Capitulo 24

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Una cálida caricia me hizo remover

-Mmm- Murmuré acomodándome en la cama cuando me percaté de la ausencia del cuerpo entre mis brazos, y al instante abrí los ojos encontrándome con unos ojos tan azules como el cielo.

-Verte dormir desnuda es una de las mejores cosas que he podido apreciar- Yo me ruboricé al instante, ella rió y me besó con suavidad, yo pasé mis manos por su cintura y recordé que ella también estaba sin ropa, me puse aún más roja.

-Quiero verte también, Perrie- Le pedí, ella frunció el ceño pero optó por asentir.

Yo la besé con delicadeza y lentamente fui apartando la sabana que cubría nuestros cuerpos. Perrie me había hecho explotar la noche anterior y a pesar de que habían pasado un par de horas mis ganas de ellas seguían quemando intensamente.

Recién la ciudad estaba despertando y unos rayos muy débiles traspasaban la cortina, yo me solté del beso y me encontré con sus ojos que estaban un poco oscurecidos mi corazón latió más rápido al notar ese semblante

-No tienes que hacer esto, Jade- Pasó sus dedos por mi cabello y lo acarició con ternura

-Te deseo de una manera irracional, Perrie, por favor, déjame amarte de todas las maneras posibles- Rogué, ella abrió un poco su boca sorprendida, la volví a besar, yo aún no había visto su cuerpo, no tenía prisa.

Abandoné sus labios y bajé por su barbilla mordisqueándola un poco, besé y lamí su mandíbula y pasé a su cuello, ella empezaba a sentirse ansiosa, su cuerpo me lo decía. El sabor de su piel era adictivo y en otro nivel delicioso. Luego de varios besos mordí sus clavículas haciéndola gemir y que sus dedos se fueran a mi espalda para prolongar un poco la ansiedad que yo le estaba causando. Bajé y me encontré con la abertura de sus senos, la lamí y ella jadeó arqueándose minimamente , yo sonreí, tomé su mano y la enlacé con la mía dejándola a un lado; moví mis labios luego de lamer todo el contorno de sus senos. Con mi nariz rocé la punta de uno de sus pechos y la sentí jadear, rogando por más oxígeno.

Abrí mi boca sobre uno de ellos y ella se estremeció y soltó un grito ahogado, ella llevó mi mano a su boca y empezó a meterse uno a uno de mis dedos a su boca, iba a volver a morir y revivir por esta mujer.

Mientras que chupaba y lamía su pezón ella se removía y la escuchaba soltar una gran cantidad de aire por su boca, abandoné el contacto y fui al otro, estaba duro y mis dedos siguieron jugando con el que hacía unos segundos había abandonado.

Cuando dejé sus senos bajé por su abdomen y mis labios abandonaron su piel, me quedé viendo aquella cicatriz que tanto adoraba. Perrie agitada me quedó viendo y yo la miré.

-Jade...- Yo la callé con un beso suave, transmitiéndole toda esa seguridad en ella que alguna vez se vió perdida por esa marca que tenía su vientre.

-Es lo más hermoso, tu cuerpo es perfecto, Pez, amo todo de ti- Le susurré pegada a sus labios.

Yo bajé nuevamente y recorrí su cicatriz con mis dedos, con la mayor delicadeza posible, no por miedo a que ella le doliera algo, sinó por la adoración que le tenía a esa marca. Pasé mis labios de arriba abajo por ella, y sentía el corazón de Perrie acelerarse aún más y su respiración cortarse, ella por sus reacciones supuse que nunca se había expuesto de esta manera ante alguien, se le veía tímida y totalmente vulnerable.

-Perrie- Le llamé, ella abrió los ojos y yo solo veía como su pecho subía y bajaba- Quiero que sientas algo ¿Esta bien?- Ella me miró confundida y asintió.

Me puse de horcajadas sobre ella y guié mi mano por mi espalda, cerré los ojos pero los volví a abrir al sentir su mirada sobre la mía. Subí hasta el comienzo de mi tatuaje y cuando ella sintió lo que yo quería que sintiera me miró con el ceño muy fruncido y sorprendida. Abandoné su mano y ella continuó allí tocándome.

Aprendiendo a vivir, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora