Capitulo 8

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-No puedo creer que en un par de horas tengamos que estár en un salón de clases- Se quejó Jesy

-Ni yo- Dije de cabeza en el sofá

-Ni yo- Repitió Leigh

-Ni yo- Terminó Perrie

Estábamos las 4 tiradas en la casa de Jesy, sin importarnos que mañana a primera hora tendríamos que estudiar.

-¿Ustedes ya habían estudiado allí, cierto?- Me compuse y me senté correctamente al sentir la sangre casi llegando a mi cabeza

-Nos tocaba en otra cede- Me respondió Leigh

-Somos tan nuevas como tú- Complementó Jesy

Suspiré y volví a dejarme caer en el sillón de cabeza. Unos ojos azules aparecieron de repente frente a mí, yo le sonreí, ella se acostó en el piso y yo le seguí

-¿Cómo te sientes para mañana?- Le pregunté a la rubia mientras mirábamos el techo

-No me siento tan mal- Yo me volteé a mirarla, quedando encantada de su perfil- Estaremos las 4, al menos tendremos con quién sentarnos a la hora del almuerzo- Ambos reímos

Luego de un par de minutos cada una partió a su casa, yo iba con Leigh en su auto.

-Jade- Llamó ella aún concentrada en el camino- ¿Te gusta Pez?- Preguntó

La pregunta esta vez no me sorprendió- Tú sabes la respuesta, Leigh, ¿Por qué me preguntas?

La vi sonreír- Que tierna eres

-Me gusta- Admití- Pero eso no significa que esté enamorada- O eso creo

Cuando menos lo pensé ya habíamos llegado, me iba a bajar, pero ella tomó mi mano

-¿Sabes que te quiero?- Preguntó ella, el silenció nos invadió

-Lo sé, Leigh, y sabes que yo también lo hago, ¿Verdad?- Ella asintió, haciendo que sus aretes sonaran, luego me sonrió y envolvió en un abrazo, uno de esos que te hacen sentir en el mejor de los lugares.

Ya en mi casa, tomé mi cuaderno de dibujo y me fui al balcón, no me importaba el frío que hiciese ni las pocas horas que podría dormir, mis dedos demandaban trabajo.

Empezaron a trazar con rapidez, las yemas de mis dedos difuminando y detallando. Pronto, el dibujó tomó forma, eran unos ojos en medio de la noche, aquellos ojos tenían unas pestañas largas y sensuales, la mirada era lujuriosa. No usaba colores muy a seguido, pero esta vez lo hice. Tomé varias tonalidades de azul, y poco a poco, esa mirada preciosa estuvo terminada. Soplé eliminando rastros de suciedad y lo vi, era un buen dibujo, unos ojos azules que en medio de la oscuridad iluminaban el camino, los ojos de Perrie.

Miré el reloj y me di cuenta que aún me quedaban 7 horas de sueño, me acosté en el sillón a ver qué programa estaban pasando y en un par de minutos me dormí.

-¡Jade!- Grito alguien en mi oído, me sobresalté tanto que caí al piso

-Lo siento- Se disculpó Leigh, yo rodé los ojos mientas acariciaba mi espalda la cual dolía

-¿Había necesidad de gritar?- Pregunté sarcásticamente

-Debes bañarte, te haré desayuno, pero arréglate rápido

-Maldita sea, olvidé la escuela- Murmuré levantándome y yendo a mi cuarto

-Apúrate, tienes media hora- Gritó Leigh desde la cocina

Aprendiendo a vivir, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora