Capítulo 47.

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Night Changes - One Direction

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Night Changes - One Direction.

Ninguno habla. El sol se esconde lentamente y Harry descansa su cabeza en el hombro de Edward. Sus brazos están entrelazados por debajo de aquella chaqueta de lana y se encuentran tan cálidos que ninguno de los dos quiere moverse.

— Yo quería regresar — la voz de Harry hace sentir más despierto a Edward; éste le da una mirada fugaz y le pega los labios a los rizos. — Creí que iba a vivir contigo otra vez, pero ya veo que no.

— Harry... — comienza a hablar y su hermano asiente con una sonrisa nostálgica.

— Estamos envejeciendo — suspira. — Lo he pensado y por fin nos estamos independizando.

— ¿Eh? — Harry se ríe ante la confusión de Edward y se levanta para encararlo.

— O sea, después de tantos años finalmente nos vamos a separar.

Edward hace una mueca, su mano se encarga de apretar el brazo de Harry y lo hace acostarse nuevamente sobre su hombro.

Harry huele a frutas tropicales en medio de aquella nieve, huele a playa y a plantas calientes. Edward es más como la yerbabuena, huele a eso y a tierra mojada.

Dos cosas completamente distintas.

— ¿Harry? — llama.

— ¿Hmm? — carraspea y sus ojos se encuentran fijos en el movimiento del agua en el lago.

— Quiero que me digas, qué es lo mejor que he hecho por ti.

Harry se ríe y Edward frunce el ceño.

— Nacer — voltea a verlo y lo abraza por debajo de la chaqueta.

Edward sonríe y acomoda su mentón encima de los rizos largos de Harry.

— Y aquella vez que me estaba ahogando con lasaña y me salvaste, o cuando me comprabas mi helado preferido al salir de la escuela y luego guardabas la envoltura para decirle a mamá que habías sido tú quien se lo había comido y no me regañaran a mí.

— Que tonto era — pone los ojos en blanco y Harry cierra sus orbes verdes.

— Aquella ocasión cuando fuimos a la playa y una medusa me atacó, me cargaste hasta que llegamos al hospital; joder que fuerte eras.

— Y tú eras algo relleno.

— ¿Algo? Era un cerdo.

Edward ríe fuertemente y Harry hace un puchero.

— Vale, no tanto así. Pero si tenía unos kilos encima.

— Recuerdo cuando la profesora de inglés nos confundía — dice Edward.

— Oh por Dios, es cierto — Harry sonríe. — Hasta que le gritaste...

— ¿¡No se da cuenta de que mi hermano tiene un lunar debajo del hoyuelo y yo no?! ¡Deje de llamarme Harry! — repite las palabras que algún día se atrevió a decir.

Edward & Harry. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora