Capítulo Once

14 5 0
                                    

—¡Otra vez!

A la cuenta regresiva de Owen, Theo comenzó con los primeros acordes de la misma canción que habían estado practicando estos últimos días. Al Owen volver a retomar con fuerza la melodía, Gretchel cantó las primeras línea de Drown; no obstante, al llegar al estribillo falló en la nota más alta.

—¡Paren! —ordenó el productor de sonido que estaba con ellos.

La melodía que llevaban murió al instante. Owen y Theo repararon en Gretchel, quien apoyaba su frente del micrófono. Sus respiraciones irregulares eran audibles para sus oídos.

》Cariño, lo estás haciendo terrible —le espetó el hombre.

—Necesito un descanso —murmuró, mostrando dificultad para recuperar su aliento.

—Tuviste un descanso hace diez minutos...

—Lo necesito —clamó en desesperación, sus ojos salvajes tan opacos como las sombras de la habitación—, por favor.

El hombre, el cual era el reemplazo temporal de Zhu, abrió y cerró su boca sin saber que hacer; sin duda esperaba algún grito o chillido de su parte, no súplica y desespero. El productor buscó la mirada de sus compañeros, pero ninguno sabía que decir o hacer al respecto. Sin más, el productor salió de la habitación. Desde que Gretchel había llegado ese día al estudio, se había mostrada ausente hacia todo el mundo, casi como si estuviera ensimismada en ella y sus pensamientos. Ya era la tercera vez que ensayaban la misma canción, y Gretchel siempre caía en la misma parte; algo que era inusual en ella.

Theo, cauteloso, se acercó hasta donde estaba; Gretchel no se había movido de su lugar detrás del micrófono. Su corta melena cubría su rostro por completo, y su respiración todavía era audible por medio de los parlantes.

—Ni lo intentes —le musitó a Theo cuando iba a apoyar una mano en su hombro.

Theo levantó ambas manos y dio unos cuantos pasos atrás. Trató de rodearla para encarar su rostro, pero Gretchel giró su cabeza aún más. Sea lo que le estuviera pasando, estaba acabando con lo que era.

—¿H-hay algo que necesites?

Owen lanzó un confundido vistazo a Theo; él nunca se ponía nervioso al hablar, y mucho menos si se trataba de una mujer como Gretchel. Su mente no pudo evitar volver al recuerdo de esa noche, donde ambos perdieron el control por completo en la azotea de la torre. Aún así, Owen no se permitió fantasear al respecto.

》Ya sabes; helado, un oso de peluche, un abrazo del buen Theo...

—Sólo vete —suplicó. Su voz sonaba rota y ronca—, por favor.

Gretchel levantó su rostro hacia Theo. Parecieron intercambiar un par de palabras más antes de que Theo dejara la habitación en completo silencio.

De nuevo, el momento en que la había besado recurrió a su mente, con mucha más lucidez y nitidez que antes; el pequeño rostro de Gretchel en plena oscuridad, sus labios delicados y sedosos...

Desde ese entonces, ambos habían estado ignorando el hecho de lo ocurrido, o al menos, eso era lo que él hacía. Además, Marvin había cargado al límite la agenda de esa semana, por lo que su tiempo libre era limitado, y no había momento a solas entre ellos. Hasta ese entonces.

Cuando Owen se aseguró de que nadie más iba a entrar al estudio, se acercó por detrás a Gretchel. La fragancia dulce de su cabello le recordaba a su pequeña conversación en la azotea, minutos antes de sumergirse en los labios del otro. Como si Gretchel lo hubiese sentido, reparó en Owen con sus opacos ojos verdosos. Se veía que trataba con mucho esfuerzo contener sus lágrimas y no romperse frente a él.

AnheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora