Los Hermanos Black.

capítulo 30

Jack

–¿Jackson son donde te encuentras? – me dice la furiosa voz de ¿Vanesa?, no se sinceramente, cuando contesto el teléfono.

–donde he estado los últimos días – me encojo de hombros poco consciente de que ella pueda verme.

–bebiendo… – murmura.

–exactamente, pensé que ya lo sabrías Vane – arrastro las palabras.

–¿en qué bar estas? – dice molesta.

–eso no es importante, déjame en paz vane, no estoy tan borracho – digo sorbiendo mis mocos, ya lo sé, soy asco.

–si lo estás – afirma.

–¿Cómo lo sabes si no me está viendo? – le reto.

–Por dos razones ser careciente de neuronas, soy Tamara y me piensas que soy mi madre sumándose que estas arrastrando las palabras – responde y me la imagino enumerando con los dedos, como lo hacía Megan.

Al tener el recuerdo de ella en mi mente las lágrima vuelven a hacer acto de presencia en mi rostro y inconscientemente sollozo.

–ella ya no está – digo olvidándome de que hablo por teléfono y tomando de la botella de vodka.

–¿Jackson en que maldito bar estas? – arrastra las palabras amenazante.

–e-estoy en… – hice una pausa al darme cuenta que no sabía dónde estaba – ¡hey amigo! – llame a un camarero – ¿Cómo se llama esto? – solté una pequeña risita ante mi desubicado yo.

–Estas en el “bar contti”.

–se donde queda – dijo la voz femenina que al parecer no era Vanesa – no te muevas.

–no, no vengas por mi – ordene – deja que ahogue mi pena sólo – volví a darle un trago a la botella.

–me vale poco lo que digas, voy para allá y hablaremos seriamente – sentenció.

Su declaración me importó poco. si estoy en lo correcto hace unos quince u veinte días Megan fue arrebatada de mi lado, no he parado de beber y emborracharme desde que eso sucedió, estoy de bar en bar y de cantina en cantina; mi vida simplemente no importa.

No conté con el apoyo de nadie mas, si no fue el de mi hermano, amigos y la familia de mi ex esposa; duele que mis padres el día de su funeral asistieron con su mejor cara de pena, mi madre estaba derramando lágrimas como cual Magdalena y mi padre sólo miraba lejos; las lágrimas de cocodrilo de mi madre se acabaron al finalizar el funeral, para luego acercarse y decirme:

–hijo, ya la lloraste al igual que yo, ya supera la y no te amargues tu vida porque ya no está y tu debes aceptarlo, te guste o no así es la vida. Supera la, ella donde está no esta pensando en ti, se largó y te dejo abandonado – me dio una palmada en la espalda y se alejó.

Si, eso fue lo que mi madre me dijo a modo de consuelo. ¿lo peor?, yo pensaba que de cierto modo ella tenía razón, pero Megan no me abandonó y yo tenía que dejar que ella fuera feliz superándola. Soy un grandísimo egoísta, ya que no quiero dejarla ir, mi pecho se contrae con cada recuerdo suyo y cada vez que recuerdo su voz.

Las palabras del ser insensible que tengo por madre me dan vuelta en la cabeza, ¿será que Megan en donde sea que se encuentre pensará en mi?, ¿mi madre tendrá razón al decir que no debo mortificarme por que ella ya no este?; joder, pero ¿Cómo no hacerlo?, si la persona a la cual yo amaba con desesperación y con locura se ha ido de mi lado en este mundo.