Texas era una de las ciudades más calientes ese verano. Al Owen y Theo poner un pie fuera del avión, fue una oleada de humedad quien los recibió; además del minúsculo grupo de fans, claro.
En su caso, Owen nunca había estado antes en tierras texanas, por lo que toda la vista de la ciudad desde el taxi era nuevo e impresionante para él pese a las circunstacias por las que se encontraban allí. No era el mismo paisaje urbano como Los Ángeles, aún se preservaba la tradición y el toque rústico que caracterizó al territorio en tiempos coloniales.
A primera hora de ese día, Owen recibió un breve mensaje de Gretchel explicándole toda la situación con su hermana; Grace había tenido una recaída y había vuelto a ser internada de emergencia en el hospital. Según lo que Gretchel había escrito a esa hora, Grace estaba inconsciente, pero lo doctores tenían una idea de lo que pudo haber sucedido. Sólo necesitaban ciertas pruebas para confirmarlo, las cuales se realizarían apenas despertara.
Tal parecía que Theo había recibido un mensaje similar debido a que fue él quien buscó los billetes de avión para ese mismo día; y aunque no fueron nada baratos, ambos lograron abordar alrededor de media mañana.
Al adentrarse en el hospital, el olor a desinfectante y estirilizado golpeó su nariz. Ver las paredes y mobiliario de color blanco le causó un choque visual. Owen no recordaba cuando había sido la última vez que había estado dentro de un hospital.
Theo se adelantó y preguntó a la secretaria por el paradero de Grace y su familia. Grace había ingresado por emergencia la noche anterior, pero muy temprano en la mañana la habían trasladado a una habitación formal en el segundo piso. No tardaron mucho en tomar el elevador y encontrar el pasillo indicado. Gretchel y otras dos mujeres estaban afuera de la última puerta.
—Gretchel —llamó la mujer más joven.
Gretchel levantó la mirada de sus zapatos y la intercambió entre Owen y Theo. Ambos se habían posicionado frente a ella, sin duda, incómodos bajo su mirada verdosa.
—¿Qué hacen aquí?
Su voz era ronca y frágil, casi inaudible para sus oídos. La mayor de las mujeres, a su lado, también reparó en ellos; la otra la fulminó, pero Gretchel no se dio cuenta.
—¿Qué son esos modales, Gretch?
—Déjala un rato, Holly —habló la mayor rodando los ojos.
—Somos una banda, ¿recuerdas? Estamos el uno para el otro ante cualquier circunstancia —soltó Theo con la voz más sincera y pura que Owen había escuchado.
Gretchel reparó en él, exhausta y drenada de energía. El brillo que había en sus ojos parecía haberse desvanecido y ser reemplazado por un vasto vacío que no tenía principio ni fin.
Gretchel se levantó y dio un paso al frente, justo a tiempo para ser envuelta en los brazos de Owen; por sobre su hombro, miró a Theo y le esbozó el indicio de una sonrisa. Procedió a separarse y también refugiarse en sus brazos.
—No tenían que venir —susurró una vez separada de ambos.
La pelirroja parecía una niña pequeña, con sus manos en sus bolsillos y su mirada en el piso. Su piel estaba más pálida de lo que ya era, y se notaba a leguas que no había tenido el apropiado descanso desde noches atrás.
La mujer de antes carraspeó, ganando la atención de los tres presentes. Le hizo una seña a Gretchel que la hizo reaccionar, y un poco, ruborizar.
—Oh, esta es mi madre, Holly, y mi abuela, Daphne.
Ambas sonrieron dulcemente a pesar de lo lúgubre y sombrío de sus rostros. Por alguna razón, los ojos de Daphne se llenaron de lágrimas, y una que otra logró derramarse.
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Anhelo
Roman pour AdolescentsAnhelo por su hermana la hizo amarla hasta el último aliento. Anhelo por su sueño le dio coraje para pararse en un escenario. Anhelo por su príncipe azul la hizo ofuscar la mentira en la que estaba viviendo. Anhelo por su final feliz la hizo caer en...