Capitulo 10

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Llegamos a el lugar de la fiesta, e inmediatamente un olor a alcohol invadió mi nariz, tenía la mano de Leigh tomada para no perderme.

-¡Por acá!- Gritó Jesy, estaba en una mesa ubicada en una esquina, a su lado estaba Perrie tomando una cerveza, se me fue la respiración con esa imagen tan sexy.

Nos saludamos y nos sentamos a pedir algo para beber, todas pedimos alcohol, y así comenzamos. Después llegó un grupo de 4 chicos y nos invitaron a bailar, por cortesía aceptamos y bailamos una canción bastante lenta, una especie de trap, supuse. Mi cuerpo estaba bastante pegado al del muchacho, alcé la vista y me encontré con una mirada azulada a unas parejas de mí, que me veía con atención, una mirada seria, concentrada

-Bailas bien- Me susurró aquel hombre tras de mí, su aliento de alcohol me hizo cerrar los ojos

-Gracias- Torpemente dije

Luego de que terminó la canción nos sentamos, pero Jesy y Leigh se fueron a bailar solas, dejándome con la rubia consumiendo mucho alcohol. Cuando eso ya eran las dos de la madrugada, y mi organismo por mucho que bebiese no llegaba hasta perder la razón ni la cordura, solo breves mareos que no eran relevantes.

-¿Te gustó bailar con ese chico?- Preguntó Perrie con una pésima pronunciación a causa del alcohol, estaba muy borracha, al notar mi silencio insistió con su pregunta, pero esta vez más demandante, más ruda

-No, Perrie, no me gustó- Dije tranquilamente, ella soltó una sonrisa y recostó su cabeza en mi regazo, asustándome

-Pero que suaves son tus piernas, Jade- Cerró los ojos y parecía querer dormir, pero no podía dormir acá, menos en mis piernas

-Te llevaré a casa, vamos- Con esfuerzo la puse de pie

-No quiero- Dijo en un puchero, yo puse un brazo de ella en mis hombros caminamos con cuidado- Jade- Se escondió en mi cuello haciéndome erizar totalmente al sentir su aliento

-¿Dime?- Pregunté con dificultad

-No quiero ir a casa- Dijo en un susurro, sentí sus labios contra mi cuello y sentía que me fallarían las piernas. Busqué en sus bolsillos las llaves de su auto y la monté en el copiloto, me tocaría manejar, aprendí pero no practicaba.

Para mi fortuna todo salió como quería y arranqué el auto sin problema alguno

-Jade, no me lleves a mi casa, allá hace frío- Susurró, yo la miré, tenía un jean pegado, una blusa negra que dejaba ver una mínima parte de su abdomen y unos tacones del mismo color que la hacían ver aún más sexy

-Iremos a mi casa, entonces- La vi articular una sonrisa y yo tuve que apretar los dientes para no hacer lo mismo

Manejé con cuidado hasta mi casa, aparqué y le pedí el favor al vigilante con la chica que estaba obligada a cargar. El la llevó hasta la puerta del apartamento, yo le agradecí y luego entramos. Perrie lograba mantenerse de pie y mientras ella estaba en la sala, yo fui a la cocina para darle un poco de agua junto a una pastilla.

-Tomalas- Le ordené, ella accedió- Iré a buscarte ropa, luego te llevo al cuarto, pero estate quieta, Pez- Le susurré cerca para que me entendiera, ella asintió un poco desorbitada del mundo

Fui a paso rápido a mi cuarto a buscar un pantalón de pijama y una camisa cálida que pudiera abrigar a la rubia. Un defecto de mi apartamento es que hacía mucho frío, por suerte había dejado todo cerrado en la sala o seguramente sería como el polo norte

-¿Pez?- Pregunté

-¿Sí?- Murmuró

-Ven- Tomé sus brazos nuevamente y la llevé a mi habitación

La luz irritó sus ojos y yo le sonreí disculpándome- Ten, cámbiate- Le entregué la ropa- Yo me cambiaré en el baño, dormiré en el otro cuarto, puedes dormir acá, hace menos frío- Ella asintió.

Fui al baño y me cambié, quité mis zapatos mi ropa y en poco tiempo ya tenía mis pantalones y mi camisa de Mickey mouse en el cuerpo. Salí y la rubia estaba ya lista, se había puesto la camisa al revés pero no hice caso, no era molesto. La acosté en mi cama y ella se veía cansada, era normal, el alcohol causaba eso

-Duerme bien, Pez- Susurré

-Duerme conmigo, por favor- Dijo esta vez con buena pronunciación, como si lo hubiese practicado por mucho tiempo, esa suplica me dejó estática- Por favor- Insistió, no tuve más opción que aceptar.

Cerré la ventana y apagué las luces y me acosté a su lado- Jade- Me llamó

-¿Si?

-¿Por qué no siento tu cuerpo?- Preguntó- Quiero sentirte

Iba a morir por culpa de Perrie Edwards....

Ella se volteó y se acurrucó entre mis brazos, la luz de la luna alumbraba un poco su cuerpo, y no podía existir imagen más preciosa que esa, ella junto a mí, sus cabellos cubriendo su cara, pero dejando esas pestañas largas y abundantes a la vista, alocando mis sentidos, era definitivamente una diosa. Bajé la vista y aquella tela que cubría su cuerpo ayudaba también a delinear sus formas.

-Jade- Ella levantó su cabeza quedando muy cerca de mi boca, sus azules ojos se fueron directamente a mis labios, y en poco tiempo los suyos rozaban los míos.

Un toque delicado, inocente. Ella apretó mi cintura uniendonos más. El beso se intensificó totalmente, ya no había ternura, había calor, y el sabor de alcohol se combinaba entre nuestras bocas.

Yo iba a separarme para respirar, pero aprovechó y dejó que su lengua se aventurara en mi boca, yo abrí los ojos un poco, y me encontré con una rubia adormilada pero también demandante en el beso que compartíamos.

Ella se separó y yo pude respirar, nuestras frentes estaban pegadas y sus ojos cerrados, ver a esa mujer desesperada y ansiosa era una obra de arte.

Sin decir palabra alguna volvió a acomodarse entre mis brazos, acurrucada para así caber en mi cuerpo, dejándome confundida. Cuando su respiración se normalizó y sus latidos eran calmados, supe que se había dormido

-Buenas noches- Dije contra su cabeza- Tal vez no recuerdes esto mañana, pero, gracias- Susurré 


Aprendiendo a vivir, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora