Capitulo 6

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Llegamos alrededor de la una de la madrugada y no sé por qué pero me sentía inmensamente feliz. Nos adentramos en la cabaña, dimos feliz año nuevo a nuestros amigos y la rubia y yo empezamos a preparar la cama para dormir.

-Buenas noches, Pez- Le dije acomodando mi cabeza en mi almohada

-Buenas noches, Jadey- Susurró

Como el cansancio me consumía prácticamente me dormí al instante. No sé cuánto tiempo transcurrió, abrí mis ojos con lentitud cuando sentí que unas manos en mi espalda hacían mover mi cuerpo con cuidado.

-Jade- Susurraba Perrie a mis espaldas

-¿Si?- Dije medio dormida

-Lo siento, no puedo dormir, hace frío- Sentía su cabeza sobre mi hombro me removí hacia ella, haciéndola que se volviese a acomodar. Sus ojos estaban muy abiertos, en verdad no había dormido nada.

-Traje un saco por si algo, espera lo busco- Le dije con ternura. Me levanté y por fortuna esta vez sí tenía mis pantuflas al frente de la cama. Tomé el saco de mi maleta y se lo pasé, ella gustosa lo pasó por su cuerpo y volvió a acostarse.

-Descansa- Murmuré cerrando mis ojos

-Tu igual- Respondió

Yo no había podido dormir, los dientes de la mujer a mi lado aún rechinaban y eso me ponía nerviosa, ella seguía con frío

-¿Pez?- Pregunté

-¿Sí?- Dijo ella con la voz temblorosa

-Ven- Me volteé viendo su espalda, esperando que ella me viera- Tal vez si te abrazo tengas menos frío- Ella lo pensó, tenía al parecer pena pero accedió al instante

Sentí su piel y en verdad estaba fría, pase mis brazos alrededor de su cintura apegándola un poco a mí, sentía su respiración calmarse en mi pecho y yo sonreí, era como una niña pequeña cuando tenía una pesadilla y su madre la abrazaba para que se calmara. Sus dientes detuvieron el molesto sonido y yo me tranquilicé.

-Tun, tun, tun- Decía ella al ritmo de un compás, estaba imitando el sonido de mi corazón, yo sonreí ante el tierno gesto. Continuó haciéndolo y su voz se hacía más baja, se había dormido a los minutos.

-Buenas noches, Pez- Susurré

En la mañana un sol radiante encandiló mis ojos, aún el clima estaba frío y aún una rubia estaba escondida en mi pecho buscando auxilio en medio de aquel clima tenaz para algunos. Miré y su rostro estaba cubierto por algunos cabellos, los aparté y coloqué detrás de su oreja.

Me moví un poco tratando de soltarme de su agarre, pero me estremecí cuando sus manos me apretaron aún más a su cuerpo, lo que me resultaba gracioso ya que mi cuerpo es más pequeño que el suyo y parecía que se acurrucaba para poder entrar en mis brazos.

Leigh me había comentado que nos iríamos a medio día y al ver el sol que estaba afuera estoy segura de que ya debíamos levantarnos.

-¿Perrie?- Le susurré contra su oído- Debemos levantarnos

Ella se movió un poco ocultándose entre la cueva que se habían convertido mis brazos para ella. Yo la movía con cuidado y ella soltó un suspiro mientras su ceño se fruncía por unos segundos para después relajarlo nuevamente, que ternura.

-Despierta, Pez- Insistí

Sus ojos se abrieron con lentitud y se fueron directamente a los míos, su boca estaba entreabierta y cuando se dio cuenta de lo que hacía se alejó al momento.

-Está bien- La tranquilicé- Levántate, nos tenemos que ir

-Lo siento, seguramente dormiste incomoda por mis caprichos- Dijo ella tallando sus ojos

-De hecho no- Le dije sin mirarla

Arreglamos el cuarto y después de alistarnos ya estábamos dentro del auto en nuestras mismas posiciones de antes, a diferencia de que Perrie no se durmió a mi lado ni yo al de ella, y debo admitir que en algún momento me hizo falta su cuerpo contra el mío.

Pasamos primero a dejar a la ojiazul. Vivía en una zona bien ubicada, un apartamento no muy lejos del nuestro. Se bajó despidiéndose de todos y luego saludó al guardia que la esperaba en la puerta. Me estremecí totalmente cuando volteó a ver el auto y a pesar de que los vidrios eran oscuros, nuestros ojos se encontraron y me sonrió.

-Jade- Me llamó Andre

-¿Si?- Pregunté de vuelta

-¿Te gusta?- Cuestionó refiriéndose a Perrie

Leigh lo apoyó con una sonrisa y yo negué perdiéndome en la ventana- Supuse que lo negarías- El moreno rió y Leigh me tomó la mano brindándome paciencia.

Llegamos a mi casa y yo dejé a la feliz pareja darse cariño en el vestíbulo. Ya en mi apartamento, metí la ropa que había usado al canasto y me tiré al sofá a ver series. Duré ahí un par de horas y luego mi celular vibró, eran varios mensajes de Leigh y Perrie.

Abrí el primero de la morena.

"No pude evitar dejarte este hermoso recuerdo, Love You, Jadey"

Bajé el mensaje y no pude evitar sonreír con lo que me esperaba. Estábamos Perrie y yo durmiendo, las sabanas tapaban la mayoría de nuestros cuerpos, el suyo más grande que el mío que acurrucado cabía a la perfección.

"¿Tienes más fotos?" Le pregunté de vuelta

Pasé a ver los mensajes de mi otra amiga

"Jadey"

"Prepárate algo de comer, no soy bruja, pero sé que aún no comes nada y estás perdiendo el tiempo"

Sonreí ante el mensaje

"Como ordene, señorita Edwards"

Me levanté y busqué pan, una que otra verdura, Jamón y queso para preparar un emparedado. Cuando estuvo listo lo comí en mi lugar favorito, el balcón, y dejaba que la brisa moviera mi cabello.

Me quedé mirando la foto que me mandó Leigh, en verdad era muy linda, nos veíamos durmiendo tan en paz, como si nuestros cuerpos solo pudiesen estar bien junto con el otro, complementándose.

¿Sería posible imaginarme un futuro junto a Perrie Edwards? Me reí al darme cuenta de lo ridícula que podría parecer mi pregunta

-Ay Perrie Edwards- Suspiré- Casi una semana de conocerte y ya hasta me dejas pensando por horas.

Me fui a duchar y duré mucho rato lavándome el cabello, dejando que el agua tibia fuera mi mejor amiga, me acompañaban las perfectas liricas de Amy Winehouse

-Will you still love me, tomorrow?- Cantaba junto a ella 

Aprendiendo a vivir, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora