capítulo 28.

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Megan

Alabado sea el todo poderoso de que me dejaron terminar está esta clase antes, mi noche no fue tan amable gracias a que los niños el día de ayer tomaron un energizante que no se de donde carajos lo sacaron y no durmieron en toda la maldita noche.

《uy, pero que humorcito te cargas.》

Hablo mi querida y estúpida conciencia sobresaltado lo obvio, que todo el mundo nota y al parecer ella tiene la necesidad de recordarlo.

《no pues querida, así ni tu misma te soportas, otra mas y agarró mis maletas y me largo》

Uy, tiemblo ante tus amenazas de mamá regañona cuando no le ayudan en casa, siempre dicen cosas como “sin mi esta casa se cae a pedazos”, “no se que harían si yo me fuera” o “ un día de estos me iré y no volverán a saber de mi” para después verla el día siguiente repitiendo lo mismo y lo mismo, la verdad que ya pase por eso y si te quieres ir, pues vete.

《bien adiós, cuando me necesites ya no estaré más, me largo y no volveré.》

Que tengas lindo viaje marcela, me saludas a Pepe.

Si le puse nombre a mi conciencia, que al parecer si se fue ya que no la escucho y gracias a Dios, porque lo único que Marcela consigue es ponerme los nervios a flor de piel con sus inoportunas apariciones.

–¿se encuentra bien  señorita Megan? – me pregunto la pequeña Camelia con sus grandes ojitos oscuros mirándome atenta.

–hola pequeña – le saludo cargandola –si, estoy bien, gracias por preguntar – ella sonríe no muy convencida.

–¿Por qué adi y tefan no vinieron hoy? – pregunta bajando la mirada.

–pues porque ayer fueron unos niños muy traviesos y no durmieron en toda la noche, asi que esta mañana se encontraban muy cansados como para asistir a clases y se quedaron todos desparramados en sus camas botando baba – le digo con voz chistosa a lo que la pequeña niña ríe – ¿Por qué no estás con tu madre? – le pregunto un poco extrañada.

–es que quien nos viene a buscar no ha venido Por Alex y por mi – dice algo triste.

–¿Te parece si la llamo? – le pregunto y ella asiente energéticamente.

–Por favor, si no es mucha molestia – sus mejillas se sonrojan un poco.

Busco mi teléfono y cuando lo encuentro puedo ver que tengo dos llamadas perdidas de Jack, las ignoró y busco el teléfono de la madre de los hermanos que se encuentran esperando impacientes. Marco el número de la madre y Aguardo paciente ante la atenta mirada de los niños, la llamada se me va al buzón de mensajes, marco de nuevo y aún así no contesta.

–¿saben donde viven? – les pregunto por muy estúpido que parezca.

La pequeña niña me mira y asiente sin ganas. La academia está a punto de cerrar y los padres de los pelinegros no aparecen, Alexander ya se y puesto a llorar y he tenido que calmarlo con un dulce que encontré en mi maletín. Es increíble la facilidad con la que padres olvidan a sus hijos, ¿Qué pasará por la mente de aquellos?.

Tomo de la mano a los pequeños y los subo en mi auto para poder llevarlos a su hogar, por las indicaciones que me da Camelia puedo descifrar que queda a una media hora de la Academia.

–¿Qué se supone que hacen sus padres a esta hora? – pregunto para aligerar el ambiente.

–Mami trabaja, casi nunca la vemos en el día ella siempre está con su amigo cuando llega a casa, el le da un beso y ella le abraza; pero ella nos explicó que eso hacen los amigos aveces – dice Camelia encogiéndose de hombros.

Los Hermanos Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora