación.

Empuje la puerta pero no quiso abrir, fruncí mi ceño. Intente abrirla nuevamente pero sigue sin hacer el mínimo esfuerzo por dejarme salir de aquí.

Frustrada eché mi cabeza hacia atrás y solté un bufido. Seguro para bebés lo que faltaba, creo que no es tan idiota como pensé.

Observe una figura acercarse al auto, retome mi postura mientras lo miré caminar hacia el baúl.

Si no hubiese puesto ese seguro, yo hubiese estado a dos esquinas de aquí. Pero debo afrontar los problemas antes de que ellos se pongan en mi contra y tomen por hundirme.

La puerta se abrió, Justin tomó asiento con una pequeña sonrisa mientras se ajustaba el cinturón.

—Listo. —Mia, ponte el cinturón.

Guardé silencio, al ver que lo decía en serio solté un bufido.

—Es lo mismo.

De mala gana logré ajustar el cinturón, me acomode mientras miraba por la ventana.

Sólo se escucha la radio, un estúpido locutor hablando disparatadas.

Volteé la vista para ver a Justin, tiene su vista fija en la carretera. No pude evitar pensar como sería tener una familia con él, niños corriendo, él llevándolos al colegio, a comer, enseñándole a caminar o a jugar fútbol.

Mia Jenner II ➸ J.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora