Capítulo dos.

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   Ya a finales de Mayo de 1423 los reyes pudieron notar que sus intentos de procrear habían resultado, pues a su majestad se le notaba una curva en el vientre. De seguro había algo allí adentro y no hablamos de comida en exceso, era un humano en formación.

Se veía en ambos reyes una gran felicidad cada vez que el vientre de la reina se hacía cada vez más y más grande.

A mediados de Enero el tan ansiado día llegó. El rey se encontraba con su consejero.

— Mi queridísimo y leal consejero, mi gran y astuta mano derecha, hay un favor que debo pedirte en estos momentos.

—Dígame, soy todo oídos y escucharé lo que necesite decir o mandar.

—Sabes que mi mujer ya está a punto de parir, quería que fueras en busca de los mejores médicos del país, y por favor no se demoren mucho en traerlos, tal vez los necesitaremos muy luego.

—Encantado estoy de ir en busca de aquellos que atenderán el parto de la gran soberana, tengo por algún lado la lista de los dos, ¡no!, traeremos a los tres mejores médicos de Isúh.

—Hahaha, como siempre tan preocupado por nuestro bienestar y por el del reino.

—Han sido los mejores reyes, ¿Cómo no considerar el que podemos ir mejorando aún más?, no hemos tenido conflictos ni crisis y nada malo por el estilo ha sucedido.

—Tampoco hubo con el reinado anterior, no es para tanto.

—Nuestro reino ha sido y será próspero, seremos los mejores.

—Siempre, siempre lo seremos.

—Ahora, si me lo permite, iré por mi lista.

EL consejero, fue a una habitación aledaña a la biblioteca real y de allí sacó unas hojas con el nombre y ubicación de los médicos de Isúh. Fue hasta el rey nuevamente cuando terminó de leer la información y guardársela.

—Mi querido rey, ya estoy listo, mientras antes salgamos, antes estaremos aquí, no hay que perder tiempo.

—Me gusta tu entusiasmo Tobías, eres joven, sabio y energético, ¿qué más podría pedir de ti?, Eliseo, te acompañará, es de los mejores guardias que tengo— se dirigió hacia un enorme pasillo y gritó— ¡Eliseo, ven hacia aquí!

— ¿Hay algo que quiera de mí, su majestad?

—Quiero encomendarle un encargo junto a Tobías, toma tu espada y protege a los que vengan con ustedes, si debes matar, aniquila a quien sea, pero solo si están en verdadero peligro.

—Como usted ordene.

—Ahora bien, síganme para que puedan partir de una vez.

Los tres se dirigieron hacia el patio, era inmenso, caminaron alrededor de quince minutos y luego de cruzar una dorada reja se encontraron con numerosos carruajes, sin perder tiempo Tobías y Eliseo tomaron el primero y salieron de los terrenos reales a una rápida marcha. Por otro lado el rey se devolvió al castillo y se encontró con su hermosa dama en los jardines principales.

—¡Vaya!,mi reina, ¿qué haces por aquí?, deberías estar descansando.

—Quería sentir el aroma de las flores y también disfrutar del aire libre, bueno, no solo yo, ya tú sabes, también que este bebé pueda tener experiencias desde ya.

— ¿Qué gustaría que fuera?

—Un gran hombre, será un gran hombre.

—Por mi parte, quiero una niña, estoy seguro que eso será.

— ¿Quieres apostar algo?

— No gracias, si pierdo, no quiero perder mi reinado.

—Lo perderás tarde o temprano por este ser— rió la reina.

—Bueno, ya sabes, más vale tarde que nunca, pero por ahora, que siga siendo nuestro.

Conflicto de los reinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora