capítulo 44.

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Adara.

Los pájaros cantaban fuera de mi ventana anunciando un buen presagio del día de hoy, los suaves rayos del sol acariciaba mis mejillas como si pétalos de flores se tratase y yo estoy arrepintiéndome de no haber cerrado la cortina de nuevo por andar de floja, el sol me encandilaba los ojos mientras yo soltaba mil y un maldiciones, sin contar que “el canto de los pajaros” era mi tía Tamara gritando que íbamos a pasar la tarde con Alejandra y teo.

–¡ya te hemos escuchado!–vocifere dejando caer de nuevo mi cabeza en la almohada para tratar de evitar los rayos del sol.

Todo iba marchando bien desde aquella visita a la casa que habitaba de niña, en el momento en el que mi padre nos obsequió aquellos vehículos no pude evitar la emoción del momento y por fin decirle cuanto lo quiero, claro de una manera discreta según yo. No fue  por el hecho de que me haya dado un auto, si no que demostró que nosotros éramos tan importante para el que no le importó que aquel lugar tuviera a mi madre impregnada en cada rincón y aun asi nos llevó.

Ese echo me hizo dar cuenta que el en realidad nos quería en su vida, aparte que ya me estaba cansando de fingir que no se merecía nada y el momento que compartimos antes de eso donde el me hacía cosquillas me hizo ver que mi madre no hubiera querido eso y que extrañaba los momentos padre e hija que compartí junto a el. Estar aquel día en esa casa me llenó de recuerdos, tantas emociones se encontraban aglomeradas en mi pecho que en vez de sacarlas a flote termine por dormirme, ahora cada vez que necesito un escape voy a ese lugar al igual que Estefan.

Claro también cabe destacar que no están nada mal los autos que nos regaló, pero aparte de verlo como un objeto común y corriente, también tiene un significado sentimental. Aunque mi madre no alcanzó a ocuparlo, me siento de cierta manera cerca de ella.

Con Fiorella y August hemos compartido tiempo, ellos se han mostrado interesados en nosotros abiertamente y de cierta manera es lindo saber que ellos sin nosotros darnos cuenta seguían al pendiente .

El sol aún hace acto de presencia en mi habitación debido a que aún no me levanto para cerrar las cortinas. Tomo mi cobija floreada y me tapó con ella de pies a cabeza, no sin antes tomar mi teléfono. Comienzo a revisar mis redes sociales y por último entró a youtube a ver vídeos, hay uno que me llama particularmente la atención.

En el aparecía una chica repitiendo miles de frases, frases que casi diariamente escucho e ignoró, eran frases machistas de todo tipo, frases que nos repiten desde que somos unas niñas y nos hacen creer que la mayoría de las cosas son nuestra culpa. En el vídeo había frases como “Le gustas, por eso te tiro al suelo” o “¿te violaron? Y ¿tu que hiciste?,Calientapollas ,¿Cómo ibas vestida?”, "no juegues tan brusco, pareces un niño" Y muchas otras fases que evidencian la violencia de género o el machismo.

Esto me hizo recordar una clase con mi profesor de filosofía. Ese día comenzamos con un debate sobre la homosexualidad, si este se hace o se nace y también la adopción igualitaria. De un momento a otro el dijo:

“–a los niños no se le puede educar igual que a las niñas, por eso hay tanto gay. A la niña se le puede consentir todo lo que quiera, al niño no. A las niñas hay que tratarlas delicado, al niño hay que ponerle mano dura. Un niño y una niña no pueden ser iguales.”

Aquel comentario quedo vagando en mi cabeza y de un momento a otro comenzamos con el tema del machismo, claro sin darnos cuenta o tener el tema presente como tal y mi profesor volvió a comentar:

“–tenemos que ser consecuentes, una mujer no puede andar visitándose con ropa que deje muy expuesta su piel y menos si va a estar con un hombre, las mujeres tienen que ser recatadas.”.

Los Hermanos Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora