Capitulo 4

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Nos quedamos las tres sentadas en el pasto mientras hablábamos de cosas al azar. Me reía mucho, como antes lo hacía. Perrie era de esas personas que se ganan tu confianza fácilmente, e incluso, te pueden hacer sentir que la conoces de hace años por la facilidad en la que se expresa y la manera en la cual maneja el tema y de ahí saca muchos más.

-Creo que quiero otra gaseosa- Dijo la rubia mientras se levantaba. Yo la seguí con la mirada y delineé su cuerpo imaginariamente, recorría con mis ojos su cintura, sus caderas, el contorno de sus piernas, tenía un cuerpo muy bien definido.

-Te la estás comiendo con la mirada, Thirlwall- Dijo Leigh riendo, pestañeé un par de veces volviendo a la tierra.

-¿Qué?- pregunté con el ceño fruncido- Sabes que tengo la mala costumbre de detallar a la gente que me rodea- ella rió y asintió no muy convencida.

-Jade no hay ningún problema en que Perrie te atraiga físicamente, es normal, es sexy, eso no se niega- Me quedé mirándola mientras volvía a ver a aquella rubia, tomé un poco de mi refresco- Y es bisexual- Susurró Leigh haciéndome toser

-¿Estás bien, Jade?- Preguntó Perrie corriendo hacia mí para luego darme golpecitos en la espalda, yo asentí tratando de volver a respirar

-Lo siento, soy un poco torpe- Dije dándole una mirada asesina a Leigh

Nos volvimos a acomodar y hablamos mucho, hasta Leigh se durmió sobre el pasto.

-Creo que he escuchado tu nombre antes, Jade- La miré, ella tenía su mirada perdida en las nubes

-Una vez me hicieron una entrevista, aunque no mostraron mi cara- Me reí al recordarlo- Fue poco después de que mi madre, Norma Badwi se entregara luego de ser una comerciante de drogas más buscadas del país- Le dije como si fuese una historia para niños

Volteé a verla y me miraba algo atónita, pero en sus ojos podía ver que no tenía miedo, supongo que fue por toda la información que le dí a quemarropa- ¿Cómo dices eso tan fácil?- Preguntó mientras jugaba con sus uñas, ¿Estaba incomoda?

-Pues, no es la primera vez que me lo preguntan, Perrie- Reí- Me ha tocado aprenderme esa frase de memoria, prácticamente. Y no te sientas mal por preguntarme algo, supongo que desde ahora conviviremos a seguido ¿No?- Ella asintió sonriente

Nos quedamos un rato más hasta que decidimos despertar a Leigh porque era medio día y pues debíamos comer. Buscamos un lugar cercano y pedimos algo sencillo. Ya se había vuelto de tarde y yo había decidido volver a mi apartamento.

-Pues, nos veremos luego- Me despedí de ambas- Aunque creo que a ti, Leigh, te veré un poco más pronto de lo que quisiera- Ella fingió estar enojada y yo le sonreí

-Pues nos veremos, Jade- Perrie se acercó y beso mi mejilla, olí involuntariamente su cuello y quedé enamorada de su olor.

Me fui caminando ya que estaba relativamente cerca del apartamento, me tomaba momentos para respirar, cerrar mis ojos y sentirme viva.

-Buenas tardes, señorita- Me saludo el portero

-Buenas tardes- Le sonreí

Llegué a mi apartamento y lo primero que hice fue prender el equipo de sonido y lanzarme al sofá, me dejé llevar por el suave rock clásico que inundaba el lugar.

Me quedé dormida y me desperté de golpe, había dejado el equipo sonido, y me había dormido con jean, cuya cosa no frecuento hacer. Quité mi blusa y mi pantalón caminando en ropa interior por toda la casa, a través de la ventana se veía un radiante sol el cual yo había extrañado por mucho tiempo. Me bañé y me cambié, era 28 de diciembre y en un abrir y cerrar de ojos sería año nuevo, suspiré a la idea de pasar año nuevo sin Ashley y Shay, o sin los empleados de la casa, todo era aún bastante nuevo para mí.

Busqué mi libro de dibujo y dejé que mi mano se independizara de mí y empezara a dibujar entorno a lo que quería.

Me entretuve tanto que se hizo medio día y no había comido nada, mi estómago rugiente había interrumpido mi dibujo que después de que lo ví quedé sorprendida. Por un lado del papel, habían dos manos delicadas entrelazadas y por otro una especie de columpio que colgaba de un árbol ¿Tenía eso sentido?, claro que no.

-¡¿Cómo que no has comido nada?!- Gritó Leigh a través del teléfono- Espérame, ya llegaré

Yo colgué el teléfono y suspiré, me lancé al sofá pero al momento sonó la puerta y me vi en la obligación de levantarme. Me encontré con la mirada furiosa de mi amiga y yo le sonreí inocentemente, ella pasó y me sorprendí cuando me esperaba tras de la morena una mirada azulada, ¿Arrepentida?

-Lo siento, traté de calmarla- Se disculpó.

-No hay cuidado, es Lee, no se le puede calmar- Dije mientras veía a la morena acomodar todo en la cocina para empezar a cocinar- Pasa, por favor- Le dije al ver que ella seguía afuera, asintió y se sentó en los sillones de la sala

-¿Quieres ayuda?- Pregunté en voz baja sonriéndole a la rizada, ella no me contestó-Perdón, amor- Le susurré para luego besar su mejilla. Ella eso le suavizo el gesto, era lo que solía hacer cuando se enojaba un par de años antes.

Volví a la sala y vi que Perrie tenía mi libro sobre sus piernas y veía con atención mis dibujos

-¿Entretenida?-Pregunté sentándome a su lado

-Bastante- Dijo ella sin apartar sus perlas azules del papel- Eres demasiado talentosa, Jade- Su voz sonaba impresionada.

-Solo es un pasatiempo

Pasó la hoja y yo recordé lo que seguía, pero ya era tarde. Ella se sonrojó y soltó una risita, yo me quería morir.

-¿Dibujas desnudos, también?- Preguntó en medio de risas, yo asentí más avergonzada de lo normal. Con sus dedos empezó a delinear el cuerpo que estaba trazado, era una mujer de pie, que reposaba junto a la ventana en medio de un atardecer.- En verdad es muy precioso- Sus ojos se fueron hacia los míos y yo me quedé mirándolos, pero algo dentro de mi rompió el contacto y apartó el libro de sus piernas

-No quiero que conozcas todos mis dibujos, Edwards- Le dije con una voz algo graciosa

-Yo dibujo del asco, la verdad- Se incorporó más al sillón y soltó un suspiro como muestra de que se estaba relajando- Lo mío no es el buen pulso

Llegó luego Lee con la comida y nos sentamos todas a comer, luego pusimos algunas películas y pasamos la tarde allí, compartiendo, riendo y entreteniéndonos todas. Se sentía muy bien pasar el tiempo con ellas, era cómodo, no tenía que limitar mis acciones, simplemente era yo.


Muchas gracias por leer!

Aprendiendo a vivir, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora