capítulo 41

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Estefan

Mi padre se encontraba en frente de nosotros y su rostro se veía feliz, no gesticulaba ninguna palabra, no se movía, incluso llegue a dudar si siquiera respiraba, pero eso acabó cuando comenzó a intercalar su vista entre mi hermana y yo.

Adara estaba atónita y yo en un frío estado de shock, no podía despegar mis ojos de el; yo no sabía qué hacer. Una marea de emociones se arremolinaba en mi interior, quería llorar, gritar, correr, gritarle y exigirle una explicación, pero nada salía de mis labios, aunque contrario a todas las acciones anteriores también quería abrazarlo y decirle lo mucho que lo había extrañado; mi cuerpo se había desconectado de mi mente .

Analice un poco a mi padre, ya no era tan joven, pero su atractivo seguía intacto; estába algo delgado y sus facciones ya no eran tan rudas como me parecieron de niño, su cabello algo corto, unas arrugas alrededor de sus ojos los cuales estaban algo pequeños gracias a la sonrisa que estaba plasmada en su rostro y la cual demostraba lo feliz que estaba.

Me quedé perdido en mi mente y divagaciones, tanto que no pude darme cuenta en el momento que mi hermana se separó de mi lado y se encaminó en dirección a aquel hombre, lo hizo muy rápido, más que mi tía y eso que ella está más cerca de el, sin embargo Adara llegó primero y le propinó un golpe en el rostro de Jackson, mi padre.

El golpe que lanzó Adara fue tan fuerte que logró que Jack girará su rostro para el lado contrario agarrándose la mandíbula, el la miro más, sin embargo fue una mirada de nostalgia combinada con comprensión.

–buen golpe – formuló el aún con su mano en la mandíbula – me recuerdas a tu madre.

–maldito – dijo Adara.

Mi hermana trato de golpearlo otra vez, pero el lo esquivó y la abrazo; mi hermana se retórcia  entre los brazos de el gritando que la soltara mientras las lágrimas caían de su rostros. En un ágil movimiento Adara giro en los brazos de Jack logrando que su agarre se aflojase y ella poderse librar en cuanto esto paso me acerqué corriendo y la tomé de la cintura alejándola de el.

–¿¡como se te ocurre aparecer asi!? – exclamo mi tía al borde de un colapsó.

–tenía que hacerlo, no podía estar un minuto mas sin ellos – balbuceo el.

Mi tía llevo las manos a su cabello frustrada y ahogó un grito, lo miro y puedo jurar que si tuviera una cuchara en sus manos ahora mismo le sacaría los ojos, el hombre mantenía la vista fija en nosotros y Adara al verse en mis brazos se dejó caer, me senté en el pasto con ella abrazándonos y yo acariciando su cabello mientras ella sollozaba.

–por esto no te creí cuando me dijiste aquella vez que todo estaría bien – hablo con su cara en mi pecho.

Sentí como sus lágrimas empapaban mi camiseta y por mis ojos también caían algunas que finalizaba en su cabello, mi tía aún le reclamaba a mi padre y el no dejaba de ver a mi destrozada hermana entre mis brazos, mi tía le propinó una cachetada y hasta a mi Me dolió, a el no le importó y se acercó inseguro a Nosotros.

–Lo siento, lo siento tanto, no quería que esto fuera así – su voz tembló.

–Ya lo hecho, hecho está – mi voz salió algo fría y lo mire de manera gélida.

–Estefan, yo no quería hacerles daño, por eso hice lo que hice, por favor escúchenme– suplico arrodillado en frente de nosotros.

–lárgate – murmuró Adara.

–lunita por favor – el trato de acercarse a abrazarla, pero yo no lo permití – no me hagas esto – su voz se quebró.

–No me llames así y no te estoy haciendo nada – decreto Adara con voz firme

Los Hermanos Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora