Capitulo 14

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Desperté y un calor invadía mi cuerpo. Aspiré mucho y solté un suspiro, el olor de Perrie se metió en mis fosas nasales. Subí mi cabeza y besé su barbilla, haciéndola remover, estaba despierta. Yo le sonreí porque aún simulaba estar dormida. Yo besé su mandíbula, su barbilla, sus mejillas, su frente y su nariz, ya para eso tenía sus mejillas coloradas y una sonrisa en sus labios.

-Buenos días- Murmuró ella besando mi frente

-Buenos días, Perrie- Le dije pasando mis brazos detrás de su cuerpo y presionándola en un abrazo, donde aproveché y estiré mis articulaciones. No quería dejar de estar así nunca. Pero para mí mala suerte esta vez la rubia si se quería levantar.

-Un rato más, por favor- Le rogué acurrucándome.

Ella soltó una risita y dejó que su cuerpo y el mío se juntara, estaba segura de que esta era una de las mejores sensaciones de la vida. Dormir con Perrie ya no se me hacía raro, me resultaba genial sentir su cuerpo junto al mío en medio de la soledad que anteriormente experimentaba.

Luego de un rato Perrie se bañó mientras yo preparaba un par de cafés, luego de que ella salió yo hice lo mismo, recogí mi cabello en una coleta e íbamos a salir, pero antes de eso, tocaron mi puerta.

-¿Esperas a alguien?- Preguntó la rubia frunciendo el ceño

-De hecho no- Admití

Abrí la puerta y me encontré con una figura familiar, Jhon...

-Hola, Jade Amelia- Me saludó con una de sus radiantes sonrisas, yo le correspondí y nos abrazamos un momento.

-¿Perrie?- El hombre le preguntó a la rubia

-Señor- El me miró confundido, tal vez por las horas que eran y yo estaba con la amiga de su hija, de la cual por un momento me olvidé. Ellos también se saludaron

-¿Qué tal el apartamento, la ciudad, te gustan?- Preguntó pasando y tomando asiento. Yo asentí y Perrie y yo nos sentamos junto a el – Perrie, ¿tú qué haces por acá? Recién me vengo enterando de que son amigas

-Sí, señor, me quedé porque vamos en una clase juntas y nos tocó un proyecto- Explicó con fluidez, lo había preparado, yo sonreí- La sorprendida soy yo, no sabía que se conocían.

-Él es el abogado de mi madre, Pez- Comenté, ella se sorprendió, pero intentó disimularlo.- No habías venido antes, sorprendente de tu parte, Jhon.

-He estado algo ocupado, Jade, sabes cómo son las cosas- Yo asentí- No vengo por mucho- El miró de reojo a Perrie, como exigiendo privacidad

-Ella puede quedarse, tiene mi confianza- Ahora mi voz se escuchaba más profesional, fría y calculadora

-No lo dudé ni un momento, Jade- Admitió el riendo- Solo vengo a entregarte las llaves de tu auto, y también a ver como estabas, si pues te había gustado el lugar, la escuela, cosas así- Yo asentí, típico de la mano derecha de mi madre

Nos levantamos luego de hablar un rato, y bajamos a ver el auto que hasta donde tenía entendido estaba en el garaje. Cuando vi aquella nave quedé boquiabierta, al igual que Perrie, que inmediatamente se montó, así por fin tuve un momento a solas con Jhon.

-¿Cómo está ella?- Le pregunté sin despegar mis ojos de la rubia

-Está bien, dentro de lo normal- Murmuró el- Ella está bien, Jade, te lo prometo- Yo asentí y luego lo abracé, ya se iba- La próxima vez avísame que vendrás- Murmuré en su hombre, el rió y me miró

-Sabes que no soy un hombre de llegadas anunciadas- Yo acomodé su traje y le sonreí

-Ten un buen viaje- Susurré, el revolvió un poco mi cabello y se fue. Me quedé recostada viendo a Perrie encantada con el auto. Ella al darse cuenta de que Jhon se había ido, se bajó extrañada, seguramente quería despedirse.

-La última persona que pensé que sería el abogado de tu madre era el padre de Leigh- Yo reí y la abracé, luego de tantas sensaciones necesitaba en verdad sentir su afecto, al principio extrañada (Supongo) no me siguió el abrazo, pero luego sus brazos me estrecharon a su cuerpo y me sentí como en casa.

-Vamos a desayunar ¿Te parece?- Le dije encontrándome con esos preciosos ojos- Tu manejas- Le tiré las llaves del auto nuevo y ella sonrió mucho, estuve muy feliz al ver su expresión.

El auto como Perrie lo había descrito unas mil veces, era muy genial, liviano, por dentro era una maravilla. La rubia y yo cantábamos canciones, su voz era la mejor melodía que mis oídos podían escuchar, podría jurarlo, verla de esa manera tan relajada, y feliz de la vida era lo mejor que mis ojos podían admirar.

Llegamos a una cafetería algo lejana de casa, nos acomodamos en una mesa en la parte de afuera y Perrie pidió un par de cafés y panes para nosotras.

-¿Hace cuánto conoces a Jhon?- Preguntó Perrie jugando con una servilleta, al parecer la pregunta le resultaba incomoda

-Desde que nací- Le respondí mirándola con confianza- Es mi padrino, de hecho- Ella detuvo su movimiento y se quedó sorprendida

-Jade, si no quieres hablar de algo conmigo yo....

-Me encanta hablar contigo, puedes preguntarme lo que sea, Pez- Acaricié su mano- Eres importante para mí, y quiero que nos tengamos confianza- Ella me sonrió y se acercó a mi, al parecer para besarme, ahí me puse nerviosa

-Su pedido- Nos separó una muchacha con una canasta llenas de panes y en la bandeja también estaban los cafés, Perrie resopló fastidiada y yo reí.

Comimos mientras discutíamos acerca de política, y feminismo. La postura que tomó Perrie durante nuestra discusión era madura y seria, llena de argumentos convincentes y en especial lógicos, encontrarme con esta faceta de la chica rubia era genial, su mirada puesta en mi con su ceño levemente fruncido le daba una apariencia realmente sexy.

Terminamos y emprendimos nuevamente el camino, esta vez Perrie manejaba sin sentido alguno, solo disfrutando de la presencia de la otra. La música pasaba a un segundo plano cuando hablábamos. Manejó tanto que estábamos a las afueras de la ciudad, reímos al darnos cuenta de su descuido.

-¿Te gustaría acampar?- Preguntó Perrie

Yo sonreí confundida por su repentina pregunta- ¿Qué?

-¿Te gustaría acampar?- Repitió, y sus ojos estaban brillantes, su sonrisa le ayudaba a mi convencimiento

-Sí, me gustaría- Respondí recostándome al sillón y soltando un suspiro.

Ella aplaudió feliz de mi decisión. Volvimos a casa y Perrie recogía sus cosas.- ¿Cuándo iremos a acampar?- Pregunté recostada en la puerta dedicándole atención

-A final de mes- Respondió cerrando su bolso- Le diremos a los chicos y entonces iremos juntos.

-De acuerdo- Dije dándole paso

-Eres la mejor-Dijo ella poniéndose frente a mí, bastante juntas por lo pequeño que era el marco de la puerta. Ella puso sus brazos a los lados de mi hombro y yo le sonreí siguiéndole el juego, su nariz tocó la mía y jugaron entre ellas.

-Tú eres la mejor- Dije pérdida en nuestro leve contacto

Casi pude sentir sus labios sobre los míos, pero la puerta sonó, la rubia suspiró exasperada, yo le sonreí y besé su barbilla.

-¡Me quiero matar!- Dijo Leigh cansada. Sin siquiera saludarme se tiró al sofá

-También me da gusto verte- Dije riendo mientras cerraba la puerta.

-Hola Leigh Leigh- Dijo la chica de ojos azules sentándose en el piso, al lado de la morena.

-Hola... ¿Perrie?- Ahí se percató y nos miró extrañadas-¿Qué hacen?

-Ayudaba a Jade con su proyecto de artes- Dijo fingiendo despreocupación.

-Pez, no sabes dibujar, mucho menos desnudos- Dijo la rizada

Yo jugué con mis dedos y Leigh se dio cuenta, ella sonrió con picardía.

-Olvidemos esto- Ella volvió a acostarse en el sofá- Estoy demasiado cansada, odio historia.

Nosotras reímos... Cuanto las quería.

Aprendiendo a vivir, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora