Capitulo 17

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El despertador sonó violentamente contra mi oído y gruñí antes de apagarlo. Eran las 5 de la madrugada y aún el cielo estaba oscuro. Me adentré en el baño y maldije que el agua estuviese tan fría. Me preparé mi café y luego bajé a esperar a mis amigos.

Demoraron un rato en llegar, y  las hermosas sonrisas de mis amigas y Perrie me recibieron

-¡Apurate, Jade!- Gritó Jesy

Yo resoplé y corrí al auto, monté todo y me acomodé con Jesy y Perrie atrás, me dejaron el medio, precisamente odiaba ese lugar, ellas lo sabían, se burlaron y yo fingí estar enojada.

-No te enojes- Dijo Jesy riendo- No habían más lugares, como puedes ver

Yo miré a Andre que retenía una risa entre sus labios. Miré a Perrie y fingí enojarme solo con ella, la rubia hizo un puchero y yo le evité la mirada, me quería reír, pero fruncí mi boca y afortunadamente reprimí la risa.

-Amor- Susurró ella percatándose de que Jesy no escuchara- Perdóname- Ella bajo su mano y la apretó con la mía

Evité prestarle atención o mi plan se iría abajo, me recosté a Jesy para dormir... pero no lo logré, y me vi en la obligación de ir al hombro de Perrie, ella gustosa me aceptó. Besó mi cabeza y acarició mi mejilla para que así me quedase dormida.

Abrí mis ojos y Perrie tenía la mano en mi hombro, mientras ella estaba perdida en la ventanilla. Jesy se había quedado dormida, entonces aproveché y observando que Leigh también lo estuviese, tomé la mano de Perrie enlazándola con la mía, para luego besar uno a uno sus nudillos. Ella me sonrió sonrojada.

-¿Qué somos, Pez?- Susurré, para que luego ella me mirara dedicándome atención con el ceño fruncido tratando de interpretar la pregunta.

-¿Qué quieres que seamos?- Preguntó de vuelta viendo mis labios

-Yo te pregunté primero- Reí bajito

Ella sonrió- Somos lo que somos, Jadey- No sé por qué me quede conforme con su respuesta.

Luego de un par de minutos, Andre aparcó por el bosque e inmediatamente despertaron las chicas que dormían. El lugar era muy bonito, una zona exclusiva para acampar y además el clima estaba cálido, agradable. Bajamos la tienda y rápidamente Perrie, Andre y Jesy empezaron a tenderla, Leigh y yo escogimos la otra.

-¿Cómo te sientes?- Pregunté al verla rascar su piel en repetidas ocasiones

-Los odio- Dijo entre dientes- Malditos mosquitos- Yo reí ante la actitud de la morena

Terminamos de montar las tiendas y todos nos acostamos en el piso, Andre nos pasó unos refrescos y le agradecimos

-Hay una playa cerca, deberíamos ir- Sugirió Jesy

-¿Le has dado la oportunidad a la aventura, Jess?- Preguntó Perrie con ambas cejas levantadas- Nos podríamos perder- Dijo imitándola

Jesy torció los ojos y perrie la abrazó muy fuerte y beso toda su cara- Te quiero, Jessica- Todos reímos.

Acordamos acceder a la propuesta de Jesy y caminos hacia la playa, el bosque de la ciudad era en verdad muy lindo, carente de desechos, y se notaba que las brigadas naturalistas cumplían con su trabajo. Luego de caminar casi un kilómetro llegamos a la playa, la brisa salada del más nos recibió junto con el canto de las gaviotas.

-¡Quien llegue de ultimo le toca cocinar!- Gritó Jesy corriendo hacia el mar, inmediatamente todos corrimos- ¡Está deliciosa!- Exclamó totalmente mojada, yo cuando sentí el agua en mis pies tropecé y caí de una al mar

-Que torpe soy- Murmuré

-Te toca cocinar, Andre- Dijo Perrie en medio de risas- Eso te pasa por ser tan buen novio y no dejar que Leigh cocine- Él sonrió a su novia y besó sus labios

Jugamos mucho y luego de un rato Perrie se salió, mis ojos ardían pero igual me quedé hipnotizada en su figura caminante hacia la arena. Todo pasaba en cámara lenta, ella introduciendo sus dedos en su cabello dejando que la brisa lo moviese y sonriendo ante el agradable tacto de la naturaleza

-Eres una diosa, Edwards- Susurré

Yo le seguí y con torpeza luché contra las olas para así llegar rápido a su lado- ¿Ya te saldrás?- Le pregunté a Perrie

-Me arden los ojos- Ella apretó sus perlas azules para luego abrirlas, yo me quedé viéndolas y combinaban con un color rojo que hizo que los míos se irritaran- ¿Tu ya saldrás?- Preguntó secando su cabello con una toalla

-Sí, ¿vamos juntas a la tienda?- Ella asintió sonriente, nos terminamos de secar y avisamos a los muchachos, ellos nos advirtieron que tuviéramos cuidado y nosotras partimos.

Caminamos y hablábamos, era en verdad agradable pasar el tiempo así con Perrie. Recién bañada se le veía como una adolescente, realmente despreocupada, y empezaban a aparecer las pecas en todo su cuerpo ¿Cómo podía ser real?. Mis pensamientos se esfumaron cuando tropecé y sentí como mi piel se desgarraba

-Ugh- Murmuré muda por el dolor

-¡Jade!- Gritó Perrie asustada tomándome entre sus brazos- Dios, amor, ¿Estás bien?- Su voz era pura preocupación, yo bajé la vista y vi mi pierna sangrando, tropecé con la piedra más filosa que había visto.

El ardor que cubría mi pierna era incontrolable y veía como la sangre salía y salía.- Tranquila- Perrie rompió su camisa y sus manos estaban temblorosas y podía sentir su corazón latir muy rápido, estaba incluso más asustada que yo

-Pez, cálmate, es una cortada- Intenté transmitirle una seguridad que en estos momentos no tenía, volví a bajar la vista y en verdad había bastante sangre. Perrie respiró, necesitaba estar fría para esta situación, sacó de su mochila una botella, era agua, yo la miré asustada

-Arderá, es agua de mar, pero es buena para esto, lo prometo- Yo asentí tragando en seco.

Ella destapó la botella con torpeza y la aplicó sobre la herida, yo mordí mi labio tratando de contenerme ante el ardor que me consumía. Perrie pasaba con cuidado la mano sobre la cortada apartando la sangre, quería gritar, pero eso implicaba asustarla, no me quedó más que callar; luego con la tela de su camisa cubrió la herida y la apretó un poco amarrándola a mi pierna. Luego de eso ella respiró profundo y me miró disculpándose.

-No tienes la culpa, Perrie- Susurré intentándome levantar, ella me ayudó

-Si no hubieses estado distraída por mi culpa nada de esto hubiese pasado, Jade- Dijo con seriedad mientras me ayudaba a caminar con cuidado

-No permito que te culpes, fue un descuido y ya, Perrie- Le dije con ternura- Además ya me has ayudado con eso, yo traje un botiquín, cuando lleguemos terminamos de curarme ¿Está bien?- Ella asintió

A paso lento llegamos a la carpa, yo me tiré dentro de una de ellas mientras Perrie buscaba el botiquín. Entre las dos curamos mi herida, una de las cosas que había aprendido en el conservatorio era cuidados y cosas así, hoy agradecía eso.

-Lo siento enserio, Jadey- Susurró ella, yo estaba acostada en sus piernas mientras admiraba sus hermosas perlas azules

-Si esto te hace sentir mejor, Pez, te disculpo- Ella me sonrió y me besó con suavidad

Aprendiendo a vivir, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora