Capitulo 11

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Me desperté y era de madrugada aún, iba a tallar mis ojos, pero mis manos estaban aprisionadas a un cuerpo, Perrie. Volví a cerrarlos y me dejé envolver en el olor de su cabello, era como estar en un paraíso sin final, la mayor paz del mundo.

-Ella solo estaba borracha, Jade- Me susurré a mí misma aún con los ojos cerrados- El alcohol hace actuar a la gente sin razón- Mi voz se cortó ¿Quería llorar? ¿Por qué llorar por una chica que recién conozco?

Perrie se removió causando que mis pensamientos se esfumaran, su cara se escondió en mi cuello y abrí mucho los ojos cuando sentí su respiración contra mi cuello, definitivamente iba a morir esta noche. Luego de obligarme a cerrar los ojos pude dormir.

-¿Pez?- Murmuré moviendo mi mano, no había ningún cuerpo a mi lado, abrí los ojos de repente. La cortina estaba cerrada, Perrie la cerró seguramente para que el sol radiante no me molestara. Tomé mi celular después de tallar mis ojos, eran las 12:17 Pm, me sobresalté y me levanté de repente

-¡Maldición!- Exclamé cuando pisé el piso frío- Que buen comienzo de día ¿Eh, Jade?- Me dije a mi misma

Amarré mi cabello y me dispuse a salir de mi cuarto, los pantalones de la pijama me arrastraban y cuando vi a la rubia en el sillón por la impresión me tropecé con mi otra bota del pantalón y caí.

-¡Jade!- Gritó Perrie asustada- ¿Qué te pasó?

-Tropecé, eso es todo- Me puse de pie fingiendo una sonrisa, estaba nerviosa

Perrie me sonrió, yo la vi, estaba aún con mi pijama y estaba completamente segura de que no sabía que la camisa estaba al revés.

-Tienes la camisa, al revés- Ella miró y rió

-No importa- Dijo despreocupada- ¿Me puedo duchar?- Preguntó algo tímida

-Ah, si claro. Puedes hacerlo allí en ese baño o en el de mi cuarto ¿Cuál prefieres?- Pregunté mientras me servía un café

-Tomaré el del pasillo- Ella estaba buscando en su bolso cuando ví que sacó ropa de el

-¿Venías preparada?- Pregunté sonriente

-Cuando voy a fiestas siempre llevo ropa, uno nunca sabe que vaya a pasar- Yo reí y ella hizo lo mismo.

Se perdió en el pasillo y yo seguí tomando mi café, ¿Acaso ella no recordaba? ¿O estaba fingiendo no acordarse? Acaricié mi entrecejo tratando de procesar todas las preguntas que yo misma me hacía. No tuve más opción que ducharme y cambiarme.

-¿Pez?- Toqué la puerta del cuarto de invitados, dónde debería estarse cambiando

-¿Sí?- Respondió abriendo la puerta, dejándome ver una radiante sonrisa

-Buscaré dinero y desayunamos afuera ¿Te parece?- empecé a caminar hacia mi cuarto pero ella tomó mi mano impidiéndome caminar

-Déjame pagar a mí- Hizo ese mismo puchero que en el taxi aquel día y yo inconscientemente asentí- Excelente- Dijo

-Voy por unos abrigos y salimos ¿Está bien?- Ella asintió

Demoré un poco más de lo que calculaba buscando un saco para Perrie y para mí. En medio del silencio de la habitación escuché voces en la sala ¿Perrie estaba con alguien? ¿Acaso era Leigh? Salí de inmediato con los sacos en mi brazo

-Tú no eres mi tía- Escuché una reconocible voz de niño pequeño. Pronto los ojos del castaño se encontraron con los míos y corrió hacia mi dirección

-Maldición- Susurré

-¡Tía!- Se lanzó el niño de 9 años a mis brazos-¡Te extrañé muchísimo!

Aprendiendo a vivir, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora