Theo abrió sus ojos, parpadeando primero para acostumbrarse a la oscuridad. Delante de él, pequeñas motas blancas danzaban con un estilo singular y excepcional. Agitó la cabeza y restregó su rostro adormilado; para ese entonces, las motas habían desaparecido.
Cuando se sentó sobre el colchón, Theo pudo oler el inconfundible olor a café recién hecho. Su rostro se contrajo en desagrado. Palpando por sobre la sábana para encontrar su celular cayó en cuenta de dónde estaba, y poco a poco, retazos de la noche anterior vinieron a él.
Repasó su vista por toda la habitación; desde el empapelado de flores que vestían las paredes hasta la cama ya antigua en la que Theo yacía. Fue entonces, durante su escaneo, que notó a Melissa apoyada en la puerta, sosteniendo dos tazas en sus manos.
—Buenos días —habló en su usual borde tono de voz.
Theo murmuró su respuesta, aún somñoliento. Se acercó a él y le tendió una taza, la cual declinó gentilmente.
—¿Estás despierta desde hace mucho?
Theo se apoyó en el respaldar de madera, contemplando en la oscuridad la pequeña silueta de Melissa.
Cuando Melissa abrió un poco las cortinas, lo suficiente para que entrara claridad del día, Theo pudo detallar mejor su aspecto. Su camisa a rayas, cabello azulado anudado en una coleta alta y bragas moradas a la vista; tal como todas las veces que Theo la había visto despertar.
—No mucho, estaba arreglándome para ir a trabajar.
Su mirada azuleja descansó en él por momentos, y se desvió a la ropa esparcida alrededor de la cama.
—Pensé que tenías el día libre —soltó Theo, observando como Melissa recogía algunas de las prendas alrededor.
—Cambiaron mi horario, otra vez. Esta vez tengo más horas.
Cuando Melissa llegó al borde de la cama, jaló de la sábana que cubría a Theo y se propuso a doblarla. Theo ubicó su celular en la mesa de noche y lo chequeó brevemente.
Cero mensajes de Marvin. Dos llamadas perdidas de su madre. Una llamada perdida de su hermano Taylor.
》Necesito salir dentro de poco—Evitó reparar en él o en su cuerpo semidesnudo—. Si no te importa...
—Oh, claro.
Theo se levantó con pereza y se adentró al baño conjunto. Prosiguió a asearse, y así, disuadir el cansancio. Su dolor de cabeza estaba incrementando por el exagerado olor a vainilla del baño. En cuanto salió, Melissa ya estaba vestida en su usual uniforme de trabajo.
—Tu ropa —le tendió.
Era el mismo conjunto de la vez anterior. Theo pensó que lo había perdido.
—Pensé que te adueñabas de mi ropa; ya sabes, como las típicas novias.
Melissa frunció el ceño y arrugó las esquinas de sus labios.
—No soy tu novia, y no estoy interesada en tu ropa. Paso.
Caminó por toda la habitación en busca de sus zapatos y bolso. Theo se mantuvo apoyado en la pared, siguiendo con su mirada cada movimiento que hacía.
》Hay una píldora y agua por si tienes resaca —añadió, observando el reflejo de Theo en el espejo.
Theo ni parpadeó. De pronto, recordó su larga estadía en el bar cerca de su casa, donde casi perdió el concoimiento hasta que Melissa llegó a su rescate.
》¿Qué estás esperando? —volvió a hablar de forma gélida y seca—. Necesito salir lo más pronto posible.
—Pensé que te ibas a quedar...
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Anhelo
Teen FictionAnhelo por su hermana la hizo amarla hasta el último aliento. Anhelo por su sueño le dio coraje para pararse en un escenario. Anhelo por su príncipe azul la hizo ofuscar la mentira en la que estaba viviendo. Anhelo por su final feliz la hizo caer en...